Luego de la pandemia, 9 millones de nuevos pobres en México

Caribe mas alla
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

Cerca de nueve millones de mexicanos podrían vivir en situación de pobreza y un número similar caer a la categoría extrema, “con lo que podríamos alcanzar las tasas más elevadas en lo que va del siglo” si no se atienden las desigualdades económicas y sociales que ha dejado la pandemia sanitaria, sentenció Esthela Sotelo Núñez, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en Ciudad de México.

“Las relaciones y la economía pospandemia dependen de qué tan pronto se recuperen los empleos formales perdidos y del lapso para que los millones de personas desvinculadas se reincorporen al mercado laboral”, señaló Sotelo Núñez.

La profesora del Departamento de Política y Cultura de la Unidad Xochimilco de la UAM hizo énfasis en la población que antes de la emergencia sanitaria se encontraba ligeramente arriba del umbral de pobreza y no era beneficiaria de algún programa social, pero que debido a la desaparición de empleos formales ha cruzado ese límite.

La pérdida de fuentes de ingresos se ha concentrado en labores de bajos ingresos y ha afectado sobre todo la agricultura, la industria de la construcción y el sector de servicios, entre otros, por lo cual resulta imperativo pensar en políticas para activar el desarrollo regional en los estados.

Abigail Rodríguez Nava, docente del Departamento de Producción Económica de UAM, puntualizó la necesidad de reconocer y atender problemáticas que generan incertidumbre y dañan el tejido social que si bien prevalecían antes de la contingencia ocasionada por el Covid-19 –pobreza, desigualdad económica y social y daño al ambiente– en el contexto actual pueden agudizarse debido al crecimiento del desempleo, las condiciones de informalidad y la precarización laboral.

“Si bien debemos reconocer que desde las diferentes instituciones públicas se ha tratado de avanzar en instrumentar estrategias y mecanismos para hacer frente a las dificultades económicas y sociales, falta todavía mejorar en la cimentación de políticas públicas integrales que permitan alcanzar la sociedad armónica, justa y democrática que todos deseamos”, expuso.

La especialista en modelos organizacionales, aprendizaje y gestión precisó a la agencia Inter News Service (INS) que para tal fin se requiere la coordinación interinstitucional y que exista una vinculación estrecha entre programas e instancias para evitar la inoperancia o que incluso puedan ser contradictorios.

Por su parte, Ángela Giglia Ciotta, académica del Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa de la UAM, advirtió que el confinamiento ha generado en las ciudades “una serie de contradicciones y diferencias, ya que se ha presentado una clara división entre quienes pueden darse el lujo de permanecer en casa y aquellos que se ven forzados a salir para trabajar”.

El espacio público “de repente se ha vuelto distópico, un lugar de miedo y toda esta situación ha generado cambios económicos y en los modos de vida que han motivado gran cantidad de reflexiones acerca de la habitabilidad de las ciudades y de nuestra propia casa, convertida también en centro de trabajo y salón de clases”.

En el momento en que surge la pandemia, “la vida urbana es prácticamente negada por la necesidad de cuidarse del contagio, con lo que se cancela la oportunidad de salir a conocer a otras personas, experiencias inéditas –buenas o malas– y predomina el quédate en casa”, destacó.