Hugo Chávez: ¿Caudillo, líder o estadísta?

Creativo

La imagen de Hugo Chávez es controversial.

 

Si es de la oposición fundamentalista venezolana o de los medios pronorteamericanos, se lo pinta como militarote, como antidemócrata, como dictador, como Hitler. Estos y otros apelativos peores los he oído de venezolanos incluso cultos. Si se es del masismo fundamentalista, se lo recrea con la viva imagen del Libertador Simón Bolívar a quien Chávez aludía en sus largos discursos. “Si me permiten hablar”, presentaré lo que considero una imagen que pretende ser objetiva.

La imagen pública de Hugo Chávez emerge a la vida política de Venezuela, cuando lidera un golpe militar de estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez  y cuando insta, por la televisión, a sus camaradas militares, todavía en armas, a que las depongan, pues el alzamiento había fracasado. Concluyó su discurso con una frase que hizo historia en Venezuela: “Por ahora”. Liberado, forma un partido con el cual vence en siete elecciones, apoyado por lo que el presidente Rafael Caldera denominó el “chiripaje”.[1]

¿Fue Chávez un caudillo o un líder político? Un caudillo es un gobernante arbitrario, no respeta las leyes, se apoya en una policía represiva y cruel. A su muerte deja viudas y huérfanos. ¿Respetó o no la Constitución Hugo Chávez? Pongamos dos ejemplos: no defenestró ni persiguió con artimañas leguleyas a los gobernantes opositores democráticamente elegidos, sino que su gobierno funcionó con ellos. Cuando perdió elecciones, no buscó ardides chicaneros para desconocerlas, sino que reconoció su fracaso electoral. ¿Utilizó el camino de la represión, la tortura y la eliminación de contrarios como sistema de gobierno? Es posible afirmar que es uno de los presidentes que casi no dejan viudas ni huérfanos, lo que no podría afirmarse de Carlos Andrés Pérez ni de G. Bush. Después de la huelga general no hubo encarcelamientos masivos, ensañamientos, ni menos fusilamientos.

El liderazgo de Chávez no se fundó en la improvisación. Durante los cuatro años de encarcelamiento estudió, obtuvo una maestría  y se apasionó por la historia. Formó luego un partido poderoso conquistando la base del pueblo venezolano con el uso y el abuso de la palabra. Pienso que esos diálogos con el pueblo fue un instrumento formidable de educación política. Durante el plebiscito revocatorio, el pueblo venezolano, de una y otra parte, dio el mayor ejemplo de lucha democrática en la historia de América Latina.

Se lo acusa de haber dividido la sociedad venezolana. Me parece que la mejor forma de dilucidar esto es comparando los discursos y los diálogos dominicales de Chávez, con los discursos de venezolanos opositores, apoyados por la prensa y la televisión opositoras.

En los discursos de Chávez se encuentra una gran mordacidad contra los discursos de la oposición, pero el contenido y el tono general era un llamado al diálogo y a la confraternidad. Utilizaba mucho las palabras de Simón Bolívar y también las de la Biblia. Se puede percibir firmeza, incluso rudeza, en sus palabras, pero odio no creo haber encontrado ni en el contenido ni en la forma de ellos.

Según mis observaciones, el odio surgió de los sectores  empresariales que estaban acostumbrados a no pagar impuestos al fisco venezolano.  Yo oí al presidente Lusinchi decir por la televisión: “En Venezuela sólo pagan impuestos ‘los pendejos’”. Con Chávez todo el mundo tuvo que pagarlos y eso significó millones de dólares que se escurrían de los bolsillos de empresarios o ricos venezolanos. Surgió el odio a ese mulato que les quitaba el dinero. Su instrumento fue también la palabra, pero no pública, sino la palabra subterránea, también poderosa, porque circula y se filtra en todos los lugares. La prensa y la televisión, mayoritariamente en poder de la oposición, fue el instrumento técnico que corroboró con esa maniobra, especialmente, la eficiente campaña de odio de Radio Caracas.

La imagen de Chávez tiene manchas normales de todo líder humano, algunas, a mi criterio, de extrema gravedad: Chávez no supo ganarse a la mayoría de la juventud universitaria, futuro de la nación, sino que se la puso en contra; la administración de la inmensa cantidad de dinero que ingresó a Venezuela por el petróleo fue inadecuadamente administrada, pues empobreció a la clase media y provocó una crisis alimentaria de grandes proporciones. ¿Otros defectos? Consulten con CNN, maestro en la información tendenciosa.

Por último, un aspecto fundamental para Latinoamérica. Cambió el  espectro político de gran parte de América Latina y de los países del Caribe: de servil a EE.UU. a independiente. De patio trasero a estados libres. Para las oligarquías latinoamericanas sostenidas por ejércitos corruptos y para los conservadores norteamericanos, un vuelco de esta magnitud era inimaginable. La revolución de Castro fue aislada por un cerco económico tenaz, inhumano, pero eficaz. Estados Unidos creyó, mediante el plan Cóndor, que, eliminando a miles de opositores izquierdistas o progresistas, América Latina estaba sojuzgada. Pero surgieron líderes de alta estatura como Lula, Kirchner y Chávez que representaban la nueva voz en Brasil, Argentina y Venezuela. La transformación no surgió de la alianza tradicional orientada al dominio o a la rapiña de los pueblos débiles.  Todo lo contrario, fue una lucha para convocar a los pueblos del sur a unirse en la nueva empresa: la liberación del dominio norteamericano y la promoción del nivel de vida de los sectores populares, largamente explotados. Con la convergencia de Ecuador, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Nicaragua, San Salvador y países del Caribe, el bloque se hizo poderoso. En este gran emprendimiento, Hugo Chávez jugó un papel protagónico, con tenacidad, con firmeza y con un constante llamamiento a la creación de la Patria Grande.


[1] Chiripa es un pequeño artrópodo pariente de la cucaracha y de origen antediluviano. Esta metáfora caló en el pueblo y Caldera ganó las elecciones.