Guillermón Moncada, héroe cubano descendiente de esclavos

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altLa Habana- Notable general del Ejército Libertador, Guillermo Moncada, negro libre, luchó en aras de la independencia de su patria cubana y honró con su machete a miles de esclavos, maltratados y vejados por el régimen esclavista.

Fue al mismo tiempo héroe de la independencia de Cuba y de la lucha contra la esclavitud.

Combatiente de las tres guerras independentistas, Moncada (1841-1895) sobresalió de soldado mambí a mayor general del Ejército Libertador por su coraje y destreza en los combates, gran habilidad estratégica y dotes para dirigir a los combatientes.

Fue famoso por sus cargas al machete desde la Guerra de los 10 Años, y muy respetado en lo sucesivo por los veteranos y los jóvenes revolucionarios que se sumaban al proceso.

José Guillermo era nieto de la esclava Juana Alberta Moncada, nacida en Africa, de la etnia de los fulas, e hijo de la negra libre María Dominga Trinidad Moncada y de Narciso Veranes, negro liberto de quien no tuvieron el apellido sus cinco hijos (tres hembras y dos varones), solo inscriptos por la madre.

Aunque nació siendo libre, en Santiago de Cuba, el 25 de junio de 1841, sufrió, junto a la pobreza, la discriminación de su raza y la condición de "hijo natural" pues sus padres no estaban casados.

En ese entorno aprendió a leer y escribir con Francisco Fernández Rizo, que fuera también el maestro de Antonio Maceo Grajales, y el oficio de carpintero aserrador en un taller del español Manuel Perozo.

Al partir a la Revolución, con 27 años de edad, gozaba de fama en Santiago de Cuba; creció en el barrio de Los Hoyos, donde vivía la mayoría de los descendientes de africanos en la ciudad, y allí organizó la comparsa Los brujos de Limones.

Mi brazo negro y mi corazón de cubano tienen fe en la victoria, decía a menudo Guillermón, apodado así por su figura poco común: muy alto, de largos brazos y espaldas anchas.

Amigos suyos desde la juventud, fueron Felipe Regueiferos y Antonio, José y Miguel Maceo, cuatro de los hijos de Mariana Grajales, y también José Quintín Bandera, futuros integrantes del Ejército Libertador.

EL HEROE MONCADA

Moncada se identificó con los ideales de independencia y abolición de la esclavitud; a principios de noviembre de 1868 se incorporó a un grupo armado luego de burlar la vigilancia establecida en su ciudad al estallar la Revolución, el 10 de octubre de 1868.

Entre sus primeras tareas estuvo el entrenamiento de esclavos libertos en el empleo de machetes, en los combates.

Sin experiencia militar aunque diestro en el uso del machete como arma de defensa personal, sirvió a las órdenes de Donato Mármol, Máximo Gómez, Calixto García, Antonio Maceo, grandes jefes que reconocieron su valentía y éxitos.

Participó en numerosos combates y sostuvo enfrentamientos cuerpo a cuerpo con oficiales españoles, reconocidos esgrimistas a los que derrotó.

Lesionado en distintos momentos y partes de su cuerpo, sobrevivió a las graves heridas recibidas en los combates de Ti Arriba, Oriente, el 23 de octubre de 1870, y Naranjo-Mojacasabe, Camagüey, el 10 de febrero de 1874.

Respaldó la Protesta de Baraguá, encabezada por Antonio Maceo, en 1878, en rechazo al Pacto del Zanjón, que ponía fin a la guerra sin alcanzar los objetivos de independencia y la abolición de la esclavitud.

Moncada, alzado en armas otra vez, fue uno de los protagonistas principales de la llamada Guerra Chiquita (1879-1880) y tras capitular mediante un acuerdo, el jefe español traicionó el compromiso al enviarlo a prisión junto a numerosos combatientes.

A las prisiones españolas lo acompañaron su esposa y varios hijos; ella no resistió las penurias y murió a los cinco años, un año antes que el héroe fuera amnistiado en 1886.

Moncada llegó a ser un jefe decisivo en la preparación de la Guerra de Independencia de 1895, en el oriente del país.

Antes resultó necesario sacarlo de la prisión Reina Mercedes, de Santiago de Cuba, donde estuvo desde el 21 de noviembre de 1893 al primero de junio de 1894 porque España prefería a Guillermón encerrado.

José Martí, organizador de la misma, decidió extraer de los fondos del Partido Revolucionario Cubano, centavo a centavo colectados para la guerra, la alta suma de dos mil pesos que fijaron las autoridades coloniales para concederle la libertad condicional bajo fianza.

Guillermón recibió la misión de poner nuevamente sobre las armas a los cubanos y organizar las fuerzas hasta tanto se incorporaran Antonio Maceo y Máximo Gómez, los principales jefes militares veteranos del 68.

Cumplió su deber pese a estar gravemente enfermo, a causa de la tisis que contrajo confinado en un húmedo y oscuro calabozo del cuartel Reina Mercedes de Santiago de Cuba, el cual llevó su nombre a partir de 1909, a petición de compañeros de armas.

Antes de morir de tuberculosis, en Joturito, Alto Songo, el 5 de abril de 1895, traspasó el mando y presentó ante sus fuerzas al también mayor general Bartolomé Masó, otro veterano del 68, como jefe superior de Oriente.

"A la prisión entró Guillermo sano, y salió de ella delgado, caído, echando sangre en cuajos a cada tos", escribió Martí en su diario de campaña las palabras que escuchó de labios del hermano Narciso Moncada, comandante mambí, en territorio de Cuba Libre.

Mamá Dominga, también le contó Narciso, estuvo tres veces en la prisión del Morro santiaguero al negarse a convencer a sus hijos para que abandonaran la lucha, como le pedían.

Y ella les dijo: Mire General, si yo veo venir a mis hijos, por una vereda y lo veo venir a usted por el otro lado, les grito: Âíhuyan, mis hijos, que éste es el General españolâ��!

*Historiadora, periodista y colaboradora de Prensa Latina