¿Qué clase de igualdad es la de un status que nos quita el país?

Caribe Imaginado

altNo hay dignidad en ello. Una “igualdad” en la que dejamos de ser un país, equivaldría a un genocidio cultural, porque no nos permitiría defender nuestra sustancia nacional, nuestra soberanía deportiva, nuestro olimpismo, ni nos permitiría participar como país en diversos eventos internacionales como concursos literarios, bienales y trienales de las artes plásticas, incluyendo los de belleza, etcétera.

Nos quedaríamos sin Juegos Olímpicos, sin Juegos Panamericanos, sin Juegos Centroamericanos, sin Centro Basket. Perderíamos nuestra identidad olímpica, la misma que nos permitió celebrar los Juegos Centroamericanos en Mayagüez 2010 y poder alcanzar la preciada medalla de oro que nos trajo Mónica Puig con su espectacular triunfo. Sería una derrota moral para cualquier pueblo que vote contra sí mismo. Nos quedaríamos sin poder soñar a lo Mónica Puig.

Por sobre esta marginación, nos impondrían el pago de contribuciones federales que acabaría rompiéndonos el espinazo. Pero, sobre todo, la estadidad nos quita la libertad de ser lo que somos, puertorriqueños primero. Nos negaría la defensa de nuestra sustancia nacional, nos suplantaría la lengua, que es nuestro mayor activo, sería el peor coloniaje. Y sería malo para la libertad interna de Puerto Rico y para nuestra libre y espontánea forma de ser.

No se descoloniza a un pueblo con un status en el que dejamos de ser un país para convertirnos en minoría perpetua. Y a eso llaman falsamente igualdad. No somos mejores ni peores. A lo que sí debemos aspirar es a ser igual a lo mejor de nosotros mismos.

Pero el liderato PNP insiste en confundir al pueblo diciendo que el Comité Olímpico es compatible con la estadidad. No señor, los estados no tienen derecho a tener un Comité Olímpico. El U.S. Amateur Sports Act prohíbe que los estados de la Unión tengan comités y equipos olímpicos separado del Comité Olímpico de los Estados Unidos. Y el Tribunal Supremo del mismo país ha dicho “ningún estado puede entrar con privilegios y derecho que no aplican de forma similar en otros estados”.

Pero, sobre todo, la estadidad nos quita la libertad de ser lo que somos, un país, una nacionalidad históricamente diferenciada. Y ese sería el peor de los coloniajes.

Dejar de ser un país es una manera de morir colectivamente hablando. Mónica, desde su amor por esta isla, nos transmite las ganas de tratar de ser mejores, y de comprobar que podemos lograrlo. Gracias patriota. Patriota es el que afirma la patria, no el que la reniega.