Galilea ínfima en movimiento
constante adentro de la mirada
daba vueltas tratando de encontrar no sé qué
muy hacendosa en el todo blanco
limpio como una caja de pietri.
En ese cielo nocturno los planetas eran
un abrir y cerrar de ojos de cometas
el frío, el dolor, el frío y la cola de sangre
demasiada
Relájate, aquí voy
Y cada vez más sangre colada
para el estancamiento de la ciencia
Hoy no tengo antebrazos
Duelen las palmas de las manos
Un colador tiene menos hoyos que yo
Ese prado noche inmenso solo tenía una luz
La cordura, la locura, el alma queriendo salir de paseo
al congelador de las muestras
Y en algún momento me preguntaron
El nombre, mi nombre y quise reírme como un loro
porque finalmente a alguien le importaba
el experimento que estaba en la cama petrificada.
No confío en la ciencia de la soledad: nadie debe dejar a los suyos.
Nadie debe dejar a los suyos, nadie debe dejar a los suyos
en la aséptica blancura de un siniestro
viaje deshumanizado.
Dormir duele, pensar en cerrar los ojos como almejas también.
Y luego despiertan los años sin comer nada.
Ya no hay barcaza fría que respire porque no hay.
Y YO SOLO QUIERO VIVIR.