Tríptico de amor, locura y muerte

Creativo

alta. Amor

Mi nuevo amor me hará las tetas. Llevaba hormonarme a 9 meses escondidas, cuando mi ex, tan abusador, lo descubrió. No entiende que me miro al espejo y mi sangre es mujer. Mi poesía es mujer.

Soy mujer, aunque mi ex se enojaba cuando me maquillaba y ponía rellenos en el pecho y el trasero, para ir a la disco. No fue premeditación enamorar al cirujano, no creo en los malpractice del amor. Después de cenar, juró: “Te amo no importa tu cuerpo, no importa tu sexo. Solo tú”. Me entregué a él esa noche, lloví mis versos sobre su corazón y prometió: “Te ayudaré a escapar de las trampas de la vida”. Días antes de la operación, mi ex le reclamó que nos había visto besándonos, que yo era suyo. ¿Cómo un beso puede ser memoria del odio?

b. Locura

Alguien mató al doctor, en el recuerdo perdido del último beso. Amnesia. Al otro lado de la ventana observo la locura lloviendo sobre mis pechos. Mentira. Cierro las cortinas ante el fantasma de mi último ex. Abusador. Tres o cuatro palabras corren por la habitación. Veneno. Poco a poco se les unen otra docena, los puntos y las comas penetran las grietas del techo. Asechar. Miro mi diario, pero la página que acababa de escribir está en blanco. Malpractice. Intento perseguirlas, pero es inútil. Sangre. Ha dejado de llover. Evidencia. La cordura es inminente cuando hay sequía. Premeditación. Si me ayudas a atraparlas y unirlas a otras que guardé en este libro sabremos qué hacemos aquí. Escapar. Según las reacomodemos, el loco eres tú o soy yo. Trampa. El asesino siempre es el lector.

c. Muerte

¿De qué sirve llegar a la tierra prometida si nuestros besos y la mirada de sus voces han muerto? Poco después de salir del siquiátrico, descubrí que mi ex había asesinado a mi amor. Es un amargo malparido. Puedo arrancarme la piel y arrojarle dardos de palabras hasta que su sangre supure cada odio. Y no es que mueras de mí, es que no sabes morir de amor. Ahí estás, mirándome fijo, sin poder moverte. Usé tu propio vicio, la botulina. Morirás, mientras voy rebanándote trocito a trocito por cabronada que me hiciste. Sentirás todo, pero no podrás moverte... ¿Me ves desnuda? A él le parecía hermoso, y tú arrebataste ese amor. Este cuerpo que tanto me costó, del que te quejaste por mi decisión, ahora lo ves devorándote a rebanas. Léeme bien: tu muerte será mi último acto de amor.