¡Yo amo a mi papá!

Voces Emergentes

altMi juventud siempre estuvo matizada por la mirada enigmática del Abuelo Nuno desde el cuadro que siempre adorno nuestra sala y la ausencia de mi Padre.

Toda mi vida viví fascinado por las historias familiares de mi melosa y amante abuela materna Altagracia Archilla, mi querida Mati. Sus relatos sobre la vida familiar en la Hacienda San Cristóbal en Naranjito colmaron mis años juveniles de sueños y quimeras. Por el contrario mi abuela paterna Francisca Rivera era un enigma: dura, recia y seca, su memoria siempre me aturdió: a veces pienso que mi distanciamiento con mi padre fue producto de esa presencia fantasmagórica en mi vida. No fue hasta mi madurez y la vejez de mi padre que hicimos las paces y al final de su vida tuve de su comprensión, aceptación y, porque no decirlo, el amor que me faltaba.

Durante años recopile toda la información que puede de la Familia Archilla…símbolo de todo lo más hermoso de mi vida. Jamás pensé que algún día el apellido Colon pudiese llegar a ser un motor investigativo que me llevase a indagar en esa rama familiar. Fue mi tío Wildo, su hermano y su propia investigación en sus orígenes los que provocan esta narración:

Tío Wild scribe: “The first person in the Colon family that I know about was my great, great grandmother Sabina Colón. She founded my hometown Barranquitas, in 1830 and donated acreages of land where the town was founded. All the land around the town belonged to her and her husband’s plantation or Hacienda. My grandfather Tiodomiro Rivera had a first cousin by the name of Luis Muñoz Rivera, who was the 1st representative from Puerto Rico to the House of Representatives.” [la primera persona que conocí en la familia Colon fue mi bisabuela Sabina Colón. Ella fundó la ciudad de Barranquitas en 1830 y donó las tierras donde la ciudad se fundó. Toda la tierra del pueblo pertenecía a ella y su marido. Mi abuelo Tiodomiro Rivera tuvo un primo hermano llamado Luis Muñoz Rivera, quien fue uno de los primero legisladores en la legislatura del cambio de soberanía en el 1900].

Poco a poco, con en un caleidoscopio de imágenes estrambóticas comenzaron a venir a mi mente imágenes perdidas en la memoria: Mi padre vestido de frac junto a Tío Wildo y sus padres; su foto de graduación de la Universidad de Puerto Rico en 1938; su álbum de graduación de la University of Medicine, Louisville, 1942 ; su foto presidiendo la Asociación Médica de PR; su foto presidiendo la compañía Triple-SSS; su foto cuando recibió la llave de la Ciudad Capital de San Juan de manos de Doña Felisa Rincón; su candidatura a Alcalde de San Juan: tantas y tanta fotos fueron revelándome un padre, que mas que padre, fue una figura pública. Y esa figura pública se transformo en un ser humano de carme y huevo cuando lo acompañe en sus últimos años al lado de su fiel Miss Montijo. Esta maravillosa mujer que nos vio crecer al lado de mi Padre fue portavoz de un hermoso mensaje: “Yiyo, tu padre te manda a decir que aprueba tu relación con Armindo y que les desea felicidad y estabilidad”. Fue mi Papa quien en sus últimas palabras encomendó mi bienestar a Armindo.

Hoy puedo decir que ¡IO AMO A MI PAPA!