Celebrar el día [con Rochén, mi madre] a lo COVID-19

Caribe Hoy

altHoy es el segundo domingo de mayo, una vez más volvemos a celebrar ese día donde se rinde tributo a las Madres. Este año, distinto a otros, el bombardeo comercial para que abarrotemos las tiendas y centros comerciales para comprarle ese “regalo para Mamá”, es casi inaudible. Ello otra consecuencia más de la pandemia ocasionada por el COVID-19.

En vez de entristecernos por no poder comprarle un regalo de una tienda a Mamá, la situación nos da una oportunidad de ser creativos y de regalarle algo realmente genuino y original. En mi caso, mi madre, que hace poco cumplió sus 84, llevaba días diciendo que tenía las raíces de su pelo como un semillero de jazmines. Yo le prometí ayudarla con el asunto, pero mis días se habían complicado (así mismo, a pesar de la circunstancias y el encierro no he tenido mucho descanso) y no pude llegar el viernes como acordado.

Ayer sábado, cerca del mediodía la llamé y le dije “voy p’allá”. Ella se puso contentísima. Llegué como astronauta: mascarillas, careta transparente de cara y guantes. Dentro de la situación mantuvimos los cuidados necesarios, pero empezamos el proyecto. Ella me entregó la cajita con su pintura. Verifiqué el procedimiento y mientras veíamos una película encerradas en su cuarto y con aire acondicionado, fui poniendo color por cuadriculas a su cabellera. Luego de embadurnarle todo su pelo con color, esperamos el tiempo indicado para que la magia ocurriera. Ella se fue al baño a lavarse su cabeza y hasta “blower” se estaba dando. En esa parte la ayudé poco, porque ella me dijo que tenía su forma de peinarse y no le gustaba el pelo parao’. Para hacerles el cuento largo corto, quedó regia, de “show”. Y lo mejor era la sonrisa de alegría que tenía. Mi Madre me invitó a almorzar y nos quedamos juntas por un rato. Le dije como quien no quiere la cosa, “este es tu regalo de madre” y me contestó “eso es lo que necesito, tiempo y atención”.

Estos días de cuarentena nos han servido a muchos para meditar sobre lo que es verdaderamente importante en la vida. Dentro de los primeros lugares está el poder compartir físicamente, y poder expresar con gestos nuestro amor y cariño a esas personas que son significativas en nuestras vidas. En Puerto Rico somos abiertamente afectivos. Regularmente nuestro saludo es un beso, un abrazo, un espaldarazo o un buen apretón de manos. Este distanciamiento social nos ha hecho añorar los besos, abrazos o toques sutiles de los nuestros.

Así que gente, vamos a ponernos creativos y regalemos a nuestras Madres un poco de tiempo y atención. Eso no lo venden en ningún sitio y está a nuestro alcance con la mera voluntad y deseo de querer darlo. Si se vive con la Madre, dale mimos y atenciones, hazle el desayuno, trátala como reina, atiéndela todo el día, tenle detalles gentiles. Si no se vive con ella y es difícil verla, entonces llámala, ten una buena conversación, escríbele una carta, háblale por Facetime, Whatsapp o cualquier otro medio tecnológico.

Realmente las Madres lo que quieren es el amor de sus retoños. El mejor regalo para una madre es darle atención y cariño. El amor de Madre no se compra con dinero, está ahí, al alcance, siempre disponible para todo hijo o hija que quiera un poco. Por eso hoy, reciproca. Ocúpate. Dale atención. A Rochén, mi Madre querida, a mis tías, mi hermana, mis cuñadas, mis comadres, mis primas, mis amigas se les quiere. A todas las Madres del mundo les deseo un hermoso día. Pronto nos volveremos a abrazar y ese será el mejor de los regalos. ¡Feliz día de las Madres!