Hay un fuerte debate en casi toda América Latina y parte del Caribe, en la necesidad de descolonizar el presente. Es decir, y más allá de los debates académicos de estudios post-coloniales, la pregunta es: ¿Cómo justificamos el presente, como normal, a partir de los significantes con los cuales hemos vivido, que muchos de ellos son parte de un legado colonial y desigual?
El excelentísimo presidente de Bolivia, Evo Morales, lo planteó en una conferencia de empresarios el pasado lunes en Cochabamba, Bolivia. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández desea plantear que el caso en disputa de las Islas Malvinas es un acto de colonialismo tardío, y desea plantear esto ante el Comité de Descolonización en la Organización de Naciones Unidas. Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, se lo planteó de igual forma al presidente Barak Obama en una reunión hace unos meses, en torno al tratamiento de iguales entre ambos países. En particular cuando Brasil es a partir del 2012, la sexta potencia del mundo, antes que Inglaterra, Alemania e Italia.
En fin, que vivimos cambios culturales que nos fuerzan a mirar el pasado para determinar como continuar en el presente y en el futuro. En todo caso, este proceso tardará muchos años, sino siglos. Lo importante es echarlo a andar, y seguir puntualizando en todo momento, que muchas de nuestras prácticas sociales, no son necesariamente las más neutrales. Son un acto de colonialismo y como tal deben ser erradicadas.