Extracto del Poema Tiempo de Ciudad (1986), del poemario Al filo de la Cuiudad (1986)
Cada día que sostengo
es una caravana de sueños
heridos por la gran ciudad y sus muertos.
Ángel Luis Torres
I
Autocorrer de tiempo urbano
para bogar en fresco smoke de noche intermitente,
mientras la ciudad florece en ojos luminosos
copulan miradas y suspiros de concreto.
Torres se vuelcan en eructos de piedra
para cantar.
El pavimento compone la fugaz canción
que la ciudad solloza.
II
Paso noctámbulo tiempo de transeúntes
sin rostro.
Letras silentes en fondos mugrientos,
pasquines que envejecen y puertas hambrientas,
se oscurecen mientras el telón se impone.
Todos duermen y todos vigilan.
III
Cortina de hierro sin hierro.
Cortina de puño y oídos sordos.
Cortina para cabezas que duelen
y olores que no saben y sabores que hieren;
acre, calle, silencio.
Cortina blanco y negro ilimitada.
Cortina telón para teatro, teatro que vivimos
y las escenas que nos golpean la vida
y el tiempo que nos barrunta el ansia
y la cortina cae como red
y la cortina que invisible vemos,
y más allá anhelamos.
IV
Sobre esta piedra edificamos un altar que gime
y oímos nunca.
Sobre esa piedra creció el cíclope, devora.
En mañanas que el diario dice:
CRONOS DEVORA SU HIJO
y devora una piedra y la piedra nos devora;
tiempo, noche, día... y la vena sin sangre
nos agobia, anémicas palabras...
y el fugaz alivio que nos pierde
y el eterno dolor que nos resiste...
y un saxofón suena en la noche,
lo buscamos...