Mensaje a los trovadores del mundo y al público de decimanía

Cartas de un(a) Antillano(a)
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alt[Nota editorial: palabras pronunciadas en ocasión de la apertura del encuentro mundial de trovadores, el pasado 2 de octubre de 2018, en el Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico].

Queridos compañeros (as). Buenas noches a todos y gracias por acompañarnos esta noche. 

Mi primera palabra de agradecimiento para tantos de ustedes que nos han visitado previamente con una constancia y una generosidad admirable. La solidaridad entre países, entre naciones, entre seres humanos, se enseña, se aprende, pero no se puede obligar que se sienta. Es hija de la sensibilidad, de lo aprendido en un buen hogar, en una patria internacionalista, en mentes y corazones que abren su alma para que el necesitado tenga abrigo, el hambriento pan y el perseguido refugio. 

Esa constancia en el dar es salvaguarda de uno de los derechos humanos más fundamentales que es la preservación de la dignidad del ser humano. El que padece hambre y sed de justicia puede verse obligado a pedir, pero preferiría que lo perciban en su sufrimiento, que lo sientan, que genere en el prójimo, el deseo de ayudar sin que se fuerce a dar la ayuda que reivindica y sobrelleva el dolor del que lo padece. 

Ustedes trovadores vienen de países que compartimos en común años de coloniaje, de esclavitud, de sufrimiento, de sequias, de persecución política de lo más rancio del coloniaje Español y a la vez, del neo coloniaje Norteamericano. Nos hermana el idioma y la sed de justicia. Nos hermana una música y una praxis poética común. Nos hermana una sensibilidad especial ante el que sufre y es perseguido por ideas, por color de piel, por extracción social o por discrimen de clases. A ustedes, como a nosotros los han atacado huracanes, temblores de tierra, inundaciones descontroladas y hambrunas, incluyendo ataques bacterianos de dudosa procedencia. Esas plagas han derrumbado nuestras casas, contaminado nuestros acuíferos, destruidas nuestras siembras y ha obligado a la migración improvisada y dirigido a la miseria a miles de nuestros compatriotas. Pero aquí estamos, cantando a la patria, al amor, a la hermandad entre los pueblos ,al resucitado a quien tantas veces lo mataron, pero lo mataron tan mal que revivió cantando; como la Cigarra.

 

Para nuestras luchas nos henos valido del arma y recurso invencible que es la poesía musicalizada, puesta en trova y en versos. Dice Marcos Reyes Dávila, que el maestro Juan Antonio Corretjer , decía de la poesía lo siguiente:

 

“Yo amo en poesía la sencillez profunda, la claridad latina, el olvido de sí mismo que el poeta revele (p. 194).

 

Hoy, más que antes, pongo mi invariable vocación humana por encima de toda tentación esteticista (p. 196).

 

El arte, la poesía, no son caminos de evasión; son instrumentos de trabajo para que el hombre se liberte de la naturaleza, transformándola, y transformándose en el mismo proceso de esa general metamorfosis (p. 61)”.

 

El trabajo poético, como la pesca, como la cacería, como la recolección de los frutos, es una función social. Una actividad que se comparte. El sujeto de la poesía es, por encima de todo, el ser humano (p. 62).”

 

Esta es su noche, nuestro pueblo los espera para alimentarse de su canto, de su elogio al pan y al vino, frutos que pare el trabajador. Aquí está un pueblo que casi quedó arrasado por la furia de los vientos y el ímpetu del agua. Aquí está un pueblo, que en el Rosario de dolores, recorrió cada estación, cayó y se levantó. En su calvario actual parece que lo crucifican para que muera y se extinga pero resucita por virtud del canto, de la poesía incendiaria, de la décima que lo lleva a ser semilla de esperanza. La décima que ustedes crean y prodigan al mundo y al espíritu del que oye su noble palpitar.

 

Cierro mi pensamiento con este poema del egregio pastor de cabras, Miguel Hernández, que expresa con nitidez el deber ético del cantor que tiene su arte comprometido para la libertad y el cambio social:

 

Tristes guerras

si no es amor la empresa.

 

Tristes. Tristes.

 

Tristes armas

si no son las palabras.

 

Tristes. Tristes.

 

Tristes hombres

si no mueren de amores.

 

Tristes. Tristes.

 

Bienvenidos, este es su pueblo, esta es su casa....

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