The Hateful Eight: el Cine de Quentin Tarantino en piloto automático

Cine caribe

Quentin Tarantino es posiblemente hablando hoy, el director y guionista de cine de los EE.UU. con criterio propio de mayor envergadura.

Desde los 15 años (N. 1963), se ha dedicado a forjar un cine crítico de todo, con una identidad muy de él. Desde los 15 años dejó la escuela y se dedicó a ver películas. Hoy sigue siendo un autodidacta aficionado al cine, donde ha sabido despuntar como pocos lo han logrado.

Tarantino, en su octava película realizada, nos invita a re-visitar el tema de las películas de vaqueros, con un humor a ciegas. En The Hateful Eight (Dir. Quentin Tarantino, EE.UU., 2015), nos invita a pensar en los orígenes del sueño americano trastocado por una vida post-bellum. La película se desarrolla en Wyoming en el 1869.

Quentin Tarantino como un buen historiador nos recuerda que toda persona que desee entender cómo los EE.UU. se estructuraron, se desarrollaron y cómo piensan, debe volver a la guerra civil americana de 1861 a 1865. Sólo a partir de ese episodio es que se puede comprender como actúa hoy el gobierno de dicho país, y sobre todo su gente, desde una óptica jurídica, política y cultural. Pero, también a partir de dicha guerra civil, se puede comprender como se constituyó la estructura social y económica de los EE.UU. El pasado en los EE.UU. es siempre el presente. Esto ya lo había intimidado en otras de sus películas, en particular en Njango (Dir. Quentin Tarantino, EE.UU. 2013), pero es en The Hateful Eight donde lo desarrolló con gran maestría.

En la película The Hateful Eight, Tarantino explora otro tema ya iniciado en su filme anterior Njango, que versa sobre los inicios del sistema de justicia criminal del gobierno federal de los EE.UU. No obstante, en The Hateful Eight, Tarantino conceptualiza mejor el asunto. Para el expansionismo del llamado “Oeste Americano”, Tarantino introduce el concepto de “justicia fronteriza”. Este concepto es novel, no existe en los debates de los historiadores de los EE.UU. pero sin lugar a dudas, habrá de influenciar el mismo.

Como bien ha documentado Tarantino en sus últimas dos películas, el sistema de justicia criminal de los EE.UU. se fundó sobre varios ejes que no han podido ser erradicados. Estos son, el racismo, un sistema privado de cazadores de fortunas, y un concepto que se ha modificado parcialmente, el cual gira en torno al cuerpo del delincuente, y no en torno a la vida de éste. Es decir, la justicia federal que operó durante el siglo 19, lo hizo como una actividad privada, y solo se preocupaba por traer vivo o muerto, ante los interlocutores de la justicia, al cuerpo del delincuente. Este dato que desarrolló Tarantino es, genuinamente hablando, muy novel. Pero más que nada es su intervención política que nos permite comprender el porqué de tanta desigualdad y discrimen hoy en los EE.UU.

Es de esta forma que podemos comprender el porqué de su participación en la jornada de octubre de 2015, del movimiento contra el racismo en los servicios policiacos en los EE.UU., Black lives matter. En dicha jornada Tarantino participó repudiando los asesinatos que ocurren hoy en suelo de los EE.UU. de hombre negros a manos de policías blancos.

La historia de The Hateful Eight no es muy distinta a lo que Tarantino está haciendo con su vida pública. La película es una denuncia de como en el estado de Wyoming, donde se libraron grandes batallas contra el indigenismo americano, el racismo, de tono menor contra los negros, también fue una constante. La historia se desarrolla en el hostal de Minnie (Dana Gourrier), el cual queda antes de llegar al poblado de Red Rock. En dicho hostal se encuentran entonces todos los personajes que se pueden dividir entre agentes privados de la justicia y delincuentes que se enfrentan a la justicia privada.

Las actuaciones de todos los actores y actrices son excelentes. Iniciando por el Mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackon) quien fue un destacado guerrero a favor de la federación, durante la guerra civil americana. El detalle más importante, lo cual es parte cierto y parte creado por Tarantino, es explicarnos hoy en el 2015/16, que hubo soldados negros que lucharon a favor de los federalistas en la guerra civil. Este detalle es muy importante, pues la película se desarrolla a partir del mismo, y de una carta especial que guardaba Warren de correspondencia privada con el presidente de los EE.UU., Abraham Lincoln. Los parlamentos entre Warren (Jackson) y Coronel Sandy Smitters (Bruce Dern), un soldado confederacionista, son el centro de la película. De igual forma los diálogos de Warren (Jackson) y Sheriff Chris Mannix (Walton Goggins), al cierre de la película, merecen ser analizados profundamente.

Que pasa entre los 10 personajes que habitan por unas horas en el hostal de Minnie es algo que usted debe averiguar. Pero por actuaciones, por la trama y por la estructura de la película, la cual se divide en seis partes, usted debe ir a verla en más de una ocasión. Sobre todo, corroborar que toda la película, como bien apunto Tarantino luego del éxito de Inglorious Basterds (Dir. Quentin Tarantino, EE.UU., 2009), que la historia no es la que nos cuentan sino la que uno se quiere imaginar. The Hateful Eight es un homenaje a los héroes y heroínas, reales o imaginados, de origen afroamericano, que contribuyeron a un país y gobierno de los EE.UU. más justo y equitativo.

La película es larga, pero vaya preparado a comprender cada parlamento, cada detalle visual, y sobre todo la simbología de la nación de los EE.UU. Es un gran filme, y ésta en conjunto con Inglorious Basterds y Njango, son parte de una trilogía de repensar la historia americana que Quentin Tarantino promueve.

Vaya a verla sin restricciones. Es un filme muy importante.

Crédito foto: Georges Biard, Wikimedia Commons, bajo licencia de dominio público (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en)