Funko Pop

Creativo

Amanda desconoce cómo se convirtió en una adicta a los funko pop. Ella ni siquiera conocía que los muñecos de vinilo, con la cabeza grande desproporcionada para su cuerpo, existían. La primera vez que los vio, fue en la habitación de Selma, la hija de una compañera de trabajo. La joven, sin saberlo su madre, coleccionaba estas pequeñas figuras que atrajeron su atención. La muchacha le explicó que los muñecos cabezones imitaban en forma a una persona o un personaje. Después añadió: “Para tu conocimiento, la moda de los funko pop se apoderó del planeta.” Amanda la escuchaba muy atenta y le preguntó: “Se pueden conseguir de brujas.” Selma le contestó que sí. Los ojos de la mujer brillaron de felicidad porque era la respuesta que deseaba escuchar.

Entonces, en silencio, comenzó a observar las diminutas siluetas, que metidas en cajas, compartían el cuarto con Selma. Su mirada escudriñadora se detuvo en la caja número ciento ochenta y siete. Allí, erguido, reposaba nada más y nada menos que Elvis Aaron Presley. Con cautela, Amanda se acercó para mirar aquella imagen del rey del rock and roll. Él llevaba puesta una camisa roja con diseños al estilo hawaiano, pantalón blanco y del cuello le colgaba un lei amarillo. Además, Elvis en sus manos sujetaba un ukelele. Amanda se asombró de los detalles. Quiso interrogar a Selma porque necesitaba descubrir, si alguien le había explicado, la historia que guardaba ese muñeco en específico. La joven contestó que no. Entonces Amanda, que era fanática de Presley, le dijo que ese era Elvis en su famosa película Blue Hawaian de 1961. Rápido añadió: “La banda sonora del filme vendió más de dos millones de discos.” Amanda, como si dictara una conferencia magistral, le mencionó que Elvis, interpretaba al joven Chad Gates, que, tras su regreso a Hawái, decidió trabajar como guía turístico en una agencia de una amiga.

Selma le agradeció toda la información porque comprendió que debía educarse a la hora de comprar los muñecos cabezones. Por su parte, Amanda se sintió satisfecha ya que pudo destacar sus dotes de cinéfila. Por otro lado, no podía negar que la primera vez que vio a Elvis en una película se enamoró de él. A ella le encantaba su versión de la canción Always on My Mind, aunque también le gustaba la interpretación melancólica que hizo, de esa misma canción, el estadounidense Willie Nelson. Precisamente, el primer funko pop que Amanda compró fue el del intérprete de música country. Willie, era el número doscientos dos, de la colección de cantantes de rock. Estaba vestido con una camiseta negra, mahones azules y sobre su frente, llevaba una badana roja con su nombre. Amanda encontró curioso que el pop conservaba las inconfundibles trenzas, ya que Willie tuvo que cortárselas al no poder manejarlas por cuestiones de edad.

Los creadores de los funko pop, a juicio de Selma, no escatiman en los detalles particulares que deben tener sus piezas de colección. Por eso, la figura de Willie Nelson, incluye su inseparable guitarra Trigger Brandon Bell, nombre con el que bautizó en 1969, a su guitarra acústica clásica Martin N-20, que ya es una reliquia de por sí. Por cierto, el cantante de country no llegó solo a la casa de Amanda. El muy sinvergüenza, tuvo la osadía de invitar a Selena Quintanilla, la Reina del Tex Mex, para que lo acompañara. Esta llevaba puesto el famoso enterizo morado, que utilizó en su último concierto, el 26 de febrero de 1995. Como si fuera poco, a Selena la seguía Jimi Hendrix, ataviado con la indumentaria que usó durante el concierto al aire libre Live in Maui, el 30 de julio de 1970.  Otro que se coló en la casa de Amanda, fue el británico Freddie Mercury, cantante de la banda Queen. Como Freddie,

Amanda que es una seguidora de la moda, no se sorprendió de los atuendos que usaron los funko pop alusivos a este gran ídolo. El número noventa y seis llevaba la emblemática chaqueta de piel amarilla, con los pantalones blancos de franjas rojas en los costados, la camisilla blanca y las zapatillas marca Adidas Hércules, usados por el exponente, el 12 de julio de 1986, en Live at Wembley. Mientras tanto, en el pop ciento ochenta y cuatro, Mercury luce la vestimenta de su gira artística Magic Tour donde cantaba el tema God Save

The Queen, con una corona de piedras preciosas en su cabeza.

 Una tarde, arribó al hogar de Amanda montada en un Mercedes, la deslumbrante Marilyn Monroe, con su icónico traje blanco. Los vecinos chismosos no paraban de hablar y por lo bajo murmuraban: “Esa mujer es amiga de estrellas de Hollywood.” En otra ocasión, Gómez y Morticia Addams, tocaron la puerta. Amanda les abrió dándole la bienvenida; los dejó pasar, pero les comentó: “Adentro se encuentran Edgar Allan Poe y Vincent Price, que conversan alegremente con Edward Scissorhands, el Hombre Lobo, la Novia de Frankestein, La Llorona y Carrie.

De pronto, el ruido estrepitoso de una puerta de un taxi amarillo hizo que Amanda se asomara al balcón. Del interior del vehículo salió malhumorada, como siempre, la sarcástica Dorothy Zbornak. En voz alta le contaba a su madre Sophia Petrillo, que el cretino de Stanley, se había divorciado por cuarta vez. Con su sarcasmo inconfundible, Sophia le comentó a su hija que Stan, a pesar de la edad, se comportaba como un chiquillo. Después, se bajó del carro Blanche Devereaux, caminando con mucha sensualidad. La seguía Rose Nylund, la campesina naive de Saint Olaf. Las cuatro preguntaron por Amanda y esta contestó: “Para que soy buena.” Dorothy, la líder del grupo tomó la palabra: “Vendimos nuestra casa en la 6151 Richmond Street. Desde Miami, tomamos un vuelo por Jet Blue, porque nos dijeron que en tu casa vivían grandes estrellas del cine y la televisión.” Para Amanda era un gran honor que las famosas Golden Girls se mudaran a Puerto Rico. En su vivienda, se oían las risas de aquellos funko pop que no paraban de charlar.

Como todos los años, Amanda no sabía que comprarle a su amiga Camila para regalarle en Navidad. Decidió consultarle a Selma, si había figuras de la serie Game of Thrones. ¡Por supuesto! exclamó la chica. Juntas fueron a una tienda a comprar los pequeños cabezones para así sorprender a la Camila. En el mes de enero, Amanda fue a visitarla y dentro de una caja decorada con un lazo brillante, estaban Robert Stark, Bran Stark, King Bran The Broken, y, el musculoso Khal Drogo, líder de los Dothraki Khalasar. Amanda, antes de darle el regalo a su amiga, le advirtió: “Cuando lo abras y veas lo que contiene, te convertirás en coleccionista.” Tremenda sorpresa se llevó Amanda, al descubrir que Camila tenía todos los funko pop de la serie. No le quedó de otra más que aceptar lo indiscutible: “A esa mujer no hay quien la sorprenda. De regreso a su casa, mientras manejaba, pensaba que no la pegaba con Camila. Se sacudió los hombros, prendió el radio para oír música relajante, con la intención de seguir esperando que Jughead Jones, Verónica Lodge y Betty Cooper, vinieran desde Riverdale, a hacerle compañía a Archie Andrews, en la estantería de su biblioteca.