(San Juan, 9:00 a.m.) El debate, pese a sus múltiples manifestaciones, es el mismo. ¿Estamos a favor o en contra del neoliberalismo? Es decir, de la descentralización del estado, la privatización de los servicios públicos, esenciales o no, y de la privatización del manejo y explotación de los recursos naturales del país. Usted está a favor o en contra, pero no puede estar en las dos aguas. Este es el problema con los edificios del Viejo San Juan, que le pertenecen a la Iglesia Católica, y que ésta vendió a un inversionista de Texas, EE.UU. A favor o en contra, ¿de qué?
El gobierno del Partido Nuevo Progresista, sea en la administración de Pedro Pierluisi, Ricardo Rosselló, Luis Fortuño o Pedro Rosselló, promueve la privatización de todo. Usted puede estar a favor o en contra, pero ellos lo privatizan todo. Pero de otro lado, en el beneficio personal, uno cree en la privatización si le conviene.
En otras palabras, los servicios de transporte por plataforma digital, tipo Uber, convienen al contratista. ¿Está usted a favor de los taxistas tradicionales o no? El alquiler de su propiedad para la plataforma Airbnb, es a su favor, ¿promueve usted la doble privatización de su vecindario, con alquileres a corto plazo? La luz eléctrica de la Autoridad de Energía Eléctrica era un bien público, bueno o malo, ¿prefiere usted a Luma porque es más eficiente?
En el mismo renglón, los edificios de la Iglesia Católica, esa que promovió la esclavización de los hombres y mujeres negros y afrodescendientes, en el Viejo San Juan, son propiedad privada. ¿Le molesta a usted que estén bajo el dominio de un hombre de Texas, pero no de la Iglesia Católica?
Usted debe de asumir una posición en contra del neoliberalismo. Si es así, acabaría usted repudiando al PNP, al Partido Popular Democrático, al Proyecto Dignidad, al Movimiento Victoria Ciudadana. En fin, por “un chispito” se salva el Partido Independentista Puertorriqueño y Eliezer Molina. El resto promueven posturas neoliberales. Asuma usted posición. Pensemos.