A tumbar a LUMA y también la corrupción gubernamental

Agenda Caribeña
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

Para poder entender la naturaleza monopolística, criminal, irresponsable y

corrupta de LUMA, debemos escarbar un poco en la historia reciente de las

gobernaciones en Puerto Rico. Sin lugar a duda, siempre ha habido

corrupción en la administración pública. Las oligarquías económicas

dominantes, invariablemente, se valen del control del poder gubernamental y

del endeudamiento del país para incrementar su riqueza en detrimento de las

necesidades de la población en general. La crisis de la deuda, la imposición de

la Junta de Supervisión Fiscal y LUMA son el resultado de esos desmanes.

Sin embargo, LUMA es el caso más dramático de un esquema de corrupción

gubernamental de mayores proporciones; esquema que se inició bajo la

administración del gobernador por el PNP, Pedro Rosselló (1992 al 2000).

Recordemos los chanchullos que hubo con el tren urbano, cómo una y otra vez se

inflaron los costos de construcción, se manipuló la ley para incurrir en deudas no

autorizadas y en compromisos posteriores. Recordemos, también, los chanchullos

con la privatización de la Telefónica y los 40 funcionarios y contratistas acusados de

corrupción durante su gobierno.

Rosselló aumentó la deuda pública en $12,824 millones. Impulsó la privatización de

todo lo que tenía a su alcance: la telefónica, los servicios de salud y hasta las

cárceles. Todavía recordamos con indignación y coraje cómo dejaron desprovisto de

tratamiento a los pacientes al desviar los fondos asignados al Instituto del SIDA para

financiar la campaña electoral. Todavía resuenan en nuestros oídos las expresiones

del ex asesor del gobernador, Dr. Yamil Kourí Pérez, refiriéndose al desvío de fondos

y los enfermos de SIDA, “Se van a morir como quiera.”

Pedro Rosselló se hacía llamar el Mesías. En verdad fue un auténtico mesías,

nos vaticinó los obscuros días por venir; la quiebra de la Isla gracias al

endeudamiento que él y otros gobernadores depravados contrajeron

hipotecando las generaciones futuras de puertorriqueños.

Del 2000 al 2008 gobiernan dos administraciones del PPD, la de Sila María

Calderón y la de Aníbal Acevedo Vilá, gobiernos menos atrevidamente

corruptos que Pedro Rosselló, pero igual de responsables de la quiebra del

país. Durante la administración de Aníbal se tomaron prestados nada menos

que 15,959 millones de dólares.

En el 2009 ganó Luis Fortuño por el PNP. Sin pérdida de tiempo continuó con

el esquema de corrupción gubernamental de mayores proporciones iniciado

por Pedro Rosselló, pero esta vez, bajo el manto de la legalidad. Uno de sus

primeros proyectos, como sabemos, fue la legalización de las mal llamadas

Alianzas Público-Privadas con la aprobación de la Ley Núm. 29 del 8 de junio de

  1. De alianzas, nada. El erario público se transfería descaradamente a la

empresa privada.

El objetivo de esta ley, por más que quieran encubrirlo con supuestas buenas

intenciones, es crearle un paraíso a la empresa privada haciendo que el

gobierno de Puerto Rico, por un lado, transfiera el erario público, como

anteriormente mencionamos, a la empresa privada y, por otro, que absorba

todos los riesgos que ésta incurre en las contrataciones con el Estado.

Sabemos lo que pasó bajo la administración de Fortuño, su empeño de

privatizar toda propiedad pública para entregarla a amigos y familiares de la

empresa privada. Recordemos la corrupción en la Autoridad de Energía

Eléctrica y los contratos millonarios que se otorgaron en que el mismo

Fortuño estaba involucrado. Recordemos su compromiso de no despedir ni a

un solo empleado público y despidió a más de 30,000 trabajadores.

Fortuño endeudó a nuestro pueblo por la friolera de más de 17,828 millones

de dólares. Sin embargo, aunque el esquema de corrupción fue de mayor

magnitud en comparación con el de la administración de Pedro Rosselló, el

número de acusados bajo su administración, gracias a esa ley, disminuyó

drásticamente.

Desde entonces, la corrupción gubernamental vinculada a los depredadores

corporativos privados, ha estado amparada, de una manera u otra, por esta

ley de las Alianzas Público-Privadas. Pero con LUMA ese esquema mafioso de

corrupción ha sido más dramático. LUMA ha roto con todos los estándares de

lo que podría llamarse una buena administración pública: ineptitud,

incumplimiento, corrupción, desconocimiento, despilfarro de miles de

millones de dólares malgastados, robados, esquilmados, tirados por el

desagüe y el pueblo padeciendo penurias.

A pesar de que LUMA Energy no sólo drena impunemente los fondos del

Estado sino también nuestros bolsillos, es la empresa idónea para el

capitalismo depredador privado. Contrario a lo que muchos piensan o

esperan, no fue creada para servirle al pueblo. Todo lo contrario, fue creada

para generar ganancias y maximizarlas con la reducción de empleados a costa

de la UTIER, con la adulteración de gastos, con los aumentos arbitrarios en las

facturas de luz, con la manipulación de la distribución eléctrica por medio de

apagones planificados y, sobre todo, con sus riesgos y pérdidas corriendo por

cuenta del estado. ¡Qué mamey! Así cualquiera hace negocios.

LUMA Energy es una empresa meramente capitalista, razón por la cual el

principal oficial regulatorio, Mario Hurtado, rechazó traducir al español las

expresiones del presidente de la compañía, Wayne Stensby. Ellos no están allí para

agradarle al pueblo de Puerto Rico, y menos aún, para rendirle cuentas. Están allí

para generarle dividendos a los inversionistas privados, muchos de los cuales con

familiares y allegados son parte de la cúpula gubernamental y, por tanto, del

esquema de corrupción. Es a ellos a quienes los funcionarios de LUMA tienen que

rendirles cuentas, no al pueblo de Puerto Rico. Suena duro, verdad, pero eso es lo

que nunca sale a la superficie porque el problema no es LUMA; el problema real es la

corrupción gubernamental bajo el capitalismo depredador legalizado por la ley de

las Alianzas Público-Privadas.

El gobernador Pedro Pierluisi con sus recientes declaraciones teatrales sobre

LUMA, pretende desviar la atención de su complicidad en el esquema mafioso

de corrupción. No puede tratar de curarse en salud como si todos nosotros

fuéramos tontos. Fue abogado de la Junta de Control Fiscal, y los miembros de

la Junta fueron a la vez los arquitectos interesados, quienes por tras manos,

engañaron al pueblo y diseñaron a LUMA. Nos mintieron descaradamente

para descalificar a la Autoridad de Energía Eléctrica y arrinconar a la UTIER.

Nos mintieron para señalar y nombrar con la mayor desfachatez al director

ejecutivo de la Autoridad para las Alianzas Públicos-Privadas, Fermín Fontánez,

abogado corporativo, compinche de la pandilla de Pierluisi. Acciones

intencionadas para tener completa libertad de canalizar y apropiarse de los

fondos federales y de las facturaciones a los abonados de la AEE a través de la

creación, por arte de magia, de una compañía fatula bajo un contrato leonino

amañado. Fermín Fontánez es un tramposo que funge como árbitro. Todas sus

ejecutorias señalan que su verdadera función no es de arbitraje sino de

facilitador y encubridor del esquema de corrupción de los funcionarios

públicos con LUMA. (Los James Bonds del FBI se entretienen pescando

sardinitas, pero ante estos tiburones, se hacen de la vista gorda.).

El gobernador Pedro Pierluisi, “ex abogado” de la Junta y amigo personal de

Fermín Fontánez, es tan corrupto e irresponsable y enemigo de los

verdaderos intereses de nuestro pueblo, como fue Pedro Rosselló, Luis

Fortuño, Ricky Rosselló y Wanda Vázquez. Todos ellos son parásitos que se

alimentan de la miseria de nuestro pueblo. Los James Bonds del FBI se

entretienen pescando sardinitas, pero ante estos tiburones, se hacen de la

vista gorda.

Es importante señalar que las protestas contra LUMA son un pequeño

ejemplo de los tiempos que se avecinan. Tiempos que arrastrarán a un gran

sector de nuestro pueblo a la pobreza y desesperación y por consiguiente a su

radicalización como clase oprimida. Ante ese escenario, los individuos más

conscientes y politizados de nuestro pueblo no pueden caer en la trampa de

servir de pacificadores y por tanto aliados de la legalidad colonial. Al hacerlo

se convertirían en obstáculos al cambio y, por consiguiente, en afianzadores

del régimen. Si queremos una verdadera transformación política, debemos

avivar y dirigir el descontento, no sofocarlo.

Como conclusión hago una exhortación al liderato de las uniones en protesta,

líderes comunitarios y de organizaciones políticas. Me parece que el enfoque

que le dan a las manifestaciones, no es del todo correcto. Podría dar margen a

la confusión del pueblo. No es contra LUMA que se debería enfocar todo el

desafío. El desafío mayor debería centrarse en contra del capitalismo

depredador y del sistema colonial que impide que nuestro pueblo sea dueño

de su propio destino, la derogación de la ley Núm. 29 de las Alianzas Público-

Privadas, la corrupción gubernamental, la Junta de Supervisión Fiscal y, por

último, contra, este, su más reciente y malvado engendro, LUMA. Las

consignas, entre otras, deberían ser:

1–No más ley del pillaje. Demandamos la derogación de la ley Núm. 29 de las

Alianzas Público-Privadas.

2–Queremos una nueva forma de gobernanza. El sistema no sirve. No más

corrupción gubernamental, fuera Pierluisi, fuera Junta, fuera LUMA.

Sepa usted que cuando vota por cualquiera de los corruptos que pretenden o

gobiernan nuestro país, usted está convalidando el saqueo de los recursos del Estado y, por tanto, las ejecutorias de LUMA.

No más complicidad con la corrupción, no vote. Frente Anti Electoral (FAE). La

lucha está en la calle.