(San Juan, 9:00 a.m.) Luego de los pasados desastres naturales y la pandemia por el virus SARS-CoV-2 la isla ha perdido cerca de 70,400 empleos. Esto supone un peso económico sustancial. A raíz de esta presión el gobierno les ofrece a inversionistas del extrangero, con la ley 22, medios para florecer económicamente en Puerto Rico. Esto, si aportan a la economía local.
Extrañamente, los comercios locales no son incentivados de este modo. Apenas reciben incentivo alguno por el evidente aporte que le ofrecen a la economía del país. Durante la pandemia, el ingenio puertorriqueno no se quedó atrás y surgieron empresas como Planeta Ambrosia de comida vegana. Empresa de la joven empresaria egresada de la UPRH, Natalie Orta.
Sin contar empresas como Econative, que lleva cerca de la década floreciendo en este ambiente inhóspito para empresas familiares como la que nos trae Kiara T. RIvera Claudio, joven madre de 2 y fundadora de Econative donde, entre otras cosas, vende jabones artesanales.
El asunto económico del país se está viendo en aprietos y no se debe a la ausencia de empresarios. Se debe a que el gobierno está siendo negligente. A que el gobierno está trabajando en vista de otra meta económica que no se relaciona al desarrollo económico que va danzando con el avance cultural-social.
Cualquiera diría que el gobierno solo nos piensa como mano de obra incapaz porque los capaces son los que no son de aquí, como el Logan Paul.