Francia acaba de pronunciar que el racismo ya no es parte de los problemas de su país. Es curioso, pero eso lo dijeron ellos. Mientras, en la república actual de dicha nación, hay otros problemas sociales. Todo nos indica que la narrativa del estado, tiene poco que ver con la narrativa social que se vive en el país.
Les miserables (Dir. Ladj Ly, Francia, 2019) nos cuenta la historia de una unidad especializada de la policía, que se dedican a transitar por el “Cartier”, el barrio. En el proceso, policías como personas, son partes del mundo de las micro corrupciones, micro y macro delitos, y sobre todo de las complejas relaciones sociales de la Francia contemporánea.
Hablar de Francia, mal o bien, es como el dilema que nos presenta siempre Cuba. No se puede hablar mal de ninguno de los dos. Es complicado. En esta medida, de los cuatro modelos de salud universal del mundo, Francia es parte. De los modelos de educación escolar y superior de excelencia y gratuitos del mundo, Francia es también parte. Luego viene el capitalismo y lo daña todo, pero la base francesa de la de la igualdad a partir de temas tan básicos como la salud y la educación.
Por lo tanto, esta película nos narra como es la vida en este barrio francés, en el cual , el racismo, la desigualdad, la religión, las drogas y el poder, son parte de la historia. En fin, dura y pura la película.
Lo que pasa es que la resolución de la película no tiene esperanza. Los chicos, adolescentes, deciden terminar con los adultos, negros y blancos, y la violencia se desgenera. Ese final de la película nos recuerda a Lord of the flies (Dir. Peter Brook, Reino Unido, 1963). El problema es que los niños y los jóvenes, cuando llegan al poder, en el uso de la violencia son más crueles aún que los adultos. Horrible. ¿Pero la salud y la educación no son gratis en Francia?
Pero horrible es el final de la película que nos deja sin futuro o esperanza. No obstante, esta película ha sido el éxito del cine francés. Veánla, a su discreción y pasión… por el buen cine francés.