(San Juan, 1:00 p.m.) Con la llegada de mayo se acerca el fin de otro año escolar, y nos encontramos con que el porciento de estudiantes no pasará de grado en el sistema público es el mayor en los últimos años. “Hablamos de un 4% a un 6% en años anteriores y de un 19% este año. Es un número bastante grande comparándolo con otros años. Sin duda, va a ser el año más alto en términos porcentuales”, declaró hoy el secretario interino de Educación, Eliezer Ramos Parés por medio de una entrevista con el programa El Push de la Mañana. Estos porcentajes son equivalentes a alrededor de 40,000 estudiantes que no pasarían de grado.
Cabe mencionar que estas estimaciones se hacen con las notas preliminares de marzo, así que es posible que el número ahora mismo sea menor. Aún así, es preocupante la cantidad de niños que no están teniendo un buen desempeño académico.
“En lo presencial hay un entorno socioemocional que la escuela suple a muchos jóvenes. Al estar en sus hogares, la distancia no permite que se dé esa interacción. Depende de muchas variables que quizás impactaron: el apoyo de papá y mamá, de la capacidad del maestro y de su interés por el estudiante. Hablamos de la electricidad y el internet son variables que estuvieron ahí. Igualmente, la capacidad del joven de estar frente a una computadora y el control que puede tener un maestro sobre un estudiante no es el mismo por computadora”, indicó Ramos Parés.
Estas palabras del secretario interino son muy acertadas. Llevamos ya un año en esto de las clases virtuales, aún así, todavía no se estudia a profundidad las consecuencias que esto ha tenido en el aprendizaje de nuestra niñez y cuáles son las razones. Ciertamente, no todos tenemos las mismas oportunidades y condiciones de vida. En los resultados del CENSO publicado en 2019, se encontró que 36 de los 78 municipios contaban con 50% o más de su población en situación de pobreza. Imaginemos cuántos de estos niños que actualmente están a punto de perder el año se encuentran en esa situación por falta de recursos; falta de internet o de dispositivos electrónicos. Cuántos han tenido que convertirse en los cuidadores de sus hermanos menores mientras los padres van a trabajar.
Por otro lado, también hay que tomar en cuenta que el ambiente influye mucho en la capacidad para concentrarse y aprender. Consideremos cuántos de esos niños se encuentran en un hogar tóxico, con constantes gritos y peleas, ¿se puede aprender así? O simplemente, es difícil convertir el lugar que siempre hemos asociado con descanso, el hogar, en uno de productividad.
Hay que analizar todos estos factores y proponer un plan en el que la educación pública vuelva a ser eso, pública. Que toda la niñez pueda beneficiarse de ella y su aprendizaje no sea entorpecido por factores fuera de su alcance.