Termopolio [Puerto Rico 2021]

Economia Solidaria

(San Juan, 10:00 a.m.) Hace tiempo Puerto Rico dejó de ser la “tierra del mar y el sol” para convertirse en la ínsula de los “malls” y los “fast-foods”, concepto, este último, ampulosamente traducido al cristiano como “establecimiento para el expendio de comida rápida”. Siete palabras para una sola dicción inglesa.

Habida cuenta que chinchorro, comeivete, fonda y lechonera son criaturas culinaria y culturalmente diferenciadas de los benditos “fast-foods” humildemente propongo como sustitución del intraducible barbarismo, un término sencillo revestido del prestigio de más de veinte siglos de historia: termopolio. En las últimas excavaciones efectuadas en Pompeya, se han descubierto más de ochenta de esas tiendas que vendían comida previamente preparada para consumir en el mismo comercio o para llevar a la casa. En el siglo primero, 12,000 almas poblaban la lujosa ciudad por lo que existía un termopolio por cada 150 pompeyanos, proporción similar a la que impera en Borinquen si totalizamos las sucursales de las franquicias de comida chatarra en la Isla.

La palabra termopolio nos llega del griego a través del latín. De su primer componente (termos, calor) provienen muchas palabras comunes como termómetro y hasta el topónimo Termópilas (puertas calientes) por los yacimientos sulfúricos aledaños al escenario de la batalla en la que 300 espartanos obstaron el éxito de una invasión persa salvando la cultura helena de pretensiones orientales. Del segundo, que significa venta (del verbo griego poleo, vender), el nombre del juego de mesa más famoso del mundo: Monopolio.

Así pues, cuando su presupuesto no le autorice extravagancias, invite la doña, la suegra, los nenes y la visita al termopolio más cercano. Todos, antes de su fatal decepción, pensarán que usted es un culto, un elegante y un pródigo. De paso, contribuirá a enterrar un barbarismo malsonante y a que en Puerto Rico hablemos español más correctamente.