4ta edición de Independencia Hispanoamericana y lucha de clases [el prólogo]

Agenda Caribeña
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[Nota Editorial:  Olmedo Beluche, destacado sociólogo y activista político de Panamá, acaba de publicar la cuarta edición de su libro Independencia Hispanoamericana y lucha de clases.  En ocasión, el autor de este artículo contribuyó con el prólogo a la nueva edición, el cual publicamos hoy.]

En una carta a Engels, de 1864, cuestionaba ásperamente Marx a Leopold von Ranke por concebir y escribir la historia como ‘un fácil tráfico de anécdotas’ y por ‘atribuir los grandes acontecimientos a causas mezquinas e insignificantes’. El mismo Engels, con más vocación de historiador que su amigo, en repetidas ocasiones criticó con dureza la visión de la historia como constructos mentales, sin necesaria relación con el proceso histórico real, o el subjetivismo de quienes creen que cada historiador tiene derecho a tener una imagen privada particular del pasado. Para los fundadores del materialismo histórico, la historia, como ámbito de estudios, significaba indagar los factores y fuerzas sociales que permitirían entender la historia como proceso. 

En INDEPENDENCIA HISPANOAMERICANA Y LUCHA DE CLASES, Olmedo Beluche, sociólogo, profesor e intelectual panameño, con una trayectoria en la izquierda socialista de más de 45 años, aporta, además de un notable conocimiento de la historia de América Latina, una ilustradora muestra de cómo aplicar el método marxista de interpretación a los fenómenos de lo histórico-social.  

El texto se mueve entre el oficio propio del historiador profesional y la formación y vocación del sociólogo, entre la historia social y la sociología histórica. En línea con esto, nuestro autor precisa ya al comienzo de la presentación: “Más que una descripción minuciosa de los hechos, para los cuales existen referencias bibliográficas muy buenas…. nos parece que estaba faltando un abordamiento de los trazos gruesos que permitiera poner en orden racional todo el proceso independentista”.  

Es decir, una interpretación del fenómeno histórico de las independencias, desde el marxismo y poniendo el foco en las luchas sociales que le dieron forma al proceso todo. Así se escapa a las mistificaciones ideológicas y a las superficialidades fenoménicas de la ‘historia oficial’, y se construye un texto que combina el aporte analítico sustantivo acerca de los hechos registrados (trabajando temas como Nación, Identidad, Revolución, Independencia) con una aproximación teórico-metodológica, capaz de hacer inteligible el curso de los acontecimientos, de revelar la lógica subyacente, a primera vista amorfa sucesión de eventos. 

Pensar critico-racionalmente la historia, como proceso de autoconstitución humana (Hegel contra la ‘mala infinitud’), ha exigido denunciar y superar la mera crónica, el descriptivismo, presuntamente neutral, que trafica una versión fetichizada, pseudoconcreta de lo real, la versión del sentido común, y, en las últimas décadas, enfrentar el empuje irracionalista postmoderno, negador de la posibilidad misma de tal conocimiento. 

Contra las concepciones subjetivistas o positivistas, comprender la historia conlleva examinar los hechos de la manera más descentrada posible para intentar reconstruir intelectualmente el proceso histórico objetivo, hilvanado a partir de la dialéctica de condiciones sociales de existencia y la acción intencional de los grupos e individuos. Las condiciones materiales, en sentido amplio, son a un tiempo el resultado de las acciones humanas (la praxis social) y el mundo objetivo en el que las generaciones posteriores desarrollarán su actividad y modificarán por su vez tales condiciones reales. 

Si la sociedad es ‘una totalidad compleja en devenir’, a partir de sus propias tensiones internas, entonces, para el marxismo, pensar la historia es escrutar y exponer los diversos determinantes de lo histórico-social, las relaciones entre economía, política, cultura y subjetividades, teniendo en cuenta dos criterios generales: por un lado, determinación ‘en última instancia’ por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, (la capacidad alcanzada por los seres humanos de conocer y controlar su entorno),  que establece en general el ámbito de las posibilidades, y, por otro, (‘el lado activo’ de la historia) la modificación de tales límites por la acción humana asociada, con un grado creciente de conciencia y autoconciencia, de sentido de la historicidad, de la humanidad. 

El trabajo del profesor Beluche se remite a este marco teórico-metodológico, desarrollando un ejercicio de equilibrio dinámico entre lo riguroso académico y lo polémico-político. La historia no es cosa de museos, ni objeto de erudición desconectada. Estudiamos la historia para intervenir crítico-racionalmente sobre el presente. Y esto también supone que comprender la historia significa interpretarla, porque los hechos no hablan solos. Miramos la historia desde un cierto lugar, un tiempo, unas condiciones. El lugar de Beluche es América Latina y las vivencias e intereses, aspiraciones de ‘los de abajo’, de los explotados y oprimidos. 

Lejos de cualquier ilusión de neutralidad valorativa, la objetividad en el conocimiento histórico-social radica en el esfuerzo de captar la dinámica del proceso social, para poder incidir en lo real social impulsando las tendencias que apuntan a la ampliación de las posibilidades humanas, a la realización de la libertad y al enriquecimiento de la vida. 

El trabajo de Beluche es un sólido aporte en este sentido, más allá del debate entre especialistas e interesados que contribuirá a enriquecer.