“Somos escritores porque no nos da la gana callarnos la boca o los dedos”

Crítica literaria
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Entrevista con el escritor puertorriqueño  David Caleb Acevedo

Poema

El ciclo del Nilo: Anubis

I

Hay oscuridades más negras que otras,

como la ausencia de luz

estar en un submarino de guerra en pleno hundimiento

y el oscuro rojo de las luces y los gritos de alarma,

salir del apartamento a botar la basura,

dejar las llaves adentro y quedarse afuera, en el pasillo oscuro,

como seria la muerte,

como oscuros tus ojos de perro o dios chacal.

Has oscuridades más negras que otras

y la tuya, anubis, es el destino de los perros

perseguir para siempre a los hijos de bastet y a los humanos,

encerrarlos en la oscuridad de sus mandíbulas

y dejar la llave a fuera. […] David Caleb Acevedo

 

Traductor literario y legal, poeta, narrador, pintor, David Caleb Acevedo guarda el poema en documento de Word y nos vamos a pasear a la hora de almuerzo por el parque Muñoz Rivera. La vida, el trabajo, la palabra, la traducción, conversamos de tantas cosas. Me comenta que al traducir se convierte en un intérprete de la obra original en inglés, “hay mucho de interpretación envuelto. Se trata casi de una rescritura. Casi es la palabra clave”.  Y es que Caleb no solo piensa en su obra, en su gran calidad humana, siempre está pendiente a sus colegas, difundir su obra, pensar en colectivo.

En el ir y venir de la palabra, nos detenemos a observar una inmensa iguana haciendo malabarismos en una rama. Rápido, el también antólogo inventa una historia fantástica. Y es que Caleb es incansablemente creativo, lee y escribe todos los días, a todas horas. Recientemente publicó y presentó su poemario Empírea o la Saga de la Nueva ciudad bajo el sello editorial Erizo.  Además su novela El Oneronauta se encuentra ya en proceso editorial a su vez va trabajando el poemario El poemario de la memoria.

Ana María Fuster: Hemos hablado muchas veces de que todo participa de la oferta y la demanda, la crisis de la sensibilidad, del pensamiento crítico, el arte y la literatura v. los fast food-culturales   ¿Cómo te ubicas como  escritor en el Puerto Rico actual? ¿Qué te mueve a escribir?

David Caleb Acevedo: “No he encontrado significado alguno en ser escritor. Para mí, no es más que una profesión como cualquier otra, aunque muy mal pagada y mal apreciada. Es una profesión mezquina, como cualquier otra tarea artística en la isla. El arte no tiene demanda en Puerto Rico. Ningún arte. A lo largo de nuestros cinco siglos de historia, no hemos sabido desarrollar un mercado del arte. Y no hemos podido trascender el elitismo del consumo de arte. El resultado lo vemos hoy: la poca gente que lee, prefiere leer a Paulo Coelho y libros donde se venden fórmulas de vida, como El monje que vendió su Ferrari o El secreto, a realmente retarse a leer, qué sé yo, La sataniada o Papeles de Pandora, porque lo último supone lo difícil, lo que de alguna forma te pondría a pensar, y sabemos que siempre ha existido en la isla una desalmada agenda contra el pensamiento crítico, bien llamado ocio, mal pronunciado en la connotación injustamente negativa de dicha palabra. Esta misma gente son los que prefieren comprar una pintura de $15 en Pitusa a ahorrar un poco de dinero e invertir en una obra de un artista puertorriqueño, qué sé yo, de Néstor Millán o Mari Máter O’Neill, que realmente les levante el espíritu diariamente.

“Esto se da en la música y en la arquitectura también. ¿Cuántas emisoras en la banda FM no existen que prometen “música variada”, pero están llenas de reggaetón, y música pop que ha decaído lo suficiente como para convertirse en música “bla-bla-bla”? ¿Cuántas emisoras de música clásica existen? Que yo sepa, sólo Allegro. Es más, ¿cuántas emisoras existen en la isla, dedicadas a la música rock, heavy metal, y la versión más artística de éstas: la metalópera? Que yo sepa, sólo una: Alfa Rock, y ha decaído también, ante la legendaria (o sea, fantasmal o surrealista, o alegada) demanda de música variada… En la arquitectura, lo vemos con esperpentos regurgitados que repiten la misma fórmula de la arquitectura de Miami: las estaciones del Tren Urbano, los shopping centers… No hay una voluntad de construir edificios imponentes, bellos, funcionales, y bien planificados a este país.

“Pues, volviendo a la literatura, es todo lo mismo. Somos escritores porque no nos cuesta otro remedio. Porque no nos da la gana callarnos la boca o los dedos. Porque tenemos que contar historias. Porque creemos que el lenguaje es algo más allá que simplemente una mera herramienta tecnológica de educación. Porque creemos que la lengua es como un hermoso bebé unicornio, poderosísimo en su magia, destinado a grandes y épicos fines, pero que por ahora hay que proteger y cuidar, solo por su mero status de especie en peligro de extinción.”

AMF: Y si a todo esto le añadimos las barreras gubernamentales como la censura. ¿Hay censura institucional a la libertad de palabra y a la literatura en tu isla?

DCA: “Sí. Sí la hay; particularmente por parte del Departamento de Educación de Puerto Rico, entidad que hace varios años escandalizó las letras del país con su censura hacia obras tales como El entierro de Cortijo, y Aura, del recientemente fallecido Carlos Fuentes. La peor censura, sin embargo, se da en la indiferencia. Como escritores puertorriqueños, tenemos claro el hecho de que escribimos “en lo que el hacha va y viene”. Puerto Rico tiene una tradición lectiva riquísima, que se ha ido perdiendo significativamente durante los pasados 20 o 25 años. Pero se puede recuperar. Escribimos para mantener nuestra literatura viva, porque reconocemos que estas crisis son cíclicas. Van y vienen, y la crisis que sufre nuestra literatura no es diferente.”

AMF: ¿Qué importancia le da la prensa a la crítica literaria y a los temas verdaderamente culturales?

DCA: “Quisiera comenzar con mi cuestionamiento a la existencia de crítica literaria en la isla. No existe tal cosa, o por lo menos, no existe un esfuerzo serio, institucionalizado, de hacer crítica literaria responsable. Lo más cercano a eso es una autodenominada crítico literario, a quien personalmente he decidido que “se le ha ido la guagua”.  La prensa seria del país tiene solo dos bastiones, que yo sepa: The Puerto Rico Daily Sun (periódico heredero de The San Juan Star, éste último el único periódico en la isla en ganar el Premio Pullitzer por alguno de sus reportajes) y el Claridad. Los demás son diarios amarillistas que no cumplen realmente con la visión objetiva que nos quieren vender. El Primera Hora, de hecho, utiliza lenguaje mezquino, soez y burdamente vulgar en sus titulares, partiendo de la premisa de que dicho periódico “habla como tú”.

“En cuanto a la prensa televisada y radial, salvo muy pocas excepciones, la realidad es que se ha vuelto tan amarillista y sensacionalista que hasta creo que le conviene a la literatura y su crítica no moverse en esos círculos de chusma.  Ante esta situación, ¿podemos realmente esperar que la prensa escrita, televisada o radial eche mano de su tarea de comunicar la cultura?”

AMF: ¿Qué formas de publicar le recomendarías a un autor inédito en estos momentos?

DCA: “ A un autor inédito le recomendaría que comience a autogestionarse sus libros. Que reúna dinero, pague por su libro, lo distribuya y lo venda él mismo. Total, es prácticamente lo mismo que uno tiene que hacer en Puerto Rico si te publica una editorial mayor. Para eso, mejor lo haces todo tú mismo y recuperas el dinero invertido.”

AMF: Además eres pintor… ¿Qué sensaciones te provee la pintura?

DCA: “Recuerdo mi clase de historia del arte con la Dra. Teresa Tio, cuando nos hablaba de los dibujos de DaVinci. Los bocetos. De cuando Leonardo se fue a las morgues a hacer disecciones a cadáveres para dibujar. Sólo dibujar. Y cómo a través de sus dibujos, pudo entender los mecanismos internos del ser humano. Eso. A veces fantaseo con la idea de poder entenderlo todo o morir en el intento.”

AMF: ¿Dónde te ves de aquí a  20  años?

DCA: “Cuando leí la serie The Sandman, de Neil Gaiman, me encontré con un personaje llamado Despair. Era una gordita, y digo gordita, porque en realidad era pequeña de estatura, que representaba la desesperación. Su reino era un mundo de espejos y niebla. Y ratas. Su símbolo: un garfio. Y es que cuando la desesperación te agarra, es como si ese garfio te estuviera pinchando y halando el corazón. Me quedé prendado de ese personaje para siempre. Me pareció verlo repetido en cada novela, en cada poema que he leído desde entonces. Veo a Despair en Carpentier, en Lispector, en Pessoa, en Plath, García Márquez, aún en Isabel Allende. La encuentro en Rushdie, en Brock Clarke, en Sussana Clark, Violeta Parra, Karen Sevilla, Rafael Acevedo, Stephen King, China Miéville, Úrsula K. LeGuin… La gorda enana aparece en Virginia Woolf, Mario Bellatín, Poe, Yolanda Arroyo-Pizarro, Lovecraft... Es un veneno que se me coló por las venas del tintero y me resulta imposible deshacerme de ella. Y supongo que escribo por eso, por la desesperación. Porque de alguna forma el garfio hincado en mi pecho me dice que no me queda tiempo. Que lo que tenga que hacer lo tengo que hacer ya. Pronto. Sin perder tiempo o comerme la mierda. Dudo que esté vivo en 20 años, y si lo estoy, estaré produciendo como demente, sin dejar pasar las horas, porque sabré que me quedará aún menos tiempo.”

Desafortunadamente concluyo nuestro tiempo inmediato para la entrevista. Miramos el reloj y pronto será hora de regresar a nuestras rutinas laborales (en esas catacumbas jurídicas) tenemos que dejar, por el momento, la entrevista. Caleb se despide con miles de historias y versos latiéndole en el pecho y en los dedos. A cada pisada medita un libro, una traducción, otro sueño por realizar antes de que pasen esos 20 años.

Datos Biográficos

David Caleb Acevedo (San Juan, PR) 1980. Se cría en Hartford, CT. Ha publicado en diversas revistas literarias. Sus trabajos aparecen en las siguientes antologías: Cuentos de oficio (editada por Mayra Santos-Febres), Nueva poesía hispanoamericana (editada por Leo Zelada), EM: Edición mínima (El sótano 00931 editores), Los rostros de la hidra (editada por Julio César Pol), Open mic/Micrófono abierto (Hostos Review vol. 2), Los otros cuerpos: antología de temática gay, lésbica y queer desde Puerto Rico y su diáspora (coeditado por Luis Negrón, Moisés Agosto-Rosario y el mismo David Caleb Acevedo) y From Macho to Mariposa (editada por Charlie Vázquez y Charles Rice-González). Ha publicado dos poemarios: Bestiario en nomenclatura binomial (Ed.Aventis) y Empírea o la Saga de la Nueva ciudad (Erizo Ed.). Se encuentra trabajando en su primera novela el Oneronauta, y en Los colmillos de la muerte antología puertorriqueña de cuento gótico, espíritus nocturnos, vampiros urbanos y otros vicios de sangre, la cual coedita con la escritora Ana María Fuster Lavín.