Nuestra ortografía de cada día

Creativo

“Estar de moda no está de moda”

Tommy Torres

 

Primeramente, ¿qué tediosa puede volverse la ortografía, cierto? Que si las reglas, que si la sintaxis, que si la concordancia. El uso de la be y la ve, la ese y la ce, y ni hablar de la zeta. Sin embargo es la ortografía, la buena ortografía, la que se convierte en vehículo de grandes obras. Imagine un Quijote o la mismísima Biblia repleta de errores ortográficos. Es una falta de respeto al mensaje que se pretende llevar pues la carencia ortográfica puede causar incomodidad y desentendimiento total.

Escribir bien es un privilegio, una delicia; incluso, crea en el lector esta noción de “placer visual” pues, al recurrir a las palabras adecuadas, se ve respeto y seriedad por parte del emisor. De la misma manera, dominamos la retórica, que es el arte del buen decir, de lograr un arte persuasivo, que deleite o que conmueva. Consideremos la retórica como este momento en el que estamos tratando de conquistar a una chica. ¿Acaso muchos de los hombres no nos valemos de diversas artimañas para impresionarlas? Aquí es cuando entran las palabras bonitas o quizás una que otra palabra de domingo, todo para crear el deleite y la persuasión mencionado anteriormente que parte de la retorica. ¿Verdad que se siente bien armarse de palabras correctas y bien dichas?

Entonces, sin querer tratar de ser criticón o puntilloso, me pregunto: ¿existe alguna causa, algún motivo, alguna razón o alguna circunstancia por la que se recurre a haaBlaRR aZzi? TnEr q uZar palAvRAS azZi está del coño. Así no se hace patria. Definitivamente, el placer visual que puede causar una buena ortografía desaparece al momento. Es brutal tratar de ejecutar alguna respuesta seria y lógica cuando el mensaje se recibe tan carente de ortografía y sentido. Los diferentes dialectos deben respetarse, pero la ortografía que estos involucran debe conservar ciertos estándares pues son los que la cimientan.

Finalmente, veámoslo de esta manera (una fatalista): ¿si el mundo acabara y solo quedaran vestigios de una ortografía defectuosa y firmada por una “PrINnseZita” que mata “pUekAz @ lo fUkin’ cAll of duTTY”, ¿qué los antropólogos y otros estudiosos llegarán a pensar del español? Por eso, debemos decir perrito, para referirnos al diminutivo de perro, y no “peRrituuhh”, que tan de moda está. Que conste, este es solo uno de innumerables barbarismos horribles de la ortografía de hoy día y más visto en las redes sociales.