A David Caleb Acevedo y Daniel Torres
“No es fácil desprenderse de la melancolía de los cuerpos.” Manuel Rivas
“Pero hace tanta soledad que las palabras se suicidan. “ Alejandra Pizarnik
I.
Siluetas:
chelo, oboe.
En el plato de vinil con aguja de cristal:
la danza de los colmillos en celo
devora la sangre de las madrugadas.
El film, no visto, los créditos,
dos sombras rozan una (bien)venida
sus besos cuelgan cual péndulos del eco
penetran las moléculas, faro, sirena,
cuerpo a cuerpo, la palabra en el verso
hasta el fluir de gaviotas, silencios, el beso,
amanece.
*****
II.
Cinemascope.
El lente anamórfico besa la piel de la bestia
un bandoneón gime ante la marejada
el eco de la sed se desparrama en el abismo
Allí, una voz en off susurra los minutos de la muerte,
mientras otros labios filman encuentros como carnadas,
aquellos que juegan al escondite con el deseo
y en la distancia el sexo late horizontes amanecidos…
Close up.
Se abren los sarcófagos
ante la presencia de cuerpos en llamarada.
Sus trapecios oscuros sonríen
y el sudor es casi palpable ante el espectador
gota a gota sanguinolenta, en cámara lenta,
convocatoria.
El bandoneón es eco y océano
marejada de sangre/salitre
hambre saciada de carne
la carne convertida en fluidos
zigzagueantes, fuego, azul,
hombre y mujer convulsan
frente a frente el clímax
hasta el grito final de las muertes revividas.
Todo, silencio.
*****
III.
Un story board:
hombre /mujer
--el enigma de la inexistencia--
tomados de la mano, las miradas fijas,
los calendarios del silencio o la muerte de los relojes.
A lo lejos, un cabalgar desenfrenado…
El reino de los cazadores, presas,
es laberinto profundo, eternidad sin paraíso,
el tic tac de las caricias en tiempo de trueno
la sangre, alma de ajenjo,
en vértigo de hambre, de la entrepierna y la boca.
¿Cómo retratar el tiempo de los sarcófagos?
Tras la puerta de la Luna
los cuerpos se van evaporando…
*****
IV.
Flashback.
Luna, sangre, espejo, luz:
irremediable melancolía de la locura.
Soundtrack:
el silencio y sus gemidos.
Como exploradores del abismo
la piel se suicida verso a verso
mientras nos vestimos de muerte
se coagula el hambre del hambre
como la sed de la sed.
En la noche de todos nosotros:
viajamos desde los pasados sin final
devoramos la carne de los comunes
nos reírmos de sus pequeñas grandes nadas
despertamos de tantos inicios sin empezar.
Somos deseo y penumbra
O, tal vez, esa espejismo que se desea…
*****
V.
Clímax.
Una detonación de péndulos y trapecios
o el confeti de tantas muertes como esperanzas.
De repente, los cuerpos se encuentran
y las miradas un-dos-tres-un-dos-tres.
Lamia, Vetala, Selene, Eros
cisnes blancos, negros, tritones,
invisibles susurrantes simultáneos
zigzaguean el horizonte bajo el surco de la piel
sus cuellos ante el delirio de un viaje sin retorno
Los labios, los de ella, succionan sueños
mientras él, abreva de su gruta de salitre rosado.
Bajo el rocío
convulsionan.
Ante los primeros rayos del sol,
se empalma aquella mirada de labios
Tras el canto del gallo
ensordecen sus siluetas
amanece
la palabra lucha la muerte
se escuchan los acordes del silencio…
*****
VI.
Post-production.
Digitalización de las almas.
Liberadas las esencias como latidos de la palabra,
la cinta corre, se edita,
los dedos acarician el celuloide
los verbos salivan ante la cornamenta de la noche
y dos cartografías corporizan la habitación.
A lo lejos, las doce campanadas.
La puerta de la Luna se abre
mientras, la ciudad danza sus trapecios
y sus héroes devoran fluidos tibios
libres libertos nigromantes, hematófagos
unos poetas, otros astronautas,
convocando a la justicia y a los exilios del hambre.
Alzamos el vuelo hacia la sangre del poema.
*****
VII.
Noche de estreno.
La cartelera iluminada.
La Luna enciende sus luces,
ha comenzado la función en la tierra.
Se caducan los sarcófagos ante los corazones vivos
gritando el final de los ninguneos en el callejón
esa depredación miope de los sueños, la amputación de las alas.
Una voz en off:
¡Apocalipsis redención orgasmo redimido!
La Luna se eclipsa sobre un pueblo reseco de amor
de repente, el grito de todos los silencios
bebió la sangre eterna.
La muerte previene, reviene, se viene
una flor germina de nuestra guarida seca
oscura zanja que fluye de palabras-delirios
y los colores del salitre en los labios de todos
sin maquillaje, sin vestuario, sin trucos de cámara
la noche es eterna de lenguas, manos, sexos
ha terminado la función en la tierra
la cartelera se va difuminando
todos duermen
mueren
Fin.
*editado del poemario Tras la Sombra de la Luna (Ed. Casa de los Poetas, 2011)