Elecciones 2020 [y la historia de las alianzas en Puerto Rico]

Historia

Estamos participando en el nacimiento de un nuevo país. El bipartidismo agoniza y fuerzas emergentes están llenando el vacío dejado por el desgaste de dos dinosaurios que aún conservan fuerzas considerables y cuyo futuro desempeño debe ser evaluado cuidadosamente.

El pluralismo es bueno. Tendremos una Legislatura con una representación amplia de todos los sectores del país. El problema es que ni el Partido Nuevo Progresista (PNP) ni algunos líderes del Partido Popular Democrático (PPD) han captado el mensaje.

Los novoprogresistas se sienten dueños y señores de la finca porque obtuvieron la gobernación con un mísero 33%. A esto se le suma que ganaron la comisaría residente por un amplio margen (40%), aumentaron el número de alcaldías que controlan y eligieron un importante número de legisladores. Empero, los dos elementos más significativos para ellos es que controlan hasta cierto grado el gasto gubernamental y la estadidad obtuvo la mayoría de votos (53%) en una elección donde solo participó el 51.3% de los electores hábiles para votar.

La prepotencia arropa al liderazgo estadista. He escuchado a cada quién despotricar contra los otros porque “ellos ganaron”. No les importa que el 67% de los electores le votaron en contra, solo que tienen el control de la putuca para darle contratos a los amiguetes y contratar a sus fieles alcahuetes. Tampoco les importa que un buen número de estadistas le votaron en contra, consideran que tarde o temprano volverán al redil.  

Por otra parte, algunos líderes populares demostraron su falta de comprensión de lo que está sucediendo en el país. El pasado viernes algunos representantes populares buscaron afianzarse en posiciones de liderazgo en la Cámara cuando aún cuentan con una mayoría simple, faltándoles dos votos para los 26 requeridos. Hacer el ridículo y faltarles el respeto a los electores es cosa fácil, crecerse con el momento es muy difícil.  De no obtenerse la mayoría absoluta, los populares deberán establecer una coalición con apoyo de los miembros electos del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) y el Proyecto Dignidad (PD). Pueden hacerlo también con el PNP, recordemos que la política coloca gentes disimiles en la misma cama. 

El Senado cuenta con una mayoría del Partido Popular Democrático (PPD), pero con representación de todos los partidos que participaron en los comicios electorales.

Si algo quedó claro en estas elecciones es que el PNP cuenta con una maquinaria política bien aceitada y con mentes maquiavélicas capaces de hacer lo indecible por conquistar el premio mayor. Edwin Mundo se encargó de ganar las elecciones con los votos por adelantado. El liderazgo penepé sabía que no lograrían los votos el día de las elecciones, así que los obtuvieron antes al evento. Es tan fácil hacer una marca. No, no estoy diciendo que hicieron trampa, estoy seguro que muchos de los electores ni siquiera supieron que votaron por los azules.

Este cuatrienio no será color de rosa. La Junta de Supervisión Fiscal tiene un mandato claro, cobrar. Aunque Joe Biden sea presidente, es muy poco lo que se podrá lograr para modificar la nefasta Ley Promesa si los republicanos conservan el control del Senado federal. Hasta este momento, ambos partidos políticos, Demócrata y Republicano, están en un virtual empate, dependerá de la segunda vuelta de Georgia quien dominará la Cámara Alta federal (la ley estatal del estado melocotón requiere que haya una segunda vuelta cuando nadie obtiene más del 50% de los votos). 

La lucha por poder entre las minorías tampoco hará la gobernanza hacedera. Cada uno de los nuevos miembros de la Legislatura tiene su agenda, lograr establecer una para el país con tantas opiniones puede ser una tarea cuesta arriba si no se logran acuerdos. Por lo que hemos visto y tomando en consideración que ni penepés ni populares están conscientes de que no dominan, solo cuentan con el mayor número de electores entre las minorías, los acuerdos serán virtualmente imposibles.

Esto nos presenta con un problema mayor, la oposición dividida entre cuatro partidos solo ayudará a perpetuar al PNP en el poder. Complica la situación que la ley electoral de Puerto Rico prohíbe las alianzas preelectorales y candidaturas comunes. Esto no siempre fue así. Hubo pactos entre partidos políticos desde 1924 a 1940. La ley eliminó estos acuerdos con la consolidación del PPD como partido principal del país a partir de 1944.  Los acuerdos logrados durante ese periodo de 16 años fueron:

Alianza Puertorriqueña (1924-1929) = Partido Unión (Antonio R. Barceló) + Partido Republicano Puertorriqueño (José Tous Soto)

Coalición Republicana-Socialista (1924-1940) = Partido Republicano Puro (Rafael Martínez Nadal, barbosista) + Partido Socialista Obrero (Santiago Iglesias Pantín); en 1932 se les une el Partido Unión Republicana

Unificación Tripartita o La Mogolla (1940) = Partido Liberal (Antonio R. Barceló) + Partido Unión Republicana + Socialistas disidentes de Prudencio Rivera

Partido Nacionalista (1930) = Independentistas del Partido Unión

Partido Liberal (1931) = Sucesor del Partido Unión (Antonio R. Barceló)

Partido Popular Democrático (1938) = Facción disidente del Partido Liberal (Luis Muñoz Marín); "el status no está en issue".

 

Los pactos políticos resultaron en victorias electorales para los colectivos unificados:

La Alianza: 1924, 1928.

La Coalición, aunque el P. Liberal es el partido con más votos: 1932, 1936.

La Unificación Tripartita, aunque el PPD es el partido con más votos: 1940.

El Partido Popular Democrático: 1944-1968.

Los personalismos y las agendas ocultas resultaron en detrimento para país durante los gobiernos de estas coaliciones. Esperemos que la pluralidad de la Legislatura no se convierta en una olla de grillos donde los intereses partidistas y personales estén sobre el bienestar de Puerto Rico, como sucedió en el pasado.

Los resultados de los comicios 2020 son un indicio claro de la madurez del electorado puertorriqueño y la necesidad de un cambio real en la gobernanza de la colonia más vieja del mundo.

Queremos un cambio, pero para lograrlo debemos definir estrategias electorales, establecer nuevas maquinarias políticas sólidas, capacitar el liderazgo y adiestrar a los funcionarios electorales para evitar que caigan víctimas de la ignorancia y sean entrampados por los lobos del PNP.

El conocimiento no es propiedad de nadie, sino de todos. El PPD perdió la gobernación por no tener una maquinaria capaz de superar las maquinaciones del PNP, resultaron niños ante los Edwin Mundo de la vida. Tienen historia, pero se les olvidó lo que hizo Rafael Hernández Colón luego de perder las elecciones de 1976 ante Carlos Romero Barceló. Hernández Colón reorganizó el partido, capacitó al liderazgo, formó nuevos líderes y creo una maquinaria arrolladora que lo devolvió al poder en 1984.

Proyectos similares deben ser implementados por los nuevos partidos emergentes si pretenden revalidar en el 2024 y cambiar el rumbo de la historia.