Literatura urbana peruana [panorámica contemporánea]

Cultura

(San Juan, 11:00 a.m.) Para comenzar a familiarizarse con la literatura peruana contemporánea, varios libros nos acercan a conocer a Perú desde particulares puntos de vista.  El movimiento literario peruano se compone de una extensa gama de escritores reconocidos internacionalmente y otros más conocidos nacionalmente, pero de una calidad literaria innegable.  Haciendo una vista panorámica a esa literatura, hay una serie de libros que nos permiten conocer algunas de la compleja cantidad de matices que nos brinda el Perú.

Comenzando por uno de los escritores más reconocidos, Mario Vargas Llosa, y por sus inicios, La ciudad y los perros (1963).  Esta obra narra la vida de un grupo de muchachos en el Colegio Militar Leoncio Prado, cuyas experiencias en su desarrollo hacia la vida adulta presenta un aspecto particular de la sociedad peruana. 

Previo a Vargas Llosa, Ciro Alegría, otro muy famoso escritor peruano, hace un retrato de las aflicciones de la vida en el Perú a inicios del siglo XX, en su obra El mundo es ancho y ajeno (1941), relatando el enfrentamiento de la pequeña comunidad de Rumí ante el avance de la modernidad.

Para tener una idea de las situaciones económicas críticas que vivía el Perú, Oscar Malca utiliza la perspectiva de M, personaje principal, de su obra Al final de la calle (1994), para relatar cómo vivía la clase media limeña en la década de los ochenta.  En esta historia, Lima era una ciudad descolorida y la atmósfera imperante era deprimente. 

Alfredo Bryce Echenique compone en No me esperen en abril (1995) una ilustración de la vida de la clase alta limeña, a través de las situaciones que atraviesan Manongo Sterne Tovar y Teresa.  Con el relato de las peripecias de adolescencia de Manongo, el autor deja sentir una nostalgia por el Perú oligárquico que ya no será más.  

En El tartamudo (2002), Abelardo Sánchez León nos habla de Monty, un adolescente tartamudo, cómo observa y sobrevive la desintegración de la Lima tradicional y aristocrática.

En la categoría literaria de la poesía, nos viene a la mente uno de los más leídos poetas peruano, César Vallejo.  Nacido a fines del siglo XIX, se le considera uno de los más grandes innovadores del siglo XX y máximo exponente de las letras peruanas.  Resalta en él su obra póstuma Poemas Humanos, cuya expresión vanguardista rompe con los parámetros tradicionales de la poesía, utilizando sus versos para expresar, con sencillez, las cotidianidades de su perspectiva de la vida. Compuestos entre 1931 y 1937, fueron publicados póstumamente.  También escribió en prosa la novela proletaria o indigenista.

Jorge Eduardo Eielson un artista renacentista de la Generación del 50, destacó, además de la poesía, por sus novelas, dramas, ensayos y artículos periodísticos. A esto se añade su talento en las artes visuales.  De sus poemas, Misterio se encuentra inscrito en la fachada posterior del edificio de la calle Noordeinde núm. 6, en Leiden, Países Bajos. 

Una mujer, Blanca Leonor Varela, también destaca en esa Generación del 50 peruano. De su poesía, indica Octavio Paz, su gran amigo: Blanca Varela es un poeta que no se complace en sus hallazgos ni se embriaga con su canto.  Con el instinto del verdadero poeta, sabe callarse a tiempo. Su poesía no explica ni razona. Tampoco es una confidencia.  Es un signo, un conjuro, frente, contra y hacia el mundo, una piedra negra tatuada por el fuego y la sal, el amor, el tiempo y la soledad. Y también una exploración de la propia conciencia.1 En su obra, Blanca Varela exploró su entorno y sus sentimientos en una magna obra poética.

En 5 metros de poemas (1927), Carlos Oquendo y Amat pone en vigor la poesía modernista con matices delicados y sensibles.  Utiliza 5 metros de papel a modo de acordeón para publicar su única obra brillante con claros componentes cinematográficos de visión estética.  Muere trágicamente Oquendo y Amat en España en 1936.

El Viaje, premiado en el concurso “El Poeta joven del Perú” y publicado en 1961, es una poesía brillante, donde Javier Heraud plantea en versos sencillos, pero intensos, sus vivencias.  Heraud era un revolucionario marxista que muere de 21 años, cuando era perseguido por la Guardia Republicana, en 1963.

Las experiencias de vida desde el margen se plantean en la obra de Jorge Eduardo Eielson con Noche oscura del cuerpo (1983), un tratado poético con una dimensión sencilla de ideas complejas, donde su condición de migrante homosexual plantea los secretos detrás de la condición humana.

José Wanatabe, peruano de raíces japonesas, cuenta en versos, en Habitó entre nosotros (2002), la historia de Jesús, presentando sus dimensiones humanas.

El cuento tiene su mayor exponente peruano de la tradición clásica en Luis Loayza.  En Otras tardes (1985) Loayza escribe cuentos cortos, de manera sencilla y hermosa.  Esta obra cuenta la historia de amor entre Carlos, profesor universitario de literatura, y Ana, una alumna perteneciente a la burguesía limeña.  

Otro trabajo prominente en este género es Los inocentes o Lima en Rock (1961) de Oswaldo Reynoso, la primera de sus obras.  Cuenta la adolescencia de sus personajes, así como también los amores e incertidumbres ante la vida.

Perú tiene una expresión literaria destacada con La Cuarta Espada (2007) de Santiago  Roncagliolo.  Este escritor relata los orígenes y el resultado de la época del movimiento Senderos Luminosos y su guerra terrorista.  Toma como personaje principal a Abimael Guzmán, líder de ese grupo.  En ella murieron cerca de sesenta mil víctimas, entre muertos y desaparecidos.  

El mismo tema aparece en Sendero: Historia de la guerra milenaria en el Perú (1999), de Gustavo Gorriti, obra periodística que se caracteriza por la profusión de documentos y la precisión en el detalle, logro por haber experimentado de primera mano las consecuencias de la guerra y luego de cientos de entrevistas a los personajes participantes en ella.  Gorriti padeció ser secuestrado por los militares de Fujimori, uno de los cargos para la encarcelación de ese expresidente.

Esta panorámica no pretende, ni remotamente, profundizar en la literatura peruana, sino ser una invitación para una mayor lectura.