(San Juan, 1:00 p.m.) No sabemos cómo, pero las farmacéuticas creen en el Covid-19. Tanto creen, que propusieron hace apenas dos meses una tercera vacuna, para estar protegidos, y hoy el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDC por sus siglas en inglés) del gobierno de Washington, lo ha aceptado. Ahora viene una tercera vacuna, por, entre otras razones “que la eficacia de las primeras dos dosis, está disminuyendo”.
Patético, pero es así. De ahora en adelante, y a partir de esta pandemia, vamos a vivir “endrogados”. Ahora sí que los detractores del remedio tienen en parte razón. ¿Qué tiene este virus que continúa mutándose y al hacerlo nos pone a todas y todos en riesgo? Es un misterio.
Lo que sí podemos estipular es que ante la situación, son las farmacéuticas las más beneficiadas. Siendo un remedio completamente privatizado, las mismas han logrado que la necesidad por ellas no desaparezca. Tan terrible es el mal, como tan necesario es el remedio.
Es momento de sentarnos a pensar. Es momento de buscar nuevas soluciones. Por lo tanto, debemos cuestionar si la solución hoy, de seguir haciendo más ricas a las farmacéuticas, nos garantiza la vida. No sé. Pensemos.