Bipolaridad

Creativo

A veces pienso que soy bipolar porque cambio de ánimo muy rápido; unas veces la alegría se desborda a flor de piel, y es precisamente, cuando salgo a comprar cosas que no necesito. Si estoy alegre, le sonrío a la vida, escribo sin parar, no paro de trabajar. Luego, en cuestión de semanas, caigo en una tristeza profunda que me lleva a plantearme si merezco vivir. Constantemente, mis estados de ánimo cambian y no sé la razón.

De momento, me entra una euforia desmedida al grado de creer que soy capaz de controlar el mundo. Al mismo tiempo, me pongo ansiosa, nerviosa, y no soy capaz de hacer nada, por el temor a equivocarme. Tengo tantos proyectos por realizar que la lista es interminable pero no los concluyo y me desespero. Soy impulsiva; no puedo controlarlo, por eso algunos comentan: “ella es excéntrica; se cree la gran cosa.” Si supieran que en realidad soy muy hipersensible no harían esas expresiones.

Cuando estoy en la fase maníaca, me brota la alegría, me río a carcajadas, disfruto de la vida por completo. Mi autoestima se eleva al grado, de tener que usar sombreros de colores brillantes, minifaldas para enseñar las piernas, collares y aretes exuberantes. No obstante, esa fase dura poco y caigo en la depresión acompañada por la culpa y desesperanza. Me cuesta mucho levantarme de la cama para comer o ducharme. Mi marido tiene que darme los medicamentos para los trastornos del sueño. En esta fase viene la incomunicación, porque me alejo de amigos y familiares. Solo los perros saben mi sufrimiento. Al pasar las semanas, la luz vuelve a salir al final del túnel y el ciclo de nuevo comienza.