Fin de una crisis en los EE.UU, oportunidad para Puerto Rico

Política

altLejos de pensar que lo peor pasó, creo que debemos de afirmar que lo mejor está por venir para Puerto Rico, la reapertura del gobierno federal en el día de hoy, matiza una serie de asuntos que es importante destacar. La presente crisis hay que contextualizarla en el año de su ocurrencia: 2013. No estamos en la crisis anterior que pasó hace 17 años. Nos encontramos en un momento distinto del desarrollo de Puerto Rico y su relación con los EE.UU. Es a este detalle al cual hay que prestarle atención.

Lo más importante de esta última crisis del gobierno de los EE.UU es, realmente hablando, es que la misma nunca pasó en Puerto Rico. Hablando con mucha claridad, el efecto del cierre parcial del gobierno federal en Puerto Rico tuvo un efecto mínimo para la economía y relaciones sociales del país. Esto permite pensar distinto y con mayor distancia la susodicha crisis y plantearnos de forma colectiva una apuesta de país distinta.

En primer lugar, la crisis responde a los conflictos de la clase dirigente de los EE.UU. EL Partido Demócrata vis a vis las distintas facciones del Partido Republicano el cual ha demostrado que en su fragmentación tiene más poder político que en su sentido monolítico-simple. No obstante lo interesante de esto, es el sentido de indiferencia que tanto los demócratas como republicanos de Puerto Rico demostraron ante esta crisis. Esa indiferencia es de sumo valor: se trataba de un problema entre americanos, fundamentalmente blancos, que como tal respondieron. Pero no se trataba de un problema de los puertorriqueños. Esa relación foránea, entre lo nacional y lo estadounidense, es de vital importancia para la reflexión post-conflicto.

Por otro lado, el sentido de “paz” en Puerto Rico, de que nada pasó, es sumamente importante. Lo que dejó clara esta crisis es que el país depende de forma muy limitada o específica de los fondos federales. Que el medicare, los fondos Wic, los fondos Plan 8, las becas Pell Grant, son provenientes de fondos federales, es un asunto de fácil reconocimiento. Lo que es interesante decir, luego de delimitar el alcance de los fondos federales, es el hecho de establecer que el gobierno de Puerto Rico y la economía del país depende muy poco o de forma limitada, de dichos fondos. El país continuó activo y su paralización, en 16 días, fue mínima.

Por otro lado, los 3.5 millones de boricuas que se quedaron a vivir en Puerto Rico demostraron que tienen un sentido de autosuficiencia muy importante. El cierre parcial del gobierno federal tuvo un efecto humano limitado en comparación, por ejemplo, de la Ley 7 en el 2009 y los despidos masivos. Para los boricuas que se han quedado, adelantar sus condiciones de vidas individuales y familiares es un proyecto mucho más profundo que sentarse a esperar por los federales. La gente ha tomado control de sus vidas.

Finalmente, el gobierno de Puerto Rico fue tímido en sus respuestas ante el cierre parcial federal. Hay que destacar que la Compañía de Turismo y el Municipio de Luquillo si vieron viable administrar, parcialmente, las facilidades del Bosque Humado Nacional del Yunque. Esto es bien significativo. Es la primera vez, desde el 1898, cuando los federales tomaron control de dicho bosque, que nosotros lo administrábamos. Por otro lado, el Municipio de San Juan, el más soberanista y patriótico de todos, perdió la oportunidad de tomar control de los parques nacionales del San Felipe del Morro y el San Cristóbal. La oportunidad e haber reabierto estos dos parques, nos hubiese permitido imaginar el país de otra forma.

En fin, que ya todo regresa a una nueva normalidad. No todo será igual. En el año 2013, hemos visto de forma colectiva y diferenciada como boricuas, los límites del gobierno federal. Ahora debemos de esperar y apreciar las consecuencias.