Ni ley 22, ni Paul, ni casas caras, ni yates [ni en Dorado, ni en Fajardo]

Política

Reconociendo a Pablo Hasél

(San Juan, 9:00 a.m.) Es un chiste, lo que personas como Logan Paul o la prensa comercial de Puerto Rico promueven en estos días: ante la crisis económica, la Junta de Supervisión Fiscal y la falta de liquidez para honrar a nuestros pensionados, “hágase rico y olvídese del país”.  Esa es la consigna donde personas como Logan Paul, y 2,331 personas como él viven en la isla, sin pagar contribuciones y se benefician de un esquema contributivo ideado entre Luis Fortuño y Tomás Rivera Schatz en el cual ellos invitan bajo la Ley 22-2012, a que personas millonarias se radiquen en la isla, sin pagar contribuciones mientras siguen generando dinero en la isla.

Lo interesante de la conversación es el esquema mental y práctico de hacer negocios en la isla, mientras el país no tiene capacidad de mantenerse.  Solo miembros del Partido Nuevo Progresista (PNP) pueden haberse ideado este esquema, de “vivir del cuento”, y continuar explotando a Puerto Rico y a los puertorriqueños.

Por lo tanto, a lo que nos tenemos que oponer es a la cultura de la riqueza, del valor económico por encima de la solidaridad y la empatía humana.  Pero no, la prensa local, en una locura un tanto incoherente, por un lado celebra los botes, los carros y el bienestar opulento de los “famosos”, incluyendo a Logan Paul, y por otro lado, nos dice que el gobierno tiene que responder con un plan coherente para los pensionados del país.  ¿En serio?

Sólo en la independencia, todo indica, que podremos superar estos esquemas y la cultura de subordinación creada a partir del colonialismo, y reproducida por los intermediarios locales, lo cual incluye la prensa comercial y el capital mediático. Es simplemente patético, en un país quebrado, celebrar la Ley 22-2012, a Logan Paul, y el yate de los famosos boricuas. Es patético. Pensemos.