¿Qué tú sabes que yo no sé?*

Voces Emergentes

[Nota del autor: Cuento-ensayo o fake-news. Usted decide].

  1. Un comunista se miró al espejo. Contó del uno al tres no sin antes brincarse el 2. Se volvió a mirar, a mirar, a mirar y a mirar. Cuantas veces se miró se miró igual de comunista que la primera vez. Mientras se miraba, llovía a cántaros. Se dijo, entonces, para sus adentros, si me mojo, lo más seguro es que no me mojo. Se volvió a su trabajo. Le preguntó al Jefe, qué por donde iba. El Jefe, que andaba igual que él, tan jodido como tú cuando te miras al espejo, le dijo: Te tienes que poner a trabajar, o esto se jode. En el interín, siquiera se quemaba papel moneda. Tú con los $ 600 que te envió papá Donaldo, y a la espera de los $ 1,400 del que le siguió. Rosado Colomer sigue de pie, y las papeletas, tantas como sean necesarias. ¿Ganó Donaldo o le hicieron trampa? Tú sabes muy bien que Natalito ganó por pela San Juan.
Ese te lo brincas, que da mala suerte.
  • No mires, tápate. Le dijo Adán a Eva en el paraíso. Eva no le hizo caso. Se miró y contempló su belleza. Miró para su lado, y Adán se estaba estrujando consigo mismo. Se dio cuenta que Dios, en su misericordia, le había dado una mano. Manos santas, en estos tiempos de pandemia. La cuestión es que Eva se supo contemplar por sí misma, de lunes a viernes, descansando el sábado. Volvió a la carga el domingo. Se dio cuenta que Adán apenas era un bien necesario, pero que de ordinario no lo era. Desde entonces, no hay una mujer que no se toque sola.
  • El pobre de Adán se perdió en el Caribe. En una Isla, llamada la de la juventud tuvo sexo con Fidel, desde el amanecer hasta poco antes de anochecer. Reynaldo Arenas, los miró, les contempló en su belleza, desnudos. Los barbudos son hermosos solo desnudos, se dijo. Compartió todos sus dichos con Adán y Fidel, los besó, les lamió sus barbas, y los volvió loco de contentos como cuando el jibarito venía por la vía del tren en la cuesta de San Carlos, Aguadilla. Si tu vieras la cara de Simeón ahora mismo, mientras lee desde el cielo, te morirías también de la risa.
  • Siempre he pensado que no vale la pena pensar. En el Caribe, pensar es un lujo que no todos tenemos. Es como el asuntito ese de los derechos humanos, que se viven en Cuba, se adolecen en Puerto Rico. No lo digas duro, que el Diablo anda suelto.
  • Hoy ha sido un día largo. Se lo dije a Julio las otras noches. Me dijo, que sí, que también lo había sido para él. A veces pienso que los días caribeños son de más de 24 horas. Y que el año caribeño no es igual que el del resto del planeta. ¿Será posible? Pues, fíjate, si cuentas siete más siete, en Puerto Rico depende que sea 14 del día. Si es para igual salario por igual trabajo, da a igual. Si es para pagar a los bonistas, esos malvados buitres, estés en Cuba o Puerto Rico, no hay efectivo en caja para abonar a la deuda. Fidel y tú piensan igual.
  • Tener sexo con un hombre que no es tu marido, el deseo de tantos. Sostener una que otra relación con un paisano que no es tu marido, la pasión de Adán y Fidel. También la mía. Se me logró con los dos. Tocar plena con una cubana como la de Plena Combativa, esa solamente se les da a pocas. Lolita, siente y sabe eso y más. ¿Qué tú sabes que yo no sé?