Ocho años de edad, un poemario y una ninfa

Voces Emergentes

altLa poeta Sarah Dalilah se apodera del escenario. Esta es la grandiosa noche en que la ninfa, aprendiz de musa, nos presenta su primer poemario: Sueño mágico entre versos de mi infancia. De pronto, todos olvidamos que esta poeta, Sarah Dalilah Cruz Ortiz, cuenta con tan solo ocho años sobre el planeta y nos está impartiendo una gran clase magistral.

La maestra sabe que escribe; de sus letras se desprenden nombres tales como Julia de Burgos, Luis Palés Matos, Oscar López y Lola Rodríguez de Tió. Muchos de nosotros tardamos años en adquirir la destreza de creer en nosotros mismos sin juicios, complejos o dudas. Siendo así, el público se dispone a recibir el fruto de la siembra en verso.

Ciertamente, el mayor de crédito por este logro corresponde a su madre Solimar Ortíz Jusino, y el apoyo viene de un colectivo de musas boricuas que se auto denominan Las Musas Descalzas, magistralmente lideradas por la Musa mayor, Lala García. Las Musas también son las “tías” y este hermoso poemario está complementado por los poemas que las “tías musas” le escriben a su ninfa aprendiz. Sarah fue bautizada “Ninfa” como parte del ritual de iniciación, en cuanto la joven poeta comenzó a aportar sus piezas en las presentaciones del colectivo.

En la antigüedad, cuando un niño nacía, la tribu entera lo recibía y cuidaba de la cría. La ninfa Sarah recibió el cuidado versado de este grupo de mujeres poderosas, valientes y empoderadas que han “cogido la vida por los versos” para crear un frente unido de poesía a forma de espada y escudo, en uno de los períodos más retantes de la historia de nuestro país.  En un momento en el que muchos que no han logrado entender el poder detrás de la creatividad y agonizan, las Musas escriben, publican, lideran jóvenes y cultivan nuevos poetas. Cuando la ninfa Sarah toma el escenario, no solo brilla ella, sino que también brillan las Musas y el país, sin saberlo, recibe la luz que muchos piden día a día en sus oraciones.

Su madre, mentora y maestra (Sara y Solimar son maestra y estudiante mediante el recurso de “home schooling”) comparte: “El libro es una muestra de que todo lo que nos proponemos lo podemos lograr; es una demostración de amor y solidaridad. Cada niño viene con un propósito claro y la función de los adultos es ayudar al niño en la consecución de sus sueños.”

Ciertamente, la vida es un proceso en el que hay que entender los ciclos de muerte y resurrección. Hoy, día en que la comunidad cristiana celebra la resurrección de Jesús, el Cristo, maestro espiritual y guía supremo, muchos sienten el alivio de recordar que después de cada muerte volvemos a la vida. No es solo un proceso individual; los pueblos también mueren para resucitarse en una nueva luz. Al escuchar a la ninfa Sarah, recordamos que es imprescindible en el proceso de volver a nacer, reconocer que todos somos creativos y creadores. Somos capaces de poner nuestros talentos, a la edad que sea, al servicio de la humanidad. Sabiendo esto la gran pregunta es: “¿Y que nos detiene?” La respuesta siempre es la misma: EL MIEDO.

Pues, resulta que esta genial niña poeta también cuenta con la sabiduría que solo reconocen aquellos que hemos estado expuestos a las “almas viejas”. A la pregunta del público, “¿qué es la poesía para ti?” La respuesta inmediata sin mirar a su mamá ni a nadie más es: “Es como puedo expresar mi alma.” Demás está decir que el público estalló en aplausos, entre la sorpresa y la admiración. Por supuesto, no podía faltar mi interrogante. Como coach de vida me paso los días recordándoles a las personas su poder. Muchos han dejado de existir porque “el qué dirán” se vuelve la regla que rige su vida. Al ver la seguridad con que esta niña toma un micrófono, declama un poema o responde una pregunta altamente existencial, lanzo mi interrogante: “Sarah, ¿qué tú le dirías a las personas que aún no se atreven a pararse frente a un público, o a publicar sus poemas o a hacer sus sueños realidad?” Con portentosa calma, certeza y velocidad, la ninfa asesta: “Yo les diría que confíen en ellos mismos.” Entrevistar a la ninfa Sarah Dalilah se siente como caer por el túnel de Alicia en el País de las Maravillas y aterrizar en una película de Pedro Almodóvar. No hay palabras para describir lo que se siente tener a la esperanza brillando frente a ti…

Sarah no tiene miedo alguno. Se coloca de pie, decidida, frente a un micrófono, poemario en mano (el suyo propio) y dicta la cátedra de la valentía que dejaría a muchos temblando de rodillas, implorando compasión. Sarah es el futuro de un país cambiante, emergente, transmutando a un nuevo renacer en el cual las personas deben apostárselo todo a su poder creador. Si no creamos juntos, no habrá patria y si la tribu, comunidad o familia, como prefiera llamarle, no reconoce la importancia de apoyarnos los unos a los otros, comenzando por nuestros niños, entonces el dolor será la lección suprema para propulsar un ya iniciado despertar en consciencia. No es necesario despertar a una nueva realidad desde el dolor, si con amor hacemos patria creando belleza desde la grandeza de nuestras almas, como nos enseña la maestra Sarah. No hay porqué sufrir. Hay que mirar a Sarah. Es meritorio darle el crédito por poeta, por creadora, por poderosa musa en potencia, pero, sobre todo, es meritorio reconocerla como la luz que se levanta en medio de las tinieblas.

Tenemos de frente una página, un canvas, un país en blanco. Desde el vacío se crean las más excelsas obras y juntos todos, tenemos la capacidad de co-crear un país en luz. Se requiere valentía, no juicio y sobre todo, es imprescindible dejar al lado los egos que afirman que un buen poema solo lo escribe el literato con un Ph.D. El mejor poema tiene un solo origen: el alma. Si no me cree, pregúnteselo a la ninfa Sarah.