Nuevo orden, o cuando lo sórdido es la historia, pero no hay historia

Cine caribe

El cine mexicano, el del último capítulo histórico, se ha sabido introducir bien en el mercado de venta de las películas en línea.  Por lo tanto, sea el director que sea, el cine mexicano se ha convertido en un valor de venta. En lo que correctamente los mercados financieros llaman, “un commodity”.

De esto peca Nuevo Orden (Dir. Michel Franco, México, 2021).  Se trata de un filme que en apariencia es revolucionario, pero en su génesis como en su expresión, es una película conservadora, que aprieta por donde es más debil: por la crisis histórica del  estado fallido mexicano.  Con todo y la revolución del 1917, Zapata y los Zapatistas, Chiapas y Frida y Diego, el estado mexicano bajo demasiados indicadores de bienestar social, se ha convertido en un tormento, en un fiasco, en un dato no existente.

Nuevo Orden reconoce ese momento. El colapso del estado mexicano, ese que se fundó en entre la modernidad europea y el indigenismo unido a la civilización Azteca y Maya, impera hoy. No es posible vivir en un estado que 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa hayan desaparecido por arte de magia. Luego uno descubre que tanto los policías municipales, el ejército y los narco activistas, los mataron.  ¿Eso es normal?

Pues bien, tantas cosas no son normales en México, aunque se han hecho normales. Y dentro de esto, viene Franco con Nuevo Orden para plantearnos que hubo un levantamiento popular contra ese estado fallido, el cual es a su vez controlado por un ejército, que a su vez es derrocado por un golpe de estado.  La impresión que ledeja a uno este estado de anomía, es que uno no sabe cuál de todas las capas de “nuevo orden” es peor.  Todas son autoritarias y dictatoriales contra la población que controlan.

Pero esto se da, en el epicentro de una boda de sectores social y económicamente poderosos. Algo así, en la crisis del estado mexicano, de una vieja burguesía aún dominante.  Se trata de una caricatura que en estos días se ha hecho famosa a partir de la serie de plataformas en líneas, “¿Quién mató a Sara?” (Creador José Ignacio Valenzuela, EE.UU., 2021). Y en serio, que uno se pregunta viendo película sobre película  de México, ¿en serio que me interesa contar la historia partir de la gente blanca y poderosa?  Es el mismo error que cometen tanto Valenzuela como Franco, pero lo “bonito” es que nosotros le perdonamos a ambos esa soberana tontería.

Pues volviendo a Nuevo Orden, la película inicia en la boda de una pareja, de cuyos nombres tampoco me quiero acordar.  Ellos blancos, rubios y “bonitos”.  Luego los empleados, el servicio, todos indígenas o mestizos.  Pues bien, entonces, ellos comienzan a rebelarse y luego llegan los encapuchados y se forma la pugna. Pero la brutalidad de los insurrectos es horrible. No es revolucionaria es autoritaria.  Estos son sofocados por el estado, por vía de la policía y el ejército. Pero luego se da un golpe de estado, y otra facción del ejercito toma control, y termina matando a todos y todas que en algún momento dado se opusieron.

En fin.  El problema de Nuevo Orden yace en su falta de originalidad. Ya en Children of men (Dir. Alfonso Cuarón, Reino Unido, 2007) se había planteado algo similar. Alfonso Cuarón aparece como productor de Nuevo Orden.  Por otro lado, Pier Paolo Pasolini en 120 day of Sodom(Dir. P. P. Pasolini, Italia, 1975) había planteado un similar grado de maldad como se refleja en Nuevo Orden.  La pregunta es ¿y entonces qué hacemos?  Michel Franco plantea que nada. La vida continúa.

En este sentido, la película es un planteamiento conservador encumbrado en ideas contestarias que, como todos los directores nuevos de México, se quedan sin transformar el orden social.  ¿Cuándo sabremos cómo murieron los 43 de Ayotzinapa? No creo que esto será el interés de este nuevo cine mexicano. Es arte, en ese entrelazamiento entre Cuarón y Pasolini, que nos deja en mero voyerismo.

Las revoluciones todavía están de moda. Todavía.  Y al capital, sobre todo al de películas en línea, le interés hacernos olvidar que las misma existen.  En fin, para sufrir maniacamente, no vean Nuevo Orden.  Pero sí le interés ver cine por el ejercicio de verlo, aquí hay una dolorosaopción.