Hilary Clinton y la lucha por la equidad llega a la presidencia de los EE.UU.

Derechos humanos

Este pasado martes, Hillary Clinton logró la nominación como la primera mujer candidata a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata.

Esto supone un logro increíble para todas las mujeres que participan activamente de la vida en sociedad y aportan a la economía, luego de casi 100 años de que se reconociera nuestro derecho al voto.

Sin embargo, como era de esperarse, sobre eso no ha girado la discusión. Más bien, la conversación se ha enfocado en ridiculizar el rol de la figura masculina, esposo de la candidata presidencial y ex Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton.

Periodistas estadounidenses se han preguntado: "cuál será el rol de Bill, como "primer caballero" de la Casa Blanca? Estará a cargo de la remodelación de la Casa Blanca?, le tocará encender el árbol de navidad?" entre otras más absurdas.

Esta reacción tan desacertada me hace repensar cuánto realmente hemos avanzado en el tema de géneros y sus roles, capacidades y etiquetas sociales. Cuál es el alcance real del principio de igualdad y equidad de géneros que nos enorgullece pregonar?

El derecho a la identidad y a la dignidad propia es un derecho humano reconocido internacionalmente. Somos cada uno y una, como individuos únicos e independientes, quienes definimos nuestra identidad o identidades.

Cualquier trabajo, labor, oficio dignifica al ser humano. El trabajo del hogar, sin duda es uno de las labores más retantes de la vida diaria tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, sugerir que la labor y lucha de tantas primeras damas estadounidenses se limitó a las tareas del hogar, me parece no solo equivocado pero, como mujer, indignante.

Precisamente, el ex Presidente Bill Clinton expresó sobre su elección en el 1994 "you get two for the price of one". Esto en clara referencia a las capacidades y espíritu laborioso de su pareja, Hillary.

Ya ha pasado, en demasía, la hora de reconocer en la mujer y en el hombre las mismas capacidades para desempeñar cualquier rol y no solo aquellos impuestos por prácticas retrógadas de otros siglos que nada tienen que ver con nuestra realidad.

La vida en pareja y el matrimonio debe entenderse como un equipo. En donde en lugar de divisiones, lugares y roles exista trabajo en conjunto, propósitos y metas cónsonas y un espíritu de participación equitativa y no de competencia.

Sin duda, la nominación de una mujer como candidata a la presidencia de los Estados Unidos es histórica por muchas razones tanto para las mujeres como para los hombres, así como para las diversas formas de familias, parejas e individuos.

No hay vuelta atrás.