Obama y el Sur

Caribe mas alla
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Latinoamérica siente --y parafraseo al historiador peruano Jorge Basadre-- un “resentimiento al revés” hacia los EE.UU. porque la región no ha sido prioridad en la política exterior de Washington desde hace más de una década. Exceptuando los casos colombiano y mexicano, por el problema del narcotráfico, la región, que antes sintió un intervencionismo crudo en la Guerra Fría y luego bajo el tutelaje económico fallido del Consenso de Washington, ahora se canta consternada por la supuesta indiferencia a que la primera potencia del mundo la tiene condenada.

Hago la aclaración, por supuesto, que la atención buscada hoy por la América Latina, y Suramérica en particular, del gobierno estadounidense es la de un reconocimiento a los avances políticos, económicos y sociales que han ocurrido en los países sudamericanos (en algunos casos bajo fórmulas locales o autóctonas), y la capacidad que se genera de esos avances para articular una agenda entre socios de igual nivel ante los retos hemisféricos y globales. La coordinación, pues, no debería redundar solo sobre temas de seguridad (narcotráfico y bases militares) y económicos (minería, energía y agua).

Las elecciones generales en Estados Unidos ofrecieron el pie forzado para llevar a las páginas de opinión de los diarios peruanos este debate. Tanto en la prensa conservadora como en la progresista, el tema abordó dos frentes. El primero, en los días previos a las elecciones, se trató el tema de la ideoneidad de la reelección de Obama. El diario El Comercio, por ejemplo, reivindicó sus raíces conservadoras al endosar a Mitt Romney, aduciendo su supuesta capacidad para manejar el problema fiscal que Obama no ha podido resolver, ignorando no solo el problema de los inmigrantes latinos y el “aprecio” que le tienen los republicanos y sus aliados, sino un punto neurálgico de la diplomacia peruana reciente: el diferendo del límite marítimo con Chile que el próximo mes de diciembre entra en su fase oral ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya. ¿Qué tiene que ver el diferendo marítimo con el Presidente estadounidense? El precedente que data del Tratado de Lima de 1929 sobre el nombramiento del presidente de los EE.UU. como árbitro en cualquier caso de diferendo limítrofe entre ambos países sudamericanos. Algunos observadores peruanos indican que en caso Chile no acate un fallo adverso de La Haya (que le restaría unos 27 mil km2 de alta mar), Obama sería más empático con la causa peruana que Romney, dada las posturas más conservadoras de éste, compartidas por el presidente chileno, Sebastián Piñera, un rico empresario y también dueño de la línea aérea LAN.

El segundo debate fue post eleccionario y la necesidad de los observadores de acá de tantear las posiblidades de un rapprochement a un nivel más alto entre Washington y el resto del continente. La República, de tendencia centro-izquierdista, publicó ayer una opinión del profesor de Harvard Steven Levitsky condenando al Partido Republicano a una muerte segura luego del resultado electoral. También sondeó las opiniones del Congresista de centro derecha, Vicente Zevallos y profesor Oscar Vidarte de la Universidad Católica, sobre algún giro de importancia en las relaciones con Estados Unidos. Mientras el congresista distinguía con acierto la postura pro inmigrante de Obama y la fuerte relación económica entre la región y Estados Unidos, el Prof. Vidarte recordó con atino que nada de Perú ni de Latinoamérica había sido discutido por ambos candidatos durante la campaña y, por ende, veía que la importancia de la región seguiría baja en la agenda estadounidense. El Comercio, con candidato derrotado, publicó el jueves 8 un editorial titulado “¿Lo mejor está por venir?” en la que cuestionó la esperanza que los estadounidenses depositaban en Obama ante la repercusión negativa de la bolsa de valores tan pronto se supo la noticia de su reelección.

La región seguirá esperando un trato más acorde con su creciente importancia. Los temas económicos vinculados a las materias primas y recursos estratégicos, y la guerra contra el narcotráfico, continuarán siendo la punta angular de las relaciones norte-sur hemisféricas, lo que quiere decir que será lo único que le seguirá importando a Washington de sus vecinos del sur. Los hechos están ahí para confirmarlos: un mes antes de las elecciones, Leon Panetta, el Secretario de Defensa, se reunió con Ollanta Humala en Palacio antes de asistir a la X Conferencia de Ministros de las Américas en Uruguay. Y el viernes pasado, el semanario más representativo del periodismo independiente y vertical del Perú, Hildebrandt en sus trece, del destacado periodista César Hildebrandt, sacaba un reportaje que cuestionaba el “nacionalismo” del gobierno de Ollanta por la presencia de oficiales estadounidenses monitoreando las actividades de 7 bases militares peruanas. Tal parece que es el mismo ingrediente imperial que sigue alimentando los viejos resentimientos de siempre.