El uso de las redes sociales ha evolucionado gradualmente formando parte de nuestro mundo cotidiano. Actualmente, las personas están inmersas en la cultura de la inmediatez, uno de los pilares sobre los cuales se sostiene la comunicación tecnológica. Así que vivimos enchufados como dirían en las redes.
Pero lo interesante es que esta comunicación constante es selectiva, es decir, determinamos con quién hablamos o a quién brindarle atención. De manera que el uso de las redes ha conllevado nuevas prácticas de interacción social entre los jóvenes que se han acentuado en estas últimas décadas. Sobretodo si pensamos en las relaciones de parejas entre las que destacan las conductas conocidas como: ghosting, breadcrumbing, gaslighting, cushioning, zombieing, benching, pocketing entre otras.
Resulta interesante la poca atención que se le brinda a las implicaciones que tiene estas clasificaciones. Debido a que son nociones que más que ayudar a reconocer y conceptualizar una conducta en el mundo digital, son acciones conductuales que tiene un impacto negativo en el bienestar de la persona. Estas conductas provocan una laceración en la persona, desarrollando vulnerabilidades. Con estas categorías se normaliza una situación, aceptando un hecho que no responde a una relación de pareja saludable. Pues realmente son agresiones, ya sean verbales o conductuales con una finalidad: afectar la otra persona en algún nivel.