Aguada, el municipio [breves notas de su historia]

Cultura

(San Juan, 10:00 a.m.) Al hablar de la historia del desarrollo urbano de Aguada debemos remontarnos a la época de los ingenios azucareros y la colonización española. En ese momento Aguada formaba parte de la Villa de San Germán y los ataques de los indios caribe eran constantes. La ermita que fue establecida por los frailes franciscanos en el Barrio Espinal fue incendiada por los indios caribes en 1515. Los historiadores Haydee E. Reichard De Cardona y Richard Brown Campo señalan que después de 1528, el rey Fernando el Católico autorizó a los vecinos de la Villa de San Germán a trasladarse al sitio de San Francisco de la Aguada, luego de varios ataques de los indios caribeños, piratas franceses e ingleses, (Reichard de Cancio & Brown Campos, 2002).

La historia del origen de Aguada se remonta a las primeras décadas del siglo XVI, al Partido de San Germán en su primera ubicación en las cercanías del río Guarabo (actualmente río Añasco). Tras los ataques de los piratas franceses, los habitantes de San Germán se dispersan y varios de ellos se ven obligados a instalarse en el sencillo caserío de los Frailes Franciscanos, dando lugar así a la antigua aldea y construcción de las rancherías. En 1529 es nuevamente atacado y destruido por invasores caribes. En 1583 el pueblo fue reconstruido y unos años más tarde, nuevamente fue devastado por los ataques de los piratas franceses, (Reichard De Cardona, 2018).

Asimismo, las costas de Aguada fueron asediadas por piratas y corsarios. Los filibusteros eran provenientes de diversas nacionalidades tanto franceses, ingleses y holandeses. En 1595, Francis Drake, tras su derrota en San Juan, cuando intentaba hacerse con un botín de dos millones de pesos en oro y plata, se detuvo en las inmediaciones costeras de Aguada para abastecerse de agua y suministros. Según destaca Walter A. Cardona Bonet, unas décadas después del ataque de Drake, el corsario holandés Balduino Enrico comandó una flota que fue derrotada en San Juan, para tomar el control de la ciudad capital de Puerto Rico, (Cardona Bonet, 1985).

Después de este intento fallido, en enero de 1626, la flota de Enrico ancló frente a la costa de La Aguada, (Baralt, 2008). El corsario holandés envió emisarios y un intérprete a tierra con el objetivo de adquirir agua y suministros. Los lugareños rechazaron cualquier intercambio y le advirtieron del riesgo de intentar desembarcar en la zona. La flota holandesa ignoró las advertencias, por lo que los residentes los atacaron y los obligaron a irse, (Nieves Acevedo, 2009). Finalmente, según la historiadora Haydeé E. Reichard, en 1632 se reconstruyó el asentamiento en su ubicación actual, declarada Parroquia San Francisco y el primer Teniente de Guerra fue don Juan López de Segura.

En 1736 varios vecinos de la Villa de Aguada, a través del Sr. Pedro Arce, presentaron una solicitud para encontrar una ciudad o pueblo con fortaleza. Evidencia de esto se muestra en un mapa de 1737, presenta la bahía de Aguada, la bahía de Añasco y el puerto de Mayagüez. En él se identifica el proyecto de un Fuerte cerca del río Culebrinas.

Figura 8: Mapa de 1737 que muestra el fuerte propuesto para construirse en Aguada.

El gobernador de la isla rechazó la solicitud realizada por el señor Arce y recomendó al Rey que subestimara esta solicitud porque era de poca utilidad para el servicio real. Posteriormente, en 1765, en Aguada había 685 vecinos distribuidos en cuatro hileras de casas alrededor de la plaza pública central. Según documentos de Puerto Rico recopilados por el Historiador Oficial de Puerto Rico, en 1778 mediante Cédula del Rey Carlos III, se otorgó el título de Villa a La Aguada. Esta Villa incluía lo que hoy comprenden las localidades de Aguadilla, Moca, San Sebastián y Rincón, (Historiador Oficial de Puerto Rico, 2007).

En las primeras décadas de 1800 se construyó una calzada de 2,876 yardas de largo por 12 de ancho, desde el centro del pueblo de Aguada hasta la playa. Según varios historiadores, el límite entre Aguada y Aguadilla es el cauce del río llamado "Madre Vieja". Es interesante que en los mapas de 1886 elaborados por el Cuerpo Militar Español, este río se conoce como "Boca Vieja".

Desde principios del siglo XIX, en Aguada, existían varias plantaciones de caña de azúcar. Uno de ellos fue la Hacienda Concepción de Don Gonzalo Firpo, ubicada en el Pabellón de Espinar. Hacia 1813 la miel, el ron y el azúcar que se producían en esta hacienda eran exportados por el puerto de Aguadilla debido a la cercanía de este. A mediados del siglo XVII, el cronista Fray Iñigo Abbad y Lasierra, de manera muy poética, hizo una descripción detallada. El cronista escribió:

“Pasada la boca del río Culebrinas y siguiendo la costa de la mar por camino llano y hermoso, a distancia de una legua se halla el pueblo de San Francisco de Asís de la Aguada, cercado de cuatro ciénagas, o lagunas en una llanura, que se anega en tiempos de lluvias.”

Abbad y Lasierra enfatizó que el pueblo tenía cuatro hileras de casas con una enorme plaza central. Sin embargo, señaló que la iglesia se encontraba en muy mal estado porque, aunque había sido reconstruida varias veces, se encontraba en un terreno pantanoso que no resistía el edificio. A la izquierda de la plaza había una capilla fuerte que servía como parroquia del pueblo.

En 1886, según la Comisión Topográfica del Ejército Militar de España, Aguada contaba con dieciocho barrios: Aguada (Pueblo), Asomante, Atalaya, Cruces, Carrizal, Cerro Gordo, Espinal, Guayabo, Guanábanos, Guaniquilla, Jagüey, Lagunas, Mamey, Marías, Malpaso, Naranjos, Piedras Blancas, y Río Grande.

En ese momento, el pueblo contaba con un total de 272 viviendas, siendo Aguada (barrio Pueblo), Cerro Gordo y Naranjos los barrios más poblados. Había 704 jornaleros, 1 zapatero, 2 albañiles, 5 carpinteros, 1 herrero, 4 panaderos y 1 médico solamente. En esos días el pueblo no tenía posadas, ni hostales y no tenía hospital. En términos de infraestructura, la localidad de Aguada contaba con 2 pozos de agua potable. Básicamente, el pueblo constaba de 4 calles principales y 6 calles secundarias.

A través de los periódicos consultados se puede constatar otras infraestructuras de las que disponía Aguada. Por ejemplo, el 20 de octubre de 1849 se publicó una nota en el diario “La Gaceta” informando que, debido a una falta cometida por un grupo de treinta vecinos de Aguada, se impusieron multas proporcionales a las faltas cometidas. Producto de estas sanciones se obtuvieron 943 “pesos”. Se acordó que este dinero se utilice en situaciones de emergencia pública en beneficio de la población. Para cumplir con esta tarea se nombró una Comisión, integrada por D. Pedro Perea, vecino de Aguadilla. A partir de este proceso, la Comisión recomendó la reconstrucción del cementerio, el establecimiento de una carnicería pública y la reparación del ayuntamiento.

El 29 de agosto de 1867, un grupo de vecinos de Aguada, a través de la Jefatura de Obras Públicas, solicitó al Rey autorización para demoler la ermita de la Concepción del barrio de Espinal por encontrarse en muy malas condiciones. Al mismo tiempo, solicitaron autorización para reconstruirlo. El 24 de diciembre de ese mismo año, el gobierno accedió a la petición y ordenó que se subastara la ejecución de la obra y se asignaran los fondos para tales fines.

Asimismo, el 28 de abril de 1883, el diario oficial del gobierno, “La Gaceta de Puerto Rico”, indicó que el 17 de abril de ese año se instaló una vía Central desde la capital a Ponce. El periódico publicó el itinerario general del correo. Hubo dos itinerarios, el primero partiendo de la Capital a Ponce por la ruta de Arecibo. El primer itinerario mostraba una ruta saliendo de Aguadilla con su primera parada en Aguada y posteriormente se dirigía hacia Rincón. El segundo itinerario partía de Ponce hacia la Capital por la ruta de Arecibo. En ese itinerario, la línea de correo salía de Rincón haciendo parada posteriormente en Aguada; luego continuaba su recorrido hacia Aguadilla.

Es interesante observar como a pesar de la segregación de estos tres pueblos siempre se mantuvieron interconectados por razones funcionales, políticas, económicas y hasta familiares, como bien evidencia la Dra. Haydee E, Reichard De Cardona, (2020). Al recorrer estos municipios en la actualidad se percibe como los límites geográficos se difuminan y muestran destellos de una unidad regional.

*Agradecimiento a la profesora Mercedes Carrero Morales por sus comentarios y correcciones.