Reflexiones de Pascua

Creativo

Acepté en mi corazón la incertidumbre pertinaz de la vida,

igual que acepto mi sombra cuando estoy de espaldas a la luz,

y le perdí el temor a la muerte.

 

Desde entonces celebro cada día como si fuera un resucitado,

como si fuera un sobreviviente de no-se-qué catástrofe.

 

Acepté mi voz como pequeña,

y el universo disolvió mis preocupaciones

con su despilfarro magnánimo de complejidad.

 

Entonces,

dejaron de parecerme largos ciertos minutos

y dejaron de parecerme cortas ciertas horas.

 

Dejó de parecerme impúdica

la vergüenza ajena y su gravitar fétido

por los resquicios del ultra-inconsciente hypermediático.

 

Así,

como bendecido por una visitación conciliadora,

comencé a reirme de la solemnidad incolora de los huevos hervidos,

de su mirada preocupada por el fondo del plato,

de sus proyecciones sobre la disposición de la sal, el aceite de oliva,                                                                                                                                         y la albahaca;

que si hoy le falta o mañana le sobra.

Por eso,

ahora permito que me conmuevan los pequeños milagros,

como las imágenes en el pan tostado

y los mandalas de mayonesa.

Ahora me dejo seducir por los pequeños misterios,

como el erótico estigmata que le provoca la miel y la canela al café,

o el café a la miel y la canela.

 

Jubiloso,

empuño palabras luminosas por su justo medio

el de la compasión ilustrada,

para atestiguar las diferencias entre el discurso y el texto.

Para desolar los nidos de conejos paganos

que defecan huevos multicolor.

Para martirizar a los chivos travestidos de cordero.

 

*Este poema obtuvo segundo lugar en la Noche Poética.

Para reprender a los idólatras del logocentrismo europeo,

que nos asola como plaga desde aquel éxodo ultramarino.

 

Ardoroso,

acepto el amor fulgurante del Dador de Vida

por entre la sombra de una palmera.

Así,

yaciendo en una playa gloriosa,

sonrío ante la revelación del Astro Mayor:

 

“El día de pascua es tan sublime como cualquier otro,

en tanto que lo consagremos a celebrar la vida.”