Coraje

Caribe Imaginado

Hay instantes en los que reniego de la existencia de Dios, y siento rabia, de saber que se va en el largo viaje gente buena, joven, trabajadora, que solo buscaban cómo llevar el pan a sus hogares. Entonces pienso en tantas personas malas, llenas de envidia, que hacen daño y pululan por la vida con la cabeza erguida.

Son seres despiadados, lobos hambrientos y egocéntricos disfrazados de mansos corderos. En esos momentos de incomprensión, me cuestiono por qué ese Dios justo y bondadoso, permite que pasen cosas innombrables: violaciones, pedofilia, matricidios, parricidios, filicidios, huracanes, terremotos, pobreza, hambre, terribles enfermedades. Mientras tanto, él, sigue silente sin decir nada o mirando para otro lado. Y yo, prendo velas, compro imágenes pidiendo sanación. Luego, cuando me llega la calma, comprendo que somos vulnerables y es ahí cuando me pongo a llorar en silencio, por las cosas que no puedo cambiar.