La psicosis imperial

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“LA HABANA (Sputnik) — El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, afirmó que el Gobierno de EE.UU. padece de «esquizofrenia« por creer que aún puede dominar al mundo. "Quieren someter a la Federación de Rusia, a China… están viviendo un momento de esquizofrenia, pensando que llegó el momento de dominar al planeta entero, y no se dan cuenta de que eso ya no es posible", afirmó Ortega al intervenir en la Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América-Tratado de Comercio de los Pueblos, que se celebra en la capital de Cuba.”

Al leer esta noticia de que el Gobierno de Estados Unidos padece de esquizofrenia, independientemente de cuan creible pueda ser el Presidente Ortega, no puedo evitar sentir curiosidad por profundizar en esa afirmación... ¿Puede un gobierno padecer de esquizofrenia?, me pregunto. Definitivamente que no. Ésta es una enfermedad mental del individuo no de un cuerpo dirigente. Sin embargo, la acusación no está dirigida necesariamente al aparato gubernamental en sí, sino a los dirigentes y estrategas de la política en la metrópolis.

Para poder demostrar si la aseveración se sustenta en la realidad o es un absurdo, es necesario definir que es esquizofrenia, presentar el cuadro sintomático de la enfermedad y probar a través las ejecutorias de los funcionarios si el gobierno de los Estados Unidos padece o no de la misma.

La esquizofrenia es un trastorno psicótico complejo, parcial o permanente, que se caracteriza por una desconexión con la realidad, y cuyos síntomas son las alucinaciones, delirios mesiánicos, paranoia, trastorno bipolar, narcisismo, delirios megalomaníacos, emociones apagadas e ideas bizarras entre otros. Juzguen ustedes.

¿Es o no un trastorno de la percepción de los sentidos cuando se reconoce como Presidente de una nación y se le dan todos los atributos como jefe de estado a un individuo que se autoproclama como tal en una plaza pública? Recordemos a Juan Guaidó en Venezuela.

En Estados Unidos se celebrará este mes de junio La Cumbre de las Américas cuyo objetivo es analizar los problemas y desafíos que enfrenta el continente y además, afianzar la integridad del hemisferio con el fin de mejorar la seguridad y bienestar económico de los ciudadanos de las naciones participantes. Sin embargo, el anfitrión, Estados unidos le niega la participación a Cuba, Venezuela y Nicaragua. ¿No es una desconexión con la realidad hablar de una cumbre de las américas, de la integración continental y del bienestar de los ciudadanos del hemisferio cuando se excluye de participar a estos países?

¿No es también una desconexión con la realidad las sanciones que han impuesto contra Rusia e inducido a Europa a imponer, cuando las mismas tienen un efecto catastrófico en las economías mundiales?

¿No es sufrir de alucinaciones y delirios megalomaníacos cuando subestimaron la inteligencia mundial e hicieron el ridículo exhibiendo un frasco de talco y un camión destartalado como armas de destrucción masiva? Recordemos al ex secretario de Estado, Colin Powell en su presentación en la Naciones Unidas para justificar la invasión a Irak y al Presidente, Bush hijo, mostrando la foto del camión destartalado.

¿Cuándo en la historia alguna nación ha permanecido pasiva ante la movilidad hacia sus fronteras de una alianza militar? Una acción que de por sí constituye una declaración de guerra Por consiguiente, ¿no son delirios de megalomanía pretender cercar a una potencia nuclear del tamaño y poderío de Rusia? 

¿No es paranoia acusar a China y a Rusia de todos los males que sufre el mundo cuando China es la locomotora económica mundial y Rusia uno de los principales proveedores de energía, elementos estratégicos, fertilizantes y alimentos?

¿No es sufrir del trastorno de bipolaridad cuando un día satanizan a una nación o a su gobierno y otro, la ensalzan? Roban y saquean sus riquezas y luego vienen con la cara fresca a que le resuelvan los problemas. Tomen como ejemplo el caso de Venezuela e Irán ahora que necesitan de su petróleo.

¿No es paranoia ver como enemigos a todos aquéllos que difieren de sus políticas? El imperio más poderoso del mundo declaró a Venezuela ­­–un país con muy poca capacidad ofensiva–, como una amenaza a su seguridad nacional. A todas luces una exageración y una distorsión de la realidad.

¿No es megalomanía o delirio de grandeza asociado al poder,  pretender ser el polizonte global o cuando asesinaron sin sopesar las consecuencias al comandante militar iraní, Qasem Soleimani? Sabemos cuál fue el resultado, Irán le destruyó dos bases militares en Irak y el Presidente con delirios de grandeza y delirios mesiánicos, Trump, no se atrevió ordenar un contraataque, “Hagamos a Estados Unidos grande otra vez,” decía.

¿No es alucinar cuando creen que pueden doblegar a China y a Rusia cuando no han podido doblegar a Cuba, menos a Irán y, pretender ser dueños del mundo en un momento en que es evidente la decadencia del imperio?

¿No es tener ideas bizarras cuando los portavoces de la metrópoli decían que todas las opciones estaban sobre la mesa si Rusia invadía a Ucrania o decir que ayudarán a Taiwan si China la invade cuando, de aplicar dichas opciones, de seguro, se desataría una guerra nuclear? ¿No son también ideas bizarras creer que pueden darle marcha atrás a la historia revirtiendo con sanciones los adelantos de las naciones emergentes, cuando dada la obsolescencia de la industria e infraestructura en Estados Unidos, no tienen ninguna posibilidad de lograrlo?

¿No están apagadas las emociones imperiales cuando ignoran el sufrimiento de los miles de niños que murieron y mueren de hambre y enfermedades como consecuencia de las de sanciones que le imponen a otros países? Más de 500,000 niños murieron sólo en Irak. Desde el 2001 las guerras libradas por Estados Unidos en nombre del antiterrorismo se han cobrado más de 800,000 vidas y más de 20 millones de refugiados en Irak, Afganistán, Siria y otros países. (Informe de la Universidad de Brown)

¿No están apagadas sus emociones cuando permanecen impasibles ante los asesinatos indiscriminados, encarcelamiento de niños, destrucción de viviendas y otros crímenes del régimen de Israel contra los palestinos y de la dictadura de Arabia Saudita contra Yemen?

¿No es característico del psicópata torturar y asesinar sin ningún remordimiento? Recordemos la legalización de la tortura y las fotografías en la cárcel de Guantánamo.

¿No es ser narcisista anteponer el derecho interno por encima del derecho y las normas internacionales, creerse excepcional y de ser superior al resto del mundo en su forma de gobierno, sistema económico y defensa de los derechos humanos?

¿No es una distorsión de la realidad cuando se apela a todo tipo de fake news, mentiras, montajes, calumnias y torcedura de los hechos para hacernos creer que el provocador, instigador, saqueador y asesino, es el bueno y el otro, la víctima empujada a la trampa, el diabólico?

Se puede afirmar con sólidos argumentos, independientemente de los resultados posteriores, que Estamos Unidos desde sus orígenes presentó señales de un cuadro clínico de esquizofrenia. ¿Qué otra cosa fue el destino manifiesto sobre la expansión territorial y la oración In God We Trust en el papel moneda, que delirios mesiánicos?

¿No es de psicópatas la expresión daños colaterales para restarle importancia a la muerte de víctimas inocentes? A los promotores imperiales no le es posible ocultar su comportamiento psicótico cuando han asesinado tantos niños, mujeres y ancianos y han sancionado, invadido destruido y empobrecido a tantas naciones para expandir su influencia geopolítica y apoderarse de sus recursos naturales.

Es evidente que la oligarquía dominante norteamericana, ayer esclavista, nunca ha sentido empatía hacia ningún otro país. Como clase supremacista imperial sólo puede sentir empatía por la acumulación de riqueza y poder constituirse en los amos del mundo. Lo demás es puro exhibicionismo político, demagogia e hipocresía oportunista para lograr sus fines. Recordemos la famosa frase de uno de sus prestigiosos estrategas. "Ser enemigo de EEUU es arriesgado, pero ser su amigo es letal" Henry Kissenger.

Si los gobernantes de una nación presentan todas estas conductas psicopáticas, no deberíamos sorprendernos que un policía asesine a sangre fría a un niño negro, que un cliente en un Burger King tirotee a los demás clientes o que un cesanteado o estudiante con delirios megalomaníacos una mañana visite una escuela elemental y asesine a 19 niños y dos adultos.

Vivimos en un mundo donde todo el aparato propagandístico está al servicio de la esquizofrenia imperial. Nos bombardean y nos atosigan esa distorsión de la realidad y nos hacen creer que es normal lo que a todas luces son síntomas de una enfermedad mental generalizada. En un país bajo un sistema colonial como el nuestro, donde el civismo y la lealtad nacional no se fomentan en aras de convertirnos en el otro, con toda probabilidad, esa distorsión de la realidad como manifestación del control imperial, está presente, en mayor o menor grado, en cada uno de nosotros.

¿Podría haber mejor prueba de la psicosis imperial que un Bush padre riendo a carcajadas por la efectividad de un ataque en que murieron niños o el Presidente Biden saludando un fantasma? ¿Podría haber mejor prueba de la esquizofrenia colonial que nuestros conciudadanos eufóricos corriendo con los ojos cerrados a los brazos del imperio en un abrazo colectivo de suicidio nacional?

Aún no estamos perdidos como nación si pudiéramos sinceramos con nosotros mismos, armamos de valor y reconocer que somos un pueblo colonizado y que las elecciones son meramente una ilusión de libertad y democracia que nos distorsiona la realidad colonial; aún no estamos perdidos si nos levantamos como pueblo y le creamos una verdadera crisis al poder imperial con la lucha en la calle.

Librémonos de la psicosis. El voto perpetua la colonia; busquemos la sanación.