(San Juan, 11:00 a.m.) En la noche de ayer, Joe Biden, el presidente de los EE.UU., ofreció su primer mensaje a su nación. Lo hizo a través del mensaje que se ofrece anualmente a los cuerpos legislativos del Congreso. El presidente Biden habló de una economía revitalizada utilizando la inversión pública. Algo así como un programa Marshall de la década de 1940 o Keynesiano de la década de 1930.
Pero reconociendo todo lo importante, incluyendo que por primera vez se dirigió a dos mujeres como parte de las posiciones más altas del país, incluyendo la vicepresidente, Kamala Harris, y la portavoz de la cámara, Nancy Pelosi. Pero más allá de eso, de todo el dinero que ha de invertir en infraestructura y gasto público, el presidente de los EE.UU. no habló del problema irresuelto de Puerto Rico. En adición, de ninguno de los nueve territorios/colonia que dicho país tiene.
Ya uno sabe, Puerto Rico no es un tema esencial para los EE.UU. Eso es cierto. Lo que no es cierto, es que no es un tema esencial para nosotros. Resolver el tema colonial de Puerto Rico es de los pocos temas que une a todo el país. Lo que nos desune es el método de hacerlo, pero resolverlo nos une. Por lo tanto, es momento de incrementar la exigencia de resolver el tema colonial de Puerto Rico.
Dentro de este marco, lo que parece sintomático que tanto Puerto Rico, como América Latina y el Caribe, no fueron parte de la solución que imperó en su discurso. Por lo tanto, el presidente Biden invisibilizó el tema de la soberanía nacional e independencia para Puerto Rico. De igual forma no habló de una política coherente para América Latina y el Caribe, incluyendo Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Por lo tanto, es momento de exigir, a partir de la independencia nacional, más respeto, mas reconocimiento a la diversidad y sobre todas las cosas mayor pluralidad. Pensemos.