El legado de Fidel ante Donald Trump

Voces Emergentes

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La esencia de las campañas comunicacionales de las grandes corporaciones de prensa que responden a los dictámenes de los laboratorios de guerra psicológica de la CIA, Pentágono u otra Agencia de EEUU está develada desde 1959 por Fidel y constituye un componente clave de su legado. La demagogia, los sofismas y la doble moral con que los adversarios de Fidel siempre lo han atacado dan cuenta de los temores que siempre sintieron ante el Barbudo mayor de la Sierra. “El colmo es que –dice Fidel a los delegados obreros al Congreso- mientras por un lado insultan, por otro proclaman que no hay libertad de expresión.

Mientras por un lado insultan y escriben cosas que jamás se atrevieron a escribir contra gobernantes corrompidos, criminales y saqueadores, por otro lado todos los días aparece un cable de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) o de cualquiera de esos organismos, hablando de que no hay libertad de expresión en Cuba” (FC 15/12/59). La revelación oportuna de las contradicciones flagrantes de la burguesía o del adversario en una batalla es otra característica del legado fidelista aparecida en su discurso desde el inicio de las propias transformaciones sociales.

“Incluso -explica Fidel- se indignan de que el gobierno se defienda, se indignan de que el gobierno hable, se indignan de que el gobierno responda y se indignan de que el gobierno responda cuando no solo están insultando por insultar y calumniando por calumniar, sino que calumnian tratando de deparar a la patria días de sangre y de luto, calumnian para abrir la vía ancha a los mercenarios y a los criminales, para abrir la vía ancha a los intereses extranjeros, para abrirles el camino a los agresores de la patria, para abrirles el camino a los invasores de la patria, para abrirle el camino a la intervención extranjera; porque el juego en que están hoy algunos periódicos, el juego en que está hoy la reacción, es un juego consciente, premeditado, estudiado y deliberado, de promover la intervención extranjera en nuestra patria”(FC 19/9/59).


LA BUSQUEDA DE LA UNIDAD PARA ENFRENTAR AL ENEMIGO

Otra particularidad genética del pensamiento de Fidel que constituye un factor de unidad popular y por tanto una fortaleza del legado fidelista al que teme Trump y cualquier oligarquía es el principio de no contradicción entre creyentes religiosos y no creyentes que reconocen los líderes seguidores de Fidel. Desde aquel discurso a los trabajadores azucareros cubanos (para Venezuela es como a los trabajadores petroleros), Fidel comenzó a delinear lo que años después se conoció como política partidista hacia la religión y la iglesia. “Quisieron crear problemas y conflictos entre la conciencia política y la conciencia religiosa del pueblo –dice el líder cubano- cuando son dos conciencias que pueden marchar perfectamente juntas cuando se basan en la justicia, cuando se basan en el bien”. Y continúa: “No creo que pueda haber una sola medida justa en la sociedad humana, no creo que pueda haber una sola obra buena en la sociedad civil de los hombres, que no quepa en una sana y justa conciencia religiosa” y después argumenta, “porque si la religión es encarnación de un sentimiento justo y un sentimiento noble, si es la encarnación de una idea buena, de una idea del bien, la Revolución es la encarnación de los principios más nobles del hombre, de los principios más justicieros del hombre” (FC 15/12/59). Tan pronto como al concluir el primer año de poder rebelde, ya Fidel comenzaba a definir el concepto de Revolución que cuarenta y un años después la expondría en la Plaza de la Revolución, casualmente en presencia del invitado y joven bolivariano Nicolás Maduro.

Cuatro meses después de la alerta de Fidel a la clase obrera para prepararse ante el combate que se avecinaba, más de mil mercenarios preparados y armados modernamente por EEUU, partieron de países centroamericanos gobernados por dictaduras militares, para invadir a Cuba pero en Playa Girón encontraron la resistencia popular militar de las milicias obreras, la policía y las fuerzas armadas cubanas, mientras el resto de la clase obrera se mantenía en la producción y redoblando la vigilancia. En solo 72 horas fueron vencidos los mercenarios y el legado de Fidel siguió nutriéndose.


EL SOCIALISMO COMO GARANTE DE LA PATRIA SOBERANA E INDEPENDIENTE

Durante el mandato de Kennedy fue que el líder cubano respondió con más firmeza soberana a las intenciones de EEUU, no solo consolidando la nacionalización de empresas norteamericanas que habían monopolizado los servicios básicos y la monoproducción del país: el azúcar; sino definiendo el rumbo político de Cuba proclamando, junto al pueblo enardecido y movilizado por los bombardeos yanquis del 15 de abril, el carácter socialista de la Revolución, un día antes de que Cuba fuera invadida por los mercenarios de EEUU que desembarcaron el 17 de abril de 1961 por Playa Girón y Playa Larga.

Días después de la derrota imperialista, Fidel expuso por primera vez en la Revolución el concepto de Patria y las líneas centrales de la política nacional y exterior que son parte sustancial de su legado, y lo hizo el 1ro de mayo ante más de un millón de verdaderos y verdaderas patriotas que desfilaron durante 14 horas en la Plaza de la Revolución. “Por eso los privilegiados y las clases explotadoras –explicó Fidel en el acto- no podían tener un verdadero concepto de la patria, porque para ellos la patria era un privilegio, un privilegio de ellos, donde se apoderaban del trabajo de los demás, y además querían que otros defendieran esa patria de ellos”. Y acto seguido define al enemigo imperialista: “Por eso, cuando un monopolista yanki habla de patria, cuando un dirigente o un miembro de los círculos gobernantes de Estados Unidos habla de patria, ¿saben a qué patria se refiere? A la patria de los monopolios, a la patria de los grandes capitales bancarios, a la patria de las grandes empresas que poseen solo unos cuantos. Y cuando hablan de patria, están pensando en mandar al negro del sur de Estados Unidos, o en mandar al portorriqueño, o en mandar al joven de familia obrera de Estados Unidos, o en mandar al obrero, a combatir, a morir, a matar y hasta a asesinar, en defensa de esos monopolios y de esos millones que ellos llaman patria”.(FC 1/5/61)

Más adelante Fidel argumenta su tesis con principios políticos que deben articularse para conformar esa nueva y necesaria teoría política del siglo XXI: “Solo adquiere un pueblo concepto verdaderamente de su patria, cuando los intereses de las minorías privilegiadas resultan liquidados, y cuando el país, con sus riquezas y sus oportunidades, pasa a ser un país para todos, patrimonio de todos, oportunidad de todos y felicidad de todos (…). Porque un país que pone toda su inteligencia, y toda su energía, y todo su esfuerzo, hacia un propósito determinado, bien sea defender la patria, como bien sea crear riquezas nuevas para la patria, crear oportunidades nuevas para la patria, lo consigue como no lo podría conseguir jamás una minoría gobernante y explotadora, que no puede arrastrar tras sí al pueblo con todo su fervor y todo su entusiasmo”. Y a continuación precisa: “la Revolución llega al poder con el apoyo del pueblo, en virtud de los sacrificios que el pueblo hizo, de las luchas que el pueblo hizo, de los heroísmos del pueblo; luchando precisamente contra aviones y armas, tanques y cañones yankis Así llega la Revolución al poder, con todo el respaldo del pueblo. Ha estado en el poder, ha gobernado con el pueblo y se mantiene en el poder con el pueblo”. El protagonismo del pueblo, definido por Fidel, con los mismas cualidades mencionadas por Simón Bolívar en Angostura, desde su alegato conocido como La Historia Me Absolverá en el juicio por los sucesos del Cuartel Moncada, comienza a ser resaltado a partir de Girón con mayor fuerza y es hoy rasgo destacado en el discurso socialista cubano.


PROTAGONISMO CONSCIENTE DE LAS GENERACIONES

Fue precisamente en su alegato de defensa (1) en el juicio del Moncada que Fidel reconoció ante sus captores que quien no leía a Lenin era un analfabeto y que José Marti era el “autor intelectual” de la gesta del Moncada. Con esas dos fuentes de su pensamiento, más las ideas de Bolívar, Fidel fue desarrollando su pensamiento. Martí lo marcó para siempre con esa máxima: “Ser cultos para ser libres” mientras Lenin reconocía que “la teoría sin práctica es nula y la práctica sin teoría es ciega”. Todo ese cúmulo de conocimientos articulados en una ideología generaron las primeras políticas sociales de la Revolución Cubana. Fidel y la organización partidista, desde muy pronto comprendieron que el pueblo sin instrucción adecuada y pertinente no podía ejercer el protagonismo necesario para garantizar la marcha de la Revolución y deciden ampliar las oportunidades. “La Revolución se considera –dijo Fidel- en el deber de organizar y establecer el principio de la enseñanza gratuita a todos los ciudadanos del país, y el pueblo se considera en el deber de formar a las futuras generaciones en un espíritu de amor a la patria, de amor al prójimo verdadero, es decir, amor a sus semejantes, amor a su pueblo, amor a la justicia, ¡amor a la Revolución!” (FC 1/5/61). Siete años después diría: “La vida de todo revolucionario debe ser siempre un eterno aprendizaje” (FC 13/3/68).


EL DERECHO DEL PUEBLO A LA LEGÍTIMA DEFENSA Y A LA UNIDAD

Luego de hacer esas afirmaciones respecto a EEUU y que el pueblo haya derrotado la invasión mercenaria, Fidel y la alta dirección de la Revolución no pierden tiempo para preparar la defensa militar ante la inminente invasión de las tropas estadounidenses y deciden solicitar a la Unión Soviética los misiles nucleares de mediano alcance. Un año después de instalados son detectados por EEUU y comienza la llamada Crisis de Octubre, donde Fidel –a decir del Che- brilla como un gran estadista, elemento que forma parte sustancial del legado fidelista para las generaciones actuales y futuras. “Y ese apoyo que recibimos del campo socialista –puntualizó Fidel en el discurso del 9 de octubre de 1962- ese apoyo especial que recibimos, ese apoyo especial que recibimos de la Unión Soviética, ¡a ese apoyo no renunciaremos!, porque ese apoyo solidario (…) es hoy freno de los imperialistas; (…) es contén frente a los criminales, es preservación de la paz, salvación de vidas humanas”. La práctica y ejercicio del derecho del pueblo a recibir apoyo militar y logístico externo ante una agresión externa constituye otra propiedad del legado de Fidel que las nuevas generaciones lo han asimilado totalmente. (FC 9/10/62)

Vinculado a ese derecho, en el legado de Fidel hay una posición de política exterior que nació con fuerza en esos primeros años de revolución: establecer una alianza militar y económica con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, principal adversario de EEUU para la fecha. “Nosotros vamos a tener –describió Fidel en uno de sus discursos- numerosas fábricas, entre otras una gran industria siderúrgica”. Y se preguntó: “¿Cómo la vamos a tener? Con créditos que nos da la Unión Soviética; con técnicos, con proyectos y con técnica que nos facilita la Unión Soviética”, se contestó ante un pueblo reunido con él. Y siguió explicando: “La industria es nuestra; el producto del trabajo es nuestro; y la podremos pagar con una parte de las ganancias, de las utilidades que esa industria implique para el pueblo de Cuba”. Después de cincuenta y cuatro años, esa alianza heredada por Rusia se ve fortalecida con la política de Putin quien recientemente reconoció el deber ruso de apoyar la seguridad internacional de Cuba, lo que para el futuro gobierno de Trump es un verdadero reto de alta complejidad debido a la polarización de opiniones en su propio partido acerca de la política hacia Rusia.

Igualmente, de ese año 1961 es el logro que forma parte del legado de Fidel referido a la primera gran derrota militar del imperialismo yanqui en América Latina, ocurrida en Girón, pero también la primera vez que un gobierno de EEUU aceptara pagar una indemnización de guerra por los daños causados a la Isla y que sirvió para evitar que sus mercenarios pasaran 20 años en las cárceles de Cuba o fueran sentenciados al paredón de fusilamiento.

Si la posición clasista obrera es un eje sustantivo del legado de Fidel, la batalla diaria por mantener una sólida unidad de las filas revolucionarias es una clave imprescindible, y ese es otro de los grandes aportes en el legado de Fidel originado desde los prolegómenos de la Revolución. Resulta muy necesario –decía el líder cubano- “presentar a los imperialistas un frente unido. (…) A nuestro pueblo una orientación: que nuestra tarea es unir, dentro y fuera; eliminar todo lo que nos divida, dentro y fuera; luchar por todo lo que nos una, dentro y fuera. ¡La unidad dentro de los principios, esa es nuestra línea!”.(FC 2/1/63). Objetivos claros, estrategias integrales, tareas precisas y recursos viables, fue una secuencia con que el líder cubano echó las bases de la construcción socialista.

Sin embargo, de Girón y de la Crisis de Octubre o de los Misiles, Fidel y sus compañeros dirigentes sacaron otra conclusión que luego la sintetizaría magistralmente Che Guevara: “Es necesario crear uno, dos, tres, muchos Vietnam” porque al imperialismo hay que vencerlo en sus espacios ocupados en el mundo del sur ya que las potencias nucleares nunca se enfrentarían y por esa vía no se derrotaría al sistema imperial.


EL SOCIALISMO DEBE CONSTRUIRSE CON AUDACIA, INTELIGENCIA Y REALISMO

En el legado de Fidel está implícito el presupuesto de la eficiencia y la eficacia en el combate, del talento y la virtud para solucionar las tareas, y así quedó ratificado años después en la compleja guerra por la independencia de Angola, en la cual las tropas cubanas se solidarizaron con los angoleños para detener las fuerzas invasoras surafricanas y mobuteñas, tanto en 1975 para garantizar el control de la independencia por las fuerzas patrióticas como en 1988 con la relampagueante defensa de Cuito Cuanavale para consolidar la victoria independentista frente a las pretensiones racistas surafricanas.

Para Fidel, Revolución es también “luchar con audacia, inteligencia y realismo”, “es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio”(discurso 1/5/2000). Más de cuatrocientos mil cubanas y cubanos se foguearon en los combates de guerra, por tierra y por aire, factor que hace temer a Trump por estar Cuba preparada, no solo ideológicamente sino diplomática y militarmente con apoyo de Rusia y China para repeler cualquier intento de invasión e incluso de bombardeo o de crear una zona de exclusión aérea como la usada por la OTAN contra Yugoslavia y Libia para destruirlas.

A partir de estas reflexiones sobre el legado de Fidel es que pudieran comprenderse mejor las perspectivas de las relaciones entre la Cuba Revolucionaria y el gobierno estadounidense de Donald Trump y contestarse el por qué fue tan insolente, prepotente y mentiroso al referirse al Comandante en Jefe Fidel Castro horas después de su muerte. Si bien Trump nunca aceptará hacer la más mínima concesión en cuestiones ideológicas, no le quedará más opción que evadirlas si es que quiere de veras volver a hacer de EEUU al menos una gran potencia capitalista, como Canadá, Noruega, Islandia, Australia, Finlandia u otra que no andan invadiendo pueblos, armando terroristas o derrocando gobiernos mediante golpes de Estado dirigidos desde Washington. De mantener la misma visión y acción agresiva de los anteriores presidentes, los pueblos de este hemisferio sabrán colocarlo en su lugar y ajustarle cuentas, sobre todo acelerando la construcción de sociedades verdaderamente soberanas e independientes porque SÍ SE PUEDE.

Notas

(1) El siguiente artículo expondrá la reflexión sobre el legado de pensamiento político que ya aparece en el alegato de defensa de Fidel Castro conocido como “La Historia me Absolverá”.