Isolina Carrillo, de cuya muerte se cumplieron 24 años el pasado viernes, fue una amiga muy especial. De 1956 a 1959 ambos trabajamos en El programa de José Antonio Alonso, ella como pianista y directora musical, yo primero como Estrella Naciente y después como encargado de la producción.
Incluyo un recorte de la revista Bohemia de Cuba en el que aparezco junto a ella, al animador José Antonio Alonso y a mi gran amigo, el actor José Corrales. También una foto de la boda de Corrales, en la que Isolina y yo fuimos testigos del matrimonio. Cuando visité a Corrales en La Habana en un viaje a Cuba, él me recordó que aquel día, después de la ceremonia, los llevé a él y a su esposa a su luna de miel en el Hotel Vedado de la Rampa.
En esa época Isolina estaba casada con el cantante Guillermo Arronte que fue el primero que grabó su composición Dos gardenias en 1945, compartiendo ambos un apartamento al lado del cine La Rampa en el Vedado. En 1948 Daniel Santos grabó la canción con la Sonora Matancera en arreglo de Pérez Prado, convirtiéndola en un éxito internacional por el que Isolina recibió en México el premio Ariel. En 1966 Ibrahim Ferrer grabó Dos gardenias con el acompañamiento de los músicos del Buena Vista Social Club.
Isolina fue una gloria de la música cubana. Comenzó como pianista en el cine silente en el Strand, fundó el septeto Las Trovadoras del Cayo donde también tocaba la trompeta y después formó parte de varias agrupaciones musicales.Trabajó en las emisoras CMQ y RHC Cadena Azul, en la que creó una orquesta gigante de danzones. Era tan talentosa que también tocaba guitarra, el tres, el bongó, el órgano y la trompeta. Incursionó como cantante interpretando boleros, tangos, guarachas y también melodías en inglés.
Se mantuvo activa pese a su avanzada edad falleciendo a los 88 años. Mi compueblana Odelinda Cárdenas la visitaba a menudo en el club nocturno Dos gardenias, cerca de la Misión de Puerto Rico en Miramar. El amigo Josean Ramos la entrevistó en una ocasión y al saber que era puertorriqueño, Isolina le preguntó por mí y me envió un cariñoso saludo. Cuando estuve en La Habana en el 2009 ya Isolina había fallecido por lo que no pude darle el abrazo que me hubiera gustado darle.