Gigi Fernández y la economía del descrédito [¡Jasmine C-Q más boricua que tú!]

Economia Solidaria

(San Juan, 1:00 p.m.) Me pregunto, ¿quién le da autoridad a Gigi Fernández a opinar sobre la puertorriqueñidad?  Realmente, para una mujer que hace tiempo negó su puertorriqueñidad, que no es parte de la diaspora, sino de la transculturación americana, asumiendo representar a los EE.UU. en los juegos olímpicos, uno se pregunta porque desea opinar tanto contra nosotros. 

El domingo pasado cuestionó la puertorriqueñidad de Jasmine Camacho-Quinn. Lo hace, como ha comentado otros eventos, pero no lo hace desde asumirse como boricua, sino asumiéndose como americana. Hay algo racista en el comentario.  Es una lógica supremacista, que de forma constante, olimpiadas tras olimpiadas, eventos sobre eventos nacionales, ella asume.  ¿No sería más correcto que Gigi Fernández se dedique a envejecer en los EE.UU. tranquilamente y se olvide de los boricuas?

Lo interesante es que en el día de mayor puertorriqueñidad, el domingo pasado cuando Jasmine C-Q ganó, entonces viene Fernández  provocar revuelo. Esa no es la historia real.  La historia más pertinente pero a su vez impertinente, es que la prensa le hace coro, y de repente ahora tenemos que cuestionar si la nueva reina de los 100 con vallas es o no boricua.

Pues bien, pienso que los racimos se cuelan por doquier.  Que en este caso, Gigi Fernández no desea celebrar la vida de una boricua, Jasmine C-Q, hija de afro americano y de boricua, ambos negros, y donde usa pestañas potizas para verse más bella.   

De igual forma que en la celebración de nuestras medallas olímpicas en estos dias, todos se han olvidado de Jaime Espinal, quien ganó medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.  Lo hizo y todos cuestionaron, al igual que a Jasmine, si era boricua o si era dominicano.  Los racismos son intolerables.  Pensemos.