Recordando a Miguel Ángel Suárez

Voces Emergentes

altOnce años desde la muerte de Miguel Ángel Suárez, y era tanta su vitalidad que nos parece increíble que ya no podamos disfrutar de su compañía. Nos conocimos en 1964 cuando mi entonces esposa Estela de la Lastra trabajó junto a él en la obra El Apartamiento de René Marqués como parte del Séptimo Festival de Teatro Puertorriqueño en el Teatro Tapia.

Allí comenzó nuestra amistad que incluyó innumerables momentos inolvidables como la despedida que le hicimos en mi casa un grupo de amigos cuando Miguel decidió probar fortuna en Nueva York. Habíamos acordado darle una placa cuyo texto fue aprobado por el grupo y que inicialmente fue rechazada por el negocio de Felicio Torregrosa en Río Piedras porque el mensaje incluía una palabra fuerte: "A Miguel por tus c…" Cuando les expliqué que no podía cambiar la dedicatoria pues había sido acordada por un grupo de amigos que incluía a Jaime Ruiz Escobar, Sharon Riley y su hermana Silvia, Samuel Molina, José Luis Ramos Escobar, su esposa la bailarina Nana Hudo y otros. Finalmente Torregrosa accedió a permitir que se usara la palabrota.

Compartimos cuatro recitales poéticos: el de siete declamadores con poemas de autores puertorriqueños en La Tea, el recital Bienvenido Ernesto Cardenal que hicimos en La Tahona con otro amigo inolvidable fallecido, David Ortiz, el recital de la poesía de Lorca y Miguel Hernández también en La Tea y el que organizó otro amigo entrañable, José Enrique Ayoroa Santaliz en el Teatro La Perla de Ponce con David, Jaime, Luz Minerva, Elia Enid Cadilla y Claribel Medina, Ernesto Cordero en la guitarra y José Luis Ramos Escobar de director de escena.

Compartimos tantos momentos inolvidables que mencionarlos todos extendería demasiado esta nota de recordación.

Que Miguel Angel Suárez es uno de los mejores actores que ha dado Puerto Rico es algo que nadie puede poner en duda.

Más allá de las numerosas obras de teatro en que actuó y de las innumerables telenovelas en que brilló a gran altura, queda el legado de sus actuaciones cinematográficas que incluyen producciones de Hollywood, España, Argentina, Venezuela y Nueva York y una docena en Puerto Rico.

Las producciones de Hollywood en que actuó fueron Banana de Woody Allen en 1971, Che de Richard Fleisher en 1969, Stir Crazy con Gene Wilder y Richard Pryor dirigida por Sidney Poitier en 1980, Escape filmada en 1980, Havana de Sydney Pollack con Robert Redford en 1990, The Survivor en 1998, Paradise Lost en 1999, Under Suspicion con Morgan Freeman y Gene Hackman en el año 2000 y Che parte 1 que dirigió Steven Soderbergh con Benicio del Toro en el 2008.

En España, Argentina, Venezuela y Nueva York Miguel trabajó en cinco films: Prohibido amar en Nueva York en 1982 con Julio Alemán, Charitín y Velda González, la española Jara, la argentina Las mujeres son cosas de guapo, la venezolana Tosca, la verdadera historia y la neoyorkina Ilegal Tender.

En Puerto Rico Miguel participó en una docena de películas: Dios los cría, Dios los cría 2 y Angel de Jacobo Morales, La gran fiesta de Marcos Zurinaga, Isabel la negra de Efraín López Nery, El hijo de Angela María del puertorriqueño Fernando Cortés, El cuerpo del delito de Raúl Marchand, Revolución en el infierno dirigida por Gilo Rivera sobre la obra de Roberto Ramos Perea, Punto final: de cómo Tito Mangual aprendió a bregar de Edwin Reyes, Más allá del límite de Eric Delgado y tres películas que Miguel también dirigió: Cundeamor, Padre Astro y El cuento inolvidable de la abuela.

Estas veintiséis películas son la mejor evidencia de que Miguel Angel Suárez fue un actor extraordinario, de los mejores que ha tenido Puerto Rico.

El funeral de Miguel se inició con una emotiva actividad en el Teatro Tapia, desde donde atravesamos La Perla para llegar a la tumba de Don Pedro Albizu Campos en el cementerio Santa María Magdalena de Pazzis donde se celebró otra actividad antes que su viuda, la actriz Amneris Morales echara sus cenizas en el Océano Atlántico.

Hoy, a once años de su muerte, recordamos al entrañable amigo, al extraordinario actor, al cariñoso padre de Alondra y abuelo de Fabián Caonabo y también al maestro que tanto ayudó en su formación a muchos jóvenes actores puertorriqueños.