(In)somnio 1

Creativo

... como si ya no fuese bastante deprimente

Saber que sólo somos

Un pálido excremento de la muerte

Oliverio Girondo

La soledad me invade. Esa Soledad es la usual; a su vez, siempre nueva. Ella deshoja la noche hasta la florecer la nada. Se apodera de mi cama en las madrugadas, en los días que duele la espalda de tanto sostener esperanzas. Tan solo escribir masajea el dolor de los errores, los abandonos, los miedos ajenos, los propios. La sangre comienza a coagularse y el hambre de piel se hace insoportable en el silencio. He bailado el vals del vértigo. He lamido el fondo de los abismos. Le he olido el trasero a demasiadas mentiras.

Mi venganza finalmente abre la ventana. Me tiraré de ella. Así escaparé desnuda por la trastienda del reino de la obviedad. Lo mismo, lo mismo, lo mismo, dicen los comunes. Sus sexos son minúsculos como el humo. Son fundamentalistas buceando sus mezquindades. Se nutren de su propio excremento. Votan en mayoría por la coprolalia de sus ideales. Mi deber es encerrarlos en sus sobacos cual bocas. Los anulo. Les vomito la sangre de mis olvidos, la bilis del pasado.

Ahora puedo huir. Soy libre y libidinosa. Escribo cada palabra desde el sentido que le corresponde. Me percibo al otro lado del papel. En cada párrafo acaricio los besos perdidos, los adverbios modificando el salitre. Los labios de la sangre que ansío succionar, narrar, soñar.

Mañana escupiré a la puta soledad. Patearé su reflejo. Pintaré mi piel de sonrisas irónicas en el espejo y de fluidos. Besaré la boca de todas las bocas, y mientras la libertad retoma el orgasmo final, iré apalabrando el silencio, conjugando cada verbo hacia la muerte. Quiero morir todas las muertes. También renacer una y otra vez. Continuaré mi diario y mi destino.

Amanece.

fragmento de la novela (In)Somnio