A la[s] iglesia[s]… un consejo le[s] voy a dar….

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Camínalo y no lo corras tanto…
Roberto Roena y su Apollo Sound
Mi amigo Rubén David Bonilla Ramos es nacido y criado en Puerto Rico. Posee
un Bachillerato en Artes en Religión de la Universidad Interamericana de Puerto
Rico y una Maestría en Divinidad del Seminario Evangélico de Puerto Rico. Al
momento cursa estudios doctorales en la Escuela de Teología de la Universidad
de Toronto en Canadá. Ha ofrecido conferencias a nivel local e internacional en
temas de género y sexualidad; y su trabajo “Out of the closet: Homosexuality,
Colonialism and Mission” fue publicado en el libro For those who wish to hear:
Emerging Theologians on Mission and Evangelism(2019). Ha escrito y escribe
columnas de opinión y artículos para revistas académicas y diarios del país.  Se
encuentra en el proceso de mudanza a Toronto para completar sus estudios
doctorales en género, teología y teoría decolonial, junto con su esposa Leslie y
su hija Betty (Beatriz). Es el editor en español de Baptist Peacemaker.
Hoy les quiero compartir un excelente trabajo que publicase originalmente en la
revista Baptist Peacemaker:
“Es, quizás, uno de los temas más dialogados y discutidos dentro de las iglesias;
produce emociones fuertes, encontronazos súbditos y choques contrarios entre
distintas personas. Me refiero, evidentemente, al tema de la sexualidad e
identidad de género que se discute constantemente en las esferas teológicas
cotidianas. En Puerto Rico se debate en el senado el proyecto de ley 184 que
prohíbe las “Terapias de Conversión”. Por “Terapias de Conversión” nos
referimos a las intervenciones médicas, sicológicas y emocionales que intentan,
de manera forzada y opresiva, cambiar las identidades de género y
orientaciones sexuales. Aunque se debate todavía entre sectores conservadores
y liberales lo que significan estas terapias, una cuestión queda clarísima,
afirmada por el consenso de la comunidad sicológica y médica: que estas
terapias son nocivas, dañinas, maltratantes y traumatizantes.
Desde mi marco de referencia, varios asuntos saltan a la vista de manera
peculiar. Parece importante detenernos a cuestionar la necesidad de intervenir,
de manera violenta y abusiva, con niños y niñas, para subvertir, cambiar o
imponer una identidad de género o una orientación sexual en un marco binario.

El género no es una cuestión estática. A medida que avanzan los estudios del
tema se va entendiendo el género como constructo social fluido que está

influenciado por la cultura, política, economía – entre otros. Es decir, el género
no existe de manera arbitraria ni absoluta, por el contrario, se gesta rodeado de
influencias culturales que contribuyen a su formación. Intentar cambiar estas
nociones de maneras impositivas es un ataque directo a la dignidad de la
persona y un pecado que transgrede la humanidad e identidad Divina – también
influenciada por estos parámetros.
Las discusiones sobre el género, las identidades de género, roles de género,
sexo biológico, orientación sexual y expresiones de género – entre otros
conceptos – no son nuevas ni aparecen de la nada. Las personas en las
comunidades LGBTTQIA+ no nacieron hace 20 años, por lo tanto, la diversidad
sexual no es un tema reciente que ha sido impuesto – la diversidad sexual existe
(y ha existido desde siempre). Es por esto por lo que, como iglesia que se
mantiene a la vanguardia y se inserta en las discusiones cotidianas del mundo,
debemos dialogar teológicamente las cuestiones de género para continuar
abriendo espacios de diálogo en nuestros templos.
Es por esto por lo que, como iglesia que se mantiene a la vanguardia y se
inserta en las discusiones cotidianas del mundo, debemos dialogar
teológicamente las cuestiones de género para continuar abriendo espacios de
diálogo en nuestros templos.
A continuación, varios consejos para las personas de liderato de las iglesias que
se pueden seguir para abrir espacios de diálogo, amor y entendimiento con las
personas de las comunidades LGBTTQIA+.
1. Familiarícese con el lenguaje: Uno de los problemas básicos que
enfrentamos es el desconocimiento del lenguaje; que nos lleva a la confusión de
términos. Hay 6 términos básicos que usted debe conocer que detallo
brevemente (y le invito a buscar información suplementaria para que conozca
más a fondo). Sexo biológico, género, roles de género, identidad de género,
orientación sexual y expresión de género (lo performativo). Con frecuencia estos
términos se confunden; es necesario que usted conozca sus definiciones para
un mejor entendimiento de la teoría y sus implicaciones.
2. Pregunte pronombres: Una de las peores acciones es nombrar a algo o
alguien que no le pertenece. Cada persona se identifica con pronombres (y un
nombre también). Evitemos asumir los pronombres de una persona, sino que,
con amabilidad, preguntemos cómo quiere que se le identifique: ella/él/elle.
Siempre pregunte los pronombres a las personas de su congregación para
poder dignificarles con las palabras adecuadas.
3. No asuma orientaciones sexuales ni pregunte cuestiones de la cama: La
expresión de género habla de cómo cada persona expresa su género de
maneras distintas. Debido a nuestras construcciones coloniales desde la
modernidad, asumimos que unos comportamientos específicos corresponden a

un género, identidad de género u orientación sexual. Esto no es correcto; cada
persona se performa o expresa su género desde su entendimiento y desde su
sexualidad. Asumir que una persona es cis/trans/heterosexual/gay/bi, etc.,
basado en comportamientos, ropa o maquillaje nos puede conducir a
malentendidos, a identificar a personas de manera errónea y a herir a nuestros
prójimos/as/es. No asuma identidades ni orientaciones.
4. Escuche para entender cuando le hablen: La teóloga Marcella Althaus-Reid
alega que la iglesia no se ha sentado a escuchar las historias sexuales de las
personas de la comunidad LGBTTQIA+ y que por eso la teología sabe tan poco
de amor. Existe un tabú al escuchar las historias de las personas de esta
comunidad. Nuevamente, nuestras construcciones coloniales dictan normas del
sexo, de cómo se práctica y cómo se ejecuta. Sin embargo, todos practicamos la
sexualidad de maneras distintas. Si se da el caso de que alguna persona desea
compartir con usted cómo conoció a su pareja, cuánto tiempo llevan, dónde se
conocieron, cómo fue su primer beso y qué les enamoró (entre otras cosas),
intente poner de un lado los prejuicios y las nociones impuestas del sexo y
escuche atentamente a su prójimo/a sin juzgar o decirles cómo practicar su
sexualidad.
También es importante repensar el concepto del amor desde la justicia y la
libertad—el amor que impone identidades e intenta cambiar orientaciones
sexuales no es amor.
5. Revise su teología y la de su iglesia: Haga una profunda reflexión de cómo
se presentan a Dios y Jesucristo en los cultos y las experiencias eclesiales de su
comunidad de fe. Pregúntese si las ideas de Jesús que presenta son machistas,
patriarcales, excluyentes, opresivas o misóginas. Cuestione si lo que se predica
de Jesús obedece patrones heteronormativos que borran y destruyen visiones
de Dios y lo Divino desde otros parámetros sexuales y de género. La teología
que se predica en los púlpitos tiene el poder de salvar nuestra vida; pero a la vez
tiene el poder de destruirlas. Revise sus sermones, estudios bíblicos y
presentaciones para evaluar si su teología es una que considera a Jesús como
salvador de todas las personas; no solamente las binarias o las heterosexuales.
6. Discuta temas de género con su congregación: Con mucha probabilidad,
las personas en su congregación comparten sus dudas sobre la sexualidad,
género, la comunidad LGBTTQIA+ y la teología. Atrévase a discutir estos temas
desde la comunidad, el entendimiento y el amor. Arriésguese a dialogar con su
iglesia y sus líderes temas de sexualidad y género buscando crecimiento como
comunidad. Organice eventos que dialoguen con estos aspectos e invite
personas expertas en el tema para que sus feligreses y usted puedan
profundizar sus entendimientos teológicos.
7. Manténgase al día con las teologías contemporáneas: Como pastor/a y
líder, es su deber estar al tanto, no solo con el lenguaje y los conceptos; sino

con el mover teológico contemporáneo para poder transformar a su iglesia en un
espacio de apertura y amor. Consulte autores y tome cursos. Manténgase al día
en temas de teologías feministas, mujeristas, womanistas, queer, diability,
indígenas, etc. Recuerde que su iglesia es un lugar donde la gente debe
entender la obra de gracia y salvación de Jesucristo; sin embargo, recuerde que
vivimos en un mundo altamente diverso y usted, como líder, debe estar
informado en estos temas.
8. Utilice el amor como punto de partida: Es imperativo que el amor sea el
gobernante en los procesos de apertura y diálogo. También es importante
repensar el concepto del amor desde la justicia y la libertad—el amor que
impone identidades e intenta cambiar orientaciones sexuales no es amor. La
polémica, el juicio y los absolutos no tienen cabida dentro del Reino de Dios. Por
el contrario, la base del Reino de Dios es el amor de Jesús para todas las
personas. Como líderes y pastores/as, nuestra tarea es emular el amor
incondicional de Jesucristo y utilizarlo como fuente de vida, inclusive y
especialmente en temas donde nuestras zonas de confort se tambalean. El amor
es el punto de partida para las articulaciones teológicas frescas que buscan abrir
espacios de encuentro con lo Sagrado para todas las personas.
Tanto Jesús como Su obra salvífica por la humanidad se gestan desde procesos
que no excluyen, desde espacios que no oprimen y desde lugares donde el
amor es la base de toda teología.
9. Provea espacios seguros: La comunidad LGBTTQIA+ ha sido
sistemáticamente marginada y oprimida por años. Aunque usted o personas de
su iglesia avancen en la lucha de la justica, es importante que se provean
espacios seguros para las personas de esta comunidad. Si invita a una persona
a hablar del tema: recompense su labor, provea la opción de salir del lugar de
ser necesario, asegúrese que las preguntas no sean dirigidas al ataque.
Considere el aspecto emocional de la persona durante la charla o diálogo y no lo
convierta en una letanía opresora. Provea un espacio seguro, abierto y
respetuoso.
Estos son solamente algunos consejos prácticos que se deben seguir para
continuar el diálogo y abrir la teología a nuevos horizontes. Jesús no es un
personaje estático y su Salvación no existe de manera opresiva; tanto Jesús
como Su obra salvífica por la humanidad se gestan desde procesos que no
excluyen, desde espacios que no oprimen y desde lugares donde el amor es la
base de toda teología. Como personas de paz, Cristo nos invita a adiestrarnos
diariamente para continuar la expansión de Su reino.
A continuación, alguna literatura sugerida para lecturas sobre teologías
contemporáneas y trabajos de la sexualidad—entre otros:
1. La Teología Indecente de Marcella Althaus-Reid.

2. Mujerista Theology de Ada María Isasi-Díaz
3. Creada a su imagen: Una pastoral integral para la mujer de Agustina
Luvis Núñez
4. El sexo en la iglesia editores Samuel Silva Gotay y Luis N. Rivera Pagán.
5. Radical Love de Patrick Cheng.
6. The Disabled Church de Rebecca Spurrier.
7. Transgressive Devotion de Natalie Wigg-Stevenson.
8. Decolonial Christianities Raimundo Barreto.
9. Essays from the Margins de Luis Rivera Pagán.
10. Historia de la sexualidad: Vol 1 de Michel Foucault.
11. El género en disputa de Judith Butler.
12. In memory of her de Elisabeth Schüssler Fiorenza
13. Black Liberation Theology de James Cone
14. Queering Christ de Robert E. Shore-Goss.
15. ¿Eres o te haces?: Una miradita a la homosexualidad y la Biblia de Eliseo
Pérez.