Nadie se imaginará a dónde. Lo cierto es que ya no soporta más tanto asedio. No todos tenemos la misma reacción ante el deseo de rodearnos de afectos y palabras de admiración. Ella no nació para todo eso, ese es su carácter único.
Ha decidido abandonarlo todo, su estatus social, sus comodidades materiales, en fin todo. Ahora, en absoluto silencio, practica los mantras aprendidos frente al televisor, mientras la humana bestia les habla a sus amigas acerca del gym, las maravillas de la meditación y su próximo viaje a la cima de yogalandia como le llama, la muy vulgar. Es más fuerte su deseo puro de ser libre y una con la consciencia colectiva del universo; lecciones que la otra jamás entenderá. Solo quedaba lograr esconderse de los que con todo y pancartas la buscarían por su nombre.