amanece
y un libro en blanco
evoca la memoria por escribir
de soy una madre perdida que abre los ojos
--azul azul casi ámbar--
después del último calendario
son las pisadas de la palabra el rumbo
de cada muñeca perdida
de cada amante de cristal
o de la poeta que enmudeció
después de la última botella arrojada al mar
amanece
a lo lejos, mi hija sombra grita
déjame ir
escribe
¿podemos embotellar el naufragio de un recuerdo?
amanece
tras una década de silencios y cenizas
verso a verso se descorcha el puente
sin miedo
sin volver la vista atrás
sin detenerse ante contraindicaciones de vivir
solo leer uno a uno los silencios de papel
aferrados a cada posibilidad de sentir
y esa sombra niña, ya tan distante que nunca podrás ver,
grita: “déjame ir y ama,
tu destino es la poesía”
Foto: Ana María Fuster Lavín