Manuel Natal, Victoria Ciudadana y el reto [del fuete del Lugarazo]

Justicia Social

(San Juan, 10:00 a.m.) El sorpresivo movimiento de la ex candidata a la gobernación Alexandra Lúgaro, al salir de la cúpula del Movimiento de Victoria Ciudadana (MVC) y aterrizar en la cúpula de la Foundation for Puerto Rico, cuya “agenda urgente” es la gentrificación, la privatización y la defensa de los intereses multimillonarios, es una llave de estrangulación política que aprieta el cuello de su ahora principal líder Manuel Natal, y deja herido a su partido.

La súbita jugada de Lúgaro y el astuto Borschow “El Lugarazo” ha dejado atónito al liderato y militancia del MVC, los ha colocado en una posición bochornosa, de la cual están teniendo que hacer malabares semánticos y titubeos, luego de enmudecer por varios días, para tratar de distanciarse de Lúgaro y sin poder resolver la situación de Natal, su recién estrenada primera figura.

Es como si Lúgaro, al abandonar el partido, les hubiera dejado un arreglo de flores con una tarjetita de “mis mejores deseos” en una caja con reloj, detonador y 100 kilos de dinamita.

Los esfuerzos fatuos de los llamados “lugaroides” como se conoce a los seguidores acérrimos de la exlíder política, por comparar el salto de Lúgaro a la alta oficialidad de la nefasta “Foundation” como un mero “cambio de trabajo”, una “decisión personal” o algo justificado por “ganarse el pan”, o peor aún, como una infiltración allí para tomar el control de esa entidad y redirigirla para bien del Pueblo, son explicaciones para consumo de los más incautos que no merecen análisis serio.

Aparte de algunas expresiones cautelosas pero críticas de la movida de Lúgaro, los líderes han asumido la postura de que la decisión de irse a trabajar con FPR es “personal”, no la juzgamos por eso, ya veremos y pasaremos juicio sobre su gestión allí. Obviamente su decisión es personal, de qué otra forma podría ser. Pero es que la primera gran gestión que ya hizo es la de dar ese salto olímpico que permite a Jon Borschow ponerle un tapabocas a quien hasta ahora había sido uno de los principales críticos de sus gestiones con la Foundation.

Porque en efecto, con el Lugarazo, Borschow y la exlíder han colocado a Natal (y este se ha dejado colocar) en una posición de conflicto de intereses insuperable. ¿Hasta qué punto Natal podrá seguir fiscalizando y denunciando con la misma fuerza la turbia “agenda urgente” de la Foundation, a favor de los grandes intereses, de la gentrificación de nuestro País, a favor del gran capital y en contra de los trabajadores y pensionados? ¿Cómo podrá denunciar con fuerza esa agenda fraguada en contubernio con Ricky Rosselló y con el KOI en alianza con el PNP y los acreedores buitres del banquete total? Es una agenda que contraviene todos los postulados del MVC, mientras su actual compañera de vida es ahora una capitana del equipo que la ejecuta prestando sus talentos como vendedora de ideas.

Pero Natal tampoco se puede considerar una mera víctima de la situación. Al justificar la mudanza de Lúgaro a Foundation como “decisión personal” (aunque diga que difiere) y aquí no pasa nada, se autoestrangua porque pierde total credibilidad en su gestión fiscalizadora. La señal que da Natal es que cualquier líder del MVC en el momento menos pensado podría tomar decisiones personales de irse a trabajar para el PNP o para el KOI o se van de socios en un negocio de células madre con Ricky Rosselló. De esa manera proyecta una sombra de dudas en el Pueblo sobre la fibra y la solidez ideológica suya y de todo el liderato, algo que es incluso injusto para algunos dirigentes allí con larga trayectoria de luchas.

Esto a su vez pone al MVC en un dilema propio. El discurso de que la vida sigue y lo importante son los colectivos y las ideas tiene algo de cierto pero en este contexto es más una aspiración que una realidad política existente. Cualquier observador con sentido común puede ver que el relativo éxito del MVC en su debut electoral, más allá de todo el esfuerzo organizativo, se debió en gran medida a dos figuras que han sido “la atracción de taquilla”, el “power couple” de jóvenes profesionales que inspiraba y motivaba a muchos, creando una especie de mística política y mediática que rindió frutos.

Todo el esfuerzo organizativo del MVC, con el respaldo económico de la sindical SPT (Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores y su presidente Roberto Pagán), jamás hubieran obtenido el casi 14% para la gobernación y cuatro escaños, sin Natal y Lúgaro, por más méritos que tengan otros de sus candidatos. Hubieran quedado en el mejor de los casos, en una posición similar a la de Proyecto Dignidad. Esa es una realidad y el MVC lo sabe bien. Sabían que si ella obtuvo 11% sola, era obvio que al menos tendrían esa cifra garantizada y crecerían algo más. ¡Por algo fue que reclutaron a Lúgaro y a Natal y los colocaron en esas candidaturas! Por tanto, con el Lugarazo, el MVC pierde a su figura más magnética, si bien altamente polarizante, y queda malamente herido su segunda figura de atracción de votos.

El MVC no necesariamente está herido de muerte, tiene legisladores y un programa social progresista, aunque su incoherencia sigue siendo su neutralidad “inclusiva” en el asunto de la colonia y el maridaje con el anexionismo, que hasta ahora le ha pagado mal.

Pero aunque no sea fatal necesariamente para el MVC ciertamente es un golpe debilitante y aún no se detiene la hemorragia. Porque su crecimiento se dio a base de generar una esperanza, de motivar e inspirar a sectores jóvenes de la población, a un sector realengo liberal de votantes del PPD y a algunos de los llamados votantes melones que sintieron haber encontrado una casa mas digna que el PPD y a algunos estadistas. Quienes tuvieron la capacidad de generar ese entusiasmo fueron Lúgaro y Natal. Ahora la operación comando de Borschow y su lugarteniente Annie Mayol se salda con una deserción y un herido grave entre los dos activos políticos principales de la cúpula ciudadanista.

Un sector de los ciudadanistas se quedará dando la batalla por su organización y hay quien incluso se siente aliviado por la salida de Lúgaro en quien, con sobrada razón, nunca creyeron. Pero es de esperarse que muchos de los que se sintieron motivados y ahora desencantados con el nuevo estado de cosas, salgan -como ya están saliendo- a buscar caminos distintos; algunos regresarán a la apatía política, otros auténticamente soberanistas e independentistas, verán en el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), la opción sólida con la cual seguir la lucha, mientras que otros tantos regresarán a sus viejas casas de la “vieja política”.

Ha sido fuerte el bombazo de esta operación Lúgaro-Borschow-PNP. Solo queda por ver si Natal quedará con vida política y si el MVC luego del Lugarazo se dirige hacia su implosión total o si logrará sobrevivir como partido.