Durante los pasados días han estado circulando en las redes sociales varios posts sobre distintos estudiantes provenientes del Sistema UPR que han sido aceptados en universidades Ivy League en Estados Unidos para continuar sus estudios graduados. Claro que esto es motivo de celebración y se debe reconocer el gran esfuerzo de estos estudiantes.
Sin embargo, ¿por qué estamos tan contentos con que el talento y el conocimiento se vaya fuera de la isla? El Sistema UPR constantemente produce importantísimas investigaciones y a estos profesionales con la capacidad de ser aceptados en universidades prestigiosas fuera del país y todo el mundo lo celebra. Dicha celebración es un tanto hipócrita, si consideramos que nos están desmantelando la UPR en nuestras caras y nadie hace nada al respecto.
A la vez que recortan el presupuesto de la universidad, aumentan el precio del crédito. Cada vez la UPR se vuelve menos accesible para aquellos que no pueden pagarla; y quienes sí pueden, se encuentran con una oferta académica cada año más limitada. El pasado viernes la Junta de Supervisión Fiscal publicó una actualización en la que establecen que la UPR se enfrenta a graves desafíos, entre ellos una “dependencia excesiva en fondos del gobierno”. Es momento de dejar de tratar a la UPR como una empresa privada que no está generando ingresos y verla por lo que es, una institución pública que ofrece uno de los servicios más esenciales en cualquier sociedad: la educación.
Cuidemos a la institución que tanto le ha dado a este país y que constantemente pone su nombre en alto. No dejemos que algo tan importante como la educación quede en tercer plano. ¡Viva la educación pública! ¡Viva la UPR!